Pepe Mata se baja del pescante
Obituario
Fallece a los 81 años el mejor cochero del mundo, premio Caballo de Oro 1975
Era alto y delgado, por eso Petra Domecq de la Riva lo sacó de los pasillos de su fabulosa cuadra de caballos de Pura Raza Española, donde trabajaba de mozo, para subirlo en lo alto del asiento del cochero de sus fantásticos carruajes. En casa de esta veterana familia jerezana se formó el que se convertiría en el mejor cochero del mundo. Pero José Mata Aparicio (Jerez, 1931) se encumbró él solito en el extraño mundo del enganche. Su tesón, su impecable manera de trabajar y de presentar a los caballos y la intachable afición que heredó de su padre, también cochero, fueron allanando un camino por el que iban desfilando cada uno de los coches de caballos que guiaba, quizá los mejores de España.
En esta época, los años setenta, el enganche aún no era considerado un deporte federativo, por lo que la práctica de esta modalidad hípica se limitaba a exhibiciones y protocolo nupcial. La mecanización había arrinconado al enganche en el guadarnés de las fincas de toda Andalucía hasta que Pepe Mata lo desempolvó. Este jerezano hizo sonar los cascabeles de las guarniciones caleseras hasta que se oyeron en todos los rincones de España. Su destreza en el manejo de las riendas comenzaba a sorprender a entendidos y profanos, y lo demostraba en cada exhibición enganchando cada vez a más caballos juntos. "Llevas más riendas que El Mata" es una frase que rellena el diccionario hípico popular, pues nadie hasta que este cochero jerezano se dio a conocer se había atrevido a pasear por las calles con carruajes tirados por cinco y seis caballos. En una entrevista de archivo publicada por este periódico, su hija Ángeles Mata recordaba cómo su padre consiguió subir la cuesta del Espíritu Santo con un carruaje tirado por cinco caballos. "Los cascos de los caballos echaban chispas. El enganche y él eran un único elemento".
Pepe Mata ha llevado al altar a novias que durante un rato se han sentido protagonistas de un cuento fantástico, aunque el cortejo nupcial más sonado fue el de la Infanta Elena, que eligió una majestuosa carretela y al mejor cochero de España para despedirse de su soltería en Sevilla.
A las facetas de hijo de cocheros, cochero y padre de cocheros (su hija sigue al frente del área de enganches de la Real Escuela del Arte Ecuestre), hay que adjuntar la de profesor de cocheros. Gracias a los alumnos de Pepe Mata, el enganche se ha graduado como deporte en España. Su primer gran alumno ha sido Juan Robles Marchena, que llegó a la familia Mata cuando tenía catorce años y allí permaneció más de una década. "Todo lo que yo soy se lo debo a esta familia", recordaba ayer el cochero de Trebujena. Y Juan Robles no es poco: varias veces campeón de España, de Andalucía y Caballo de Oro.
Pepe Mata continuó su labor de conservación y divulgación del enganche cuando la familia Domecq de la Riva vendió toda su colección a la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre, institución en la que permaneció hasta que se jubiló a finales de los años noventa. Desde entonces ha vivido el enganche en la intimidad, rodeado de sus hijos y nietos, hasta que ayer soltó las riendas y se bajó del pescante definitivamente a los 81 años de edad. Los sufragios por su alma se celebran hoy, a las 9,30 horas, en el Tanatorio de Jerez. Descanse en paz.
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