¿Villamarta baja el telón?
La crisis ha recortado las ayudas de Junta y Gobierno en más de un 50%, mientras el Ayuntamiento no cubre los gastos fijos de un teatro con más de 2 millones de déficit · El patrocinio privado ha caído en más de un 70% desde 2008 y la nueva temporada del coliseo está totalmente en el aire

El Teatro Villamarta, como en la tragedia shakesperiana, se juega su ser o no ser. Tres años consecutivos de pérdidas -con un déficit acumulado que supera ya los 2 millones de euros- y un recorte brutal en estos años de las subvenciones públicas y del apoyo del patrocinio privado han dado al traste con las perspectivas de futuro del que probablemente sea el proyecto cultural más importante de la provincia. Su innegable aportación como factor estratégico en la economía local hacen aún más importante el debate sobre su viabilidad, que en estos momentos pende de un hilo, según se puso de manifiesto en la última reunión del patronato de la Fundación Teatro Villamarta. Institución en la que están representados todos los grupos políticos y que ahora está llamada, valga el símil lírico, a dar el do de pecho para afrontar una grave crisis económica. Con la pasada edición del Festival de Jerez (que supone el 53% de la oferta general) todavía por pagar; con la programación de la próxima temporada 2011-2012 sin presentarse a estas alturas (algo que no había ocurrido hasta ahora); y sin haber convocado los cursos de la próxima edición del certamen de baile flamenco y danza española para iniciar las matriculaciones a partir de septiembre, el teatro cierra hoy sus puertas con la incertidumbre de no saber qué ocurrirá tras el parón estival ante este clima de inviabilidad a corto plazo.
El nuevo gobierno local del PP sólo ha avanzado que la programación será "austera", pero ni mucho menos ha aclarado qué proyecto quiere para el coliseo jerezano, ni cómo piensa afrontar unos gastos de mantenimiento que no tiene más remedio que asumir el propio espacio escénico, a diferencia de lo que ocurre con el resto de teatros públicos del país y de lo que sucede con la mayoría de empresas y fundaciones municipales que dependen directamente del Consistorio jerezano. Si la programación de Villamarta se autofinancia, no ocurre así con los gastos fijos de personal (27 empleados entre fijos y eventuales) y funcionamiento, que sólo arrojan pérdidas a medida que el Ayuntamiento disminuye su subvención anual y el resto de ayudas públicas o privadas siguen cayendo en picado. Es la gran diferencia con otros teatros andaluces y, en general, del resto de España. Mientras éstos sobreviven ajustando sus programaciones con la garantía de que los gastos fijos están cubiertos de un modo u otro, Villamarta ni siquiera tiene garantía para poder abrir sus puertas. Es decir, si se suprimiera la programación, el coliseo seguiría arrojando pérdidas.
Si hace tres años, en 2008 -fecha de aparición oficial de la crisis-, Villamarta tocó techo en lo que a ingresos externos se refiere, con una aportación de 960.000 euros de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y el Ministerio de Cultura, y 240.000 euros gracias al patrocinio de cinco empresas y el Consejo Regulador del jerez, el 'tijeretazo' desde entonces, y año tras año, ha sido abrumador. Según los datos recabados por Diario de Jerez, el Gobierno autonómico, que llegó a aportar 780.000 euros para el Festival y la temporada lírica, y el Gobierno central, que sufragaba gastos de estas dos propuestas 'estrella' del teatro por valor de 180.000 euros, han rebajado su aportación desde esa fecha en más de un 51%. Sólo la Junta ha recortado en más de un 61% su aportación desde 2009. El patrocinio privado, a su vez, ha descendido en un 70,4% y apenas roza ya los 71.000 euros que han aportado en esta temporada únicamente tres empresas.
El caso de la subvención municipal aún es más sangrante, ya que la inyección del Ayuntamiento a la fundación apenas cubre en estos momentos el 32% de un presupuesto que también ha decrecido -con los datos de la liquidación de 2010, la única aprobada a día de hoy- en más de un 20% en el último año. Los esfuerzos por ajustar los gastos a los ingresos con, por ejemplo, la reducción drástica de la programación o recortando gastos internos, producciones y actividades del Festival -muy sonada fue la supresión en esta edición del ciclo de la bodega de Los Apóstoles de González Byass- han sido estériles.
La inestabilidad presupuestaria derivada de las ayudas públicas y la falta de compromiso serio del Ayuntamiento a la hora de cubrir los gastos del Teatro no han hecho más que volver a incrementar el déficit en algo más de 220.000 euros en el pasado 2010. En el año anterior, ya se contabilizaron más de 660.000 euros en 'números rojos'. En 2010, el Ayuntamiento transfirió 1,39 millones de euros -casi idéntica cantidad que, por ejemplo, dispuso para Onda Jerez- para un presupuesto de poco más de 4 millones de euros. Hasta 2003, el Consistorio venía cubriendo en torno al 60% de los gastos de Villamarta, una cantidad que se ha ido recortando ejercicio tras ejercicio hasta rebajarla prácticamente a la mitad de lo que hace años aportaba.
Si teatros públicos como el Lliure de Barcelona han recurrido a la fórmula del contrato-programa (muy usada en la ópera) para clarificar a tres años vista los derechos y obligaciones de la institución y las administraciones, o el Maestranza de Sevilla busca apoyos privados para amortiguar la crisis -lo que es algo más sencillo en una capital-, Villamarta tiene ante sí el desafío de salir adelante en una de las coyunturas más complejas desde su reapertura en el año 97. Conviene recordar que hasta hace escasos cinco años, la aportación de otras administraciones apenas sobrepasaba los 50.000 euros y el peso del presupuesto recaía casi en exclusiva en las arcas municipales.
La imaginación y la voluntad política serán claves para superar los reveses presupuestarios. Si por ejemplo el Liceo barcelonés ha sido pionero en la cesión del espacio para eventos de toda índole (culturales, empresariales, sociales...), la experiencia de los últimos años en el coliseo jerezano ha sido la cesión del espacio, sí, pero de forma gratuita, lo que lógicamente no ha contribuido a mejorar los ingresos por esa vía. Otros teatros, grandes y pequeños, también recurren al club de amigos. O lo que es lo mismo, integrar a una serie de mecenas y colaboradores privados para contribuir al sostenimiento del centro escénico. El caso del Teatro Real es el más palmario, ya que tras entrar Iberia ya son hasta 83 las empresas patrocinadoras para la próxima temporada.
Obviamente, Villamarta no es el Real, pero esta podría ser también una fórmula, al margen de involucrar también a otras administraciones como la Diputación provincial (ausente del escenario desde hace años), si se logra concienciar a la empresa local de la rentabilidad social y económica que puede derivar de su presencia como partner de la institución jerezana. Las visitas guiadas al teatro previo pago de entrada, una programación flamenca hecha a medida para grupos turísticos, la revisión de los precios de las localidades... Son muchas las ideas que desde la fundación se han ido lanzando en los últimos años para garantizar la viabilidad de la institución. Habrá que ver si se avanza definitivamente en la adopción de algunas de estas medidas o se confirma la tragedia.
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