Sin antídoto para erradicar al picudo rojo
El biólogo Íñigo Sánchez comenta que no existe solución para el problema, "solo un producto que los para momentáneamente"
El escarabajo sigue acechando por Jerez. Desde que se iniciará la plaga hace tres años, el animal tiene en vilo a todas las palmeras jerezanas y sobre todo a sus cuidadores. El coordinador del Zoobotánico Javier Flores explica que "es un pequeño escarabajo que tiene un pico en la boca y rojo, de ahí proviene su nombre".
El biólogo Íñigo Sánchez da más detalles sobre el bicho: "Mide dos centímetro. Tiene una trompa, que es característica de la familia gorgojo. Sin embargo, los insectos de este tipo que se encuentran en España son de color pardo, poco llamativos y este tiene un aspecto anaranjado, algo muy vistoso, con manchas negras".
El origen de este animal en España se remonta a un cargamento procedente en Egipto en los años 80. Las primeras plagas se detectaron en Granada y desde ahí se expandió a la zona costera.
Según Íñigo Sánchez, hay una serie de productos que se están utilizando para controlarlo y que están dando buenos resultados. Esta plaga, que se reproduce a gran escala, es muy complicada de combatir porque hay que estar continuamente tratando a las palmeras. El biólogo explica el método a seguir: "Hay que echar un producto a la palmera que la impregna con veneno si el picudo pone huevos allí. Al comer las hojas, las larvas se envenenan y acaban muriéndose. Incluso, con la misma lluvia se lava el producto y con el aire. La efectividad del producto dura mes y medio, después de ese plazo hay que echarlo de nuevo".
Su producto se puede echar en la palmera de diferentes formas. La ducha es su manera de impregnar los árboles. Otra método es la endoterapia con una canola, una especie de tubo, donde quitas el tapón e inyecta el producto. El líquido, a través de los vasos conductores de la palmera, lo va llevando arriba hacia las hojas. Él piensa que no es el más eficaz para se produzca una distribución homogénea en todas las hojas de la planta, "se usa más bien como complementario". "Lo mejor es desde una grúa impregnar el producto en el cogollo mediante un spray mezclado con un aceite para que se pegue más a la hoja", afirmó.
Este tratamiento al ser el más costoso no se suele utilizar. Otro medio consiste en poner un pequeño tubo en la parte alta del árbol. Íñigo Sánchez explica el procedimiento a seguir: "Desde abajo con un aparato de presión introducen el producto hasta arriba, donde mediante un difusor que lo reparte por la corona de la palmera". La utilización de este sistema puede traer problemas, ya que con el fuerte viento puede desplazarse el tubo y el producto no queda impregnado en toda la palmera.
Sin duda alguna, su especie de palmera preferida es las canarias en vez de las datileras. Según el biólogo, son más proclives al ataque de este insecto por ser las más bonitas, con un crecimiento más lento y "muy dulces". Uno de los motivos por el masivo ataque es que al proceder de una isla sin bichos que las ataquen, no tienen preparada sus defensas. Las macho por la floración que desprenden son las más asaltadas. Tal ha sido su ensanchamiento, que ha acabado matando a casi la mitad de las palmeras canarias, "las otras han sobrevivido gracias a nuestro tratamiento".
Actualmente y según Íñigo Sánchez, el picudo rojo ha puesto sus miras a las datileras que ya están recibiendo la medicación. Especialmente las que se encuentran en la avenida Álvaro de Domecq. El tratamiento que utilizan en el Zoo cuesta alrededor de 250 euros, del cual necesitan alrededor de cinco litros para sus palmeras. Además de ese producto mezclado con agua, se necesita un aceite que consigue una máxima permanencia del efecto en el cocotero. Íñigo Sánchez comentó que los resultados hasta ahora han sido "satisfactorios porque solo hemos perdido dos palmeras por el ataque de este insecto".
El caso del Ayuntamiento es diferente debido a su situación precaria, "es muy difícil que pudiera costear el tratamiento a todas las palmeras de la ciudad". Si el Ayuntamiento decidiese costearlo, el problema radicaría en si se pueden tratar o no las que se encuentran dentro de jardines privados. ¿Cómo puede controlar eso la Alcaldía?
En teoría, las personas que posean cocoteros en su vivienda deben hacerse cargo de los costes del procedimiento. El precio elevado del método puede ser uno de los principales motivos por el que no compren el producto. Íñigo Sánchez añade que los propietarios prefieren la muerte de las datileras antes que estar tratándolas constantemente: "Luego ni siquiera la cortan, y eso consigue que la plaga se vaya expandiendo cada vez más".
Por último y al igual que para muchos expertos, piensa que la erradicación de esta plaga es imposible hasta que no creen un producto que la finalice. Incluso una manera de terminar con el picudo es encontrar otro insecto que lo mate pero que no acabe afectando a la palmera, desgraciadamente algo imposible.
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