El valor del silencio

Las monjas dominicas buscan la mejor oferta "espiritual" a la venta de su convento en la ciudad, cerrado desde hace seis años Vecinos y estudiosos reivindican su interés histórico

El valor del silencio
El valor del silencio
Arantxa Cala Jerez

07 de julio 2013 - 01:00

Reina el silencio en el interior del Convento del Espíritu Santo. Ahora más que nunca, desde que sus inquilinas, la monjas dominicas, se marcharan "con mucho pesar" de la que había sido su casa desde hacía siete siglos. La edad de las religiosas y la falta de vocación forzó el cierre hace seis años, es decir, fue suprimido por la Sagrada Congregación. "Nunca fue nuestra idea irnos. Nuestra intención nunca es cerrar monasterios, ni dejar de reconocer toda nuestra historia de santidad, vocación y entrega", apunta la madre federal de las dominicas, Rafaela Catena. "Fue un sacrificio -asegura la hermana- abandonar Jerez, nuestra casa, nuestras raíces. Imagínese. Es una situación que remueve muchos sentimientos, cuando las monjas que aún viven la recuerdan". Una marcha como la que harán los franciscanos, en septiembre, tras 700 años en Jerez.

Y una vez vacía, la casa se pone en venta. Un puñado de millones de euros para 5.000 metros cuadrados, excepto la iglesia, que está fuera de la oferta. Pero la crisis, a modo de 'antiCristo', sobrevuela el convento y ha forzado la bajada del precio. Han sido muchos los novios que le han salido al monasterio, propuestas como hoteles, balnearios, seminarios..., pero ninguno llegó a cuajar ya sea por el dinero, la ubicación del monasterio, los obstáculos urbanísticos al ser un lugar protegido en cierto modo y encajonado en pleno casco histórico... "Pero lo que han venido, sobre todo, son muchos curiosos. Muchos corredores que querían ver qué había allí. Pero nada más", cuenta una fuente cercana a las monjas.

Porque el novio, para que conquiste, tiene que venir con buenas intenciones. "No queremos aquí una mala casa. Lo que se instale debe tener una perspectiva espiritual, es decir, si es un hotel (como el recientemente abierto en Cádiz, del siglo XVII), pues que conserve esos muros que guardan tanta historia, que han envuelto tanto silencio, mantener el edificio, su serenidad, su paz, que sea algo espiritual. Preservar ese ambiente de convento. Tampoco está mal fomentar el turismo, pero siempre con estas premisas. Nunca habrá un interés especulativo con la venta". El acuerdo supondría "un alivio para los monasterios de la orden más necesitados, o como la India o África, donde no podemos construir porque no hay dinero", cuenta Catana.

Sin embargo, el exceso de silencio provoca muchas palabras. Sobre todo, en torno al contenido del convento, las piezas que allí se conservaban y que en parte eran desconocidas para los historiadores, administraciones y vecinos a causa de la clausura. También son muchos los rumores que sobrevuelan la cuesta del Espíritu Santo sobre la manera en que se vació el convento de mobiliario. "Creemos que las monjas no debieron llevarse nunca nada de lo que había aquí. Ya que se puede decir que todo su patrimonio se construyó con las aportaciones de los ciudadanos", comentan los historiadores Manuel Romero Bejarano y Antonio de la Rosa. "Pensamos -añaden- que legalmente no había nada que se lo impidiera, pero éticamente no estuvo bien. Aquí se han ido acumulando obras de arte a lo largo de siete siglos, azulejos, rejas, retablos, alabastro del XV (uno de los tres que hay o había en Jerez junto al de Santiago y al del Asilo San José), cuadros..., pero nada se ha protegido legalmente. Porque esto no es nada, ni BIC, pero al tratarse de un convento de clausura tiene cierta protección".

El convento fue fundado en 1324 cuando las monjas Dueñas de Santo Domingo se asentaron en la ciudad. De los inicios del monasterio se sabe que en 1431 comenzó la edificación de una iglesia en el lugar donde se encuentra la actual con el patrocinio de Bartolomé Basurto. Ésta se encontraba en mal estado en 1564, año en el que se daría traza para la actual y comenzaría su edificación, trabajo que duraría hasta 1577.

Para Manuel Romero Bejarano, "este monasterio es el más antiguo de Jerez y el primero femenino que hubo en la ciudad. Se ubicó en un gran solar en uno de los márgenes de lo que había sido la medina musulmana, en una zona abrupta cercana al arroyo de Curtidores y que nunca fue muy apetecida por la población". Desde antiguo fue conocido por admitir como profesas sólo a doncellas de cierto rango social, de ahí que en otros tiempos fuera conocido como monasterio de las Dueñas, o lo que es lo mismo, de las señoras. "Dentro del panorama de los establecimientos religiosos del Jerez de antaño, el Espíritu Santo fue uno de los más prósperos, de ahí que no escatimaran gastos a la hora de encargar obras de arte y que cuando en 1575 se hundió la iglesia del convento, decidieran levantar una nueva. El templo, terminado dos años más tarde, es obra de Bartolomé Sánchez (uno de los tres maestros que intervino en la construcción del Cabildo Viejo) y es una verdadera joya de la arquitectura renacentista", añade Romero. El historiador lo describe como "pequeño, mínimo y labrado por completo en piedra. Se cubre por tres tramos de bóveda vaída decorada con unas extrañas nervaduras que nos indican que aún por estas fechas había nostálgicos del estilo gótico. A un lado, el coro donde hasta hace poco las monjas rezaban las horas canónicas separadas por una reja del resto de los fieles. Al otro el ábside rematado en un cuarto de esfera con forma de concha en el que se representa el momento de Pentecostés: en la clave aparece el Espíritu Santo en forma de paloma, y entre las distintas acanaladuras de la bóveda los doce Apóstoles y la Virgen. Un verdadero tesoro y una fiesta para los ojos".

Algunas fuentes cercanas hablan de expolio, por la forma en que fueron 'trasladadas' las cosas, otras de subastas por parte de las hermanas, incluso una fuente fiable apunta que el viernes 2 de marzo de 2012 vio dos camiones en la puerta del convento "llenos de material, incluido el púlpito". Esta misma fuente apunta que en referencia a este hecho, hay abierta una investigación por parte de la Policía Nacional por un supuesto robo en el interior del convento por parte de una inmobiliaria encargada de la venta de monumento. Un suceso del que los agentes aportan pocos datos, excepto que "está todo muy confuso y es que hubo un conflicto entre varias partes. Se sigue investigando".

Otras voces muy cercanas a las monjas destacan que "nunca hubo expolio por parte de las hermanas". "Repartimos lo que había por los distintos monasterios. Y por parte de la gente de fuera..., sí que ha habido algún chorizuelo de cables y cosas así, como en cualquier casa abandonada. Pero todo está controlado", subraya Rafaela, que insiste en que cerrar Jerez, "fue cerrar muchos años de historias, y eso duele todavía".

"Ellas lo que esperan es una buena oferta, algo que les convenza. Un proyecto interesante. Le aseguro que no hay nada especulativo detrás de todo esto. El único objetivo es ayudar a los demás", apunta una fuente cercana a la congregación. Así, hubo en su día interés por parte del Obispado para ubicar un seminario, pero no llegó a buen puerto. Aunque las hermanas aseguran que donaron el órgano a la Catedral, según dice también su deán, Antonio López. Por su parte, desde al Ayuntamiento apuntan que desean buscar una salida al inmueble, pero por ahora no hay más noticias. "Lo que está claro es que ninguna Administración ha ayudado a las monjas, no han apostado por el convento de ninguna manera. Y es una pena porque aquello es una maravilla". "Es triste -dice López- que aquello esté cerrado y que hayan entrado a robar, como ha pasado en otros espacios de la ciudad como en la iglesia de Santiago. Hay mucha indiferencia por parte de la Administración. No hay sensibilidad".

Vecinos e historiadores piden que el patrimonio que salió de aquí regrese, "que las monjas sean sensibles y lo devuelvan porque en cierto modo se ha mantenido con las aportaciones de los jerezanos", aunque sí es verdad que en los últimos tiempos la ayuda recibida era precaria. "No tenían casi para comer", apuntan residentes cercanos al convento como Juan Manuel Díaz y Manuel Flores, que recuerdan que aquí "lo fundamental es que se pase de la clausura a la apertura, porque todo esto forma parte de la historia de Jerez. Pero para ello debe haber una hoja de ruta en la que intervengan la Diócesis, la congregación y el Ayuntamiento para acercar posturas. Merece la pena que todo esto tenga un tratamiento". "Es una pena que esto esté así y que ninguna Administración haga nada por recuperarlo para el patrimonio de Jerez", concluyen.

Y mientras, el sol castiga la subida de la cuesta del Espíritu Santo. El levante no ayuda. El patio del convento es fresco, excepto al mediodía. La serenidad es testigo del paso del tiempo, de cómo el desgaste araña las piedras, indiferente a la historia y al futuro de aquel lugar oculto.

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