"Se hizo una bola y acabé en un embolado"

El acusado de quedarse con los ahorros de cien familias reconoce ante el juez que falsificó pólizas . Dice que "jamás engañé a nadie aunque pude ser malo o negligente"

Carlos Bellido, sentado ayer en el banquillo de los acusados de la Sección Octava junto al coacusado, al que exculpó en su declaración.
Carlos Bellido, sentado ayer en el banquillo de los acusados de la Sección Octava junto al coacusado, al que exculpó en su declaración.
Manuel Moure Jerez

06 de marzo 2013 - 01:00

Carlos Bellido, el 'estafador del seguro', reconoció ayer abiertamente que llegó a falsificar pólizas en una loca huida hacia adelante con la que pretendía tapar deudas con ingresos de nuevos clientes. El hombre, que lleva ya cuatro años encarcelado, profirió en el transcurso de la primera jornada del juicio en su contra frases cuando menos curiosas como asegurar abiertamente en varias ocasiones que "nunca he engañado a nadie ni me he apropiado de nada". "He podido ser incompetente, malo, pero lo otro (engañar) nunca lo he hecho", dijo ante el tribunal que presidió la magistrada Lourdes Marín. El acusado llegó incluso a lamentar que la labor que llevara a cabo estuviera poco controlada "porque si lo hubiera estado no habría llegado tan lejos".

El acusado se presentó como víctima de su propia tragedia, de su propio descontrol. Todo comenzó, según dijo, por una deuda de 6.000 euros de un negocio anterior. La pagó cogiendo el dinero de una póliza. Fue entonces cuando para cubrir el hueco utilizó el dinero de otros clientes. Y así comenzó el problema que se agravó cuando empezó a realizar pólizas tanto verdaderas como falsas. Hubo pólizas falsas que se cobraron durante un tiempo. Mención aparte merecen los suculentos regalos en forma de electrodomésticos que usaba para animar contrataciones y renovaciones. El fiscal le preguntó que cómo era posible que de una deuda pequeña se llegara a un débito desproporcionado. A esto Bellido dijo que "por suerte se paró esto", como si quisiera decir que la bola de nieve podría haber seguido creciendo y creciendo más y más: "Empezó una bola y me vi en un 'embolao", señaló al tribunal.

La relación del presunto estafador con la compañía de seguros AXA fue igualmente tan curiosa como extraña. "Yo nunca me presenté como agente de AXA", comenzó diciendo, si bien a lo largo del interrogatorio al que le sometieron el fiscal y las acusaciones particulares reconoció que "la relación con la compañía nunca la perdí" y destacó que estuvo trabajando para ella, que cambió de empresa (una conocida compañía de reparación de lunas de automóviles) y después siguió colaborando con AXA durante un periodo de años "sin cobrar absolutamente nada". El asombro en la sala fue mayúsculo al escuchar al acusado aseverar dicho extremo. "Lo hacía como un favor", declaró. Él mantenía su cartera de clientes, la cual la aseguradora cuidaba especialmente de que ninguno de sus agentes tocara. Así lo expresó un directivo de la compañía en una reunión, dijo Bellido en su declaración.

Según refirió a la sala, su labor una vez fuera de la compañía consistía en "no perder el contacto con los clientes para que no se dieran de baja. Yo entonces les decía que trabajaba para otra empresa (la reparadora de lunas)". Los clientes llegaban incluso a comunicarle a él mismo partes de siniestros y él, a su vez, los gestionaba con AXA sin, según dijo, cobrar un euro por dicho trabajo. Resultó poco creíble que no tuviera una contraprestación, máxime cuando reconoció que Hacienda llegó a investigar unos ingresos en sus cuentas a cargo de la aseguradora, algo que achacó a un error. Según dijo a preguntas de la acusación particular, pudo llegar a firmar más de mil pólizas en su época de subagente de AXA.

Las partes pusieron especial empeño en conocer de dónde sacaba el acusado el material de trabajo. Y resultó sorpresivo que dijera que obtenía todo tipo de material de la propia aseguradora. Se lo enviaban a su despacho de la nueva empresa o iba a por él. Había desde trípticos, a folios con membrete, publicidades, carpetas y sellos para que pudiera seguir gestionando su cartera de clientes. Fue entonces, cuando en la vorágine en la que se iba metiendo poco a poco (captando clientes para pagar a su vez intereses a otros clientes), cuando se prodigaron más las pólizas falsas, que hacía "con una plantilla en el ordenador". Lo habitual hasta entonces era que remitiera los borradores de las pólizas (hojas de propuesta) a AXA, que le enviaba posteriormente las definitivas.

Básicamente, el acusado gestionaba su cartera -se mostró como un hombre celoso de la misma-, captaba clientes y los redirigía a AXA. Al trabajar para la reparadora de lunas no podía pertenecer a la red comercial de la aseguradora, por lo que sus comisiones se las embolsaban otros agentes. Todo ello, valga incidir, sin cobrar un euro al menos en 'blanco'. Poco creíble resultó.

Según relató, a todo ello se unieron problemas personales. Vivió un proceso de divorcio (por lo que contó parece ser que fue traumático) y emprendió otra relación de pocos meses con una súbdita dominicana. Comenzó a vivir en una vivienda con un elevado alquiler. Negó haber enviado dinero a la República Dominicana... Oído lo oído, los gastos se multiplicaban y cada vez era más complicado tapar los agujeros. "Los gastos no los podía soportar. Aquello era una losa constante", confesó. Fue a finales de 2008 cuando decidió que no vendería más pólizas vista la 'bola' que se iba formando. Pero claro, cuando le venía algún cliente solicitándole intereses volvía a contratar con su habilidad innata para, otra vez, tapar el boquete en falso.

Un hecho especialmente destacable es que cada vez que un cliente contrataba o renovaba una póliza recibía el referido cuantioso regalo, "que ponía el interés en un 20 o 25%", algo totalmente inasumible. "Si alguien tenía una póliza de 1.000 euros pagaba 900 (ya se quedaba un 10%) y acto seguido buscaba un regalo de 100 euros" Se trataba de electrodomésticos (a veces también ofertó productos de AXA) que compraban los inversores y él pagaba la factura. "No tenía tiempo para ir comprando regalos. Había quien renovaba cada seis meses y hasta me venían con la lista: Carlos, me debes una cafetera, una lavadora...", refirió. La presión, lógicamente, iba creciendo y creciendo sobre el acusado en forma de la referida "losa insoportable".

La declaración del 'estafador del seguro', como es conocido popularmente, no dejó indiferente a nadie. Especialmente fue así cuando reconoció que en AXA "a veces me quisieron dar una clave para ganar dinero y les dije que no estaba para hacer seguros", lo que chocó frontalmente con unas palabras pronunciadas minutos antes en las que reconoció haber falsificado pólizas.

En su defensa, Carlos Bellido volvió a hacer público su lamento de que actuara con absoluta independencia. "Si hubiera habido control yo no estaría en la cárcel, que ya no sé si llevo allí dentro cuatro años o cuatro y medio".

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