El marqués de Tamarón apela a la calidad en su Cátedra del Vino
Santiago Mora-Figueroa reúne en San Ginés al mundillo bodeguero para desgranar sus vivencias y añoranzas de Jerez y el jerez
![Santiago Mora-Figueroa dialoga ayer con Beltrán Domecq Williams, poco antes de su intervención.](https://static.grupojoly.com/clip/3766d917-b94e-464f-a132-6b485ac2412e_source-aspect-ratio_1600w_0.jpg)
Santiago Mora-Figueroa y Williams, marqués de Tamarón (Jerez, 1941), deleitó ayer noche a un concurrido auditorio en la bodega de San Ginés de la Jara impartiendo una Cátedra del Vino que llevó por título "Recuerdos de Jerez y del jerez a mediados del siglo pasado".
Las razones son bien sencillas: Primero, porque el marqués es jerezano y, en la lejanía, le persigue aún la nostalgia por su 'patria chica'. Sus recuerdos se amontonan: Su casa de San José, con su limonero lunario, la palmera washingtonia, su primera lectura a los 8 años en ese refugio de tranquilidad en el centro... hasta los tristes días de su 'destierro' a Madrid, "expulsado del Edén sin saber siquiera cuál fue mi pecado original". El "pan amargo del destierro", según Shakespeare. O los olores que nunca encontró: "En Jerez todo olía: los jazmines, los nardos, el brasero y el perpetuo olor a vino de sus bodegas". Beltrán Domecq González le inició en el vino, "que desde entonces no he dejado de paladear".
Además, Santiago Mora-Figueroa fue director del Instituto Cervantes, y esa entrega a la defensa de nuestro idioma le hacen añorar en la distancia la palabra, la jerga, una elegía por el habla perdida, el vocabulario específico de Jerez y el jerez descritos con finura gracia.
Y no se olvide, en fin, su faceta de acreditado diplomático y, por tanto, de su acérrima defensa del jerez. Calidad ante todo, nos avisa: "En el mundo del vino, la imagen de calidad es producto de la suma de tres valores: el instinto conservador, la capacidad de innovación y la buena reputación". "No hay otra forma de competir en los actuales mercados", nos dice. Es cierto que se exportó vino de baja calidad a finales del XIX, pero aquello se superó. Y Carl Williams tuvo la iniciativa de introducir el sherry en las fiestas de Londres: Una moda para los jóvenes elegantes, no sólo para las abuelitas inglesas. Parábola evangélica (al revés): "Colocar el vino viejo en odres nuevos, porque "el vino que alegra el corazón del hombre es, por excelencia, el jerez".
También te puede interesar
Contenido ofrecido por Hospital Recoletas Salud López Cano
Entrevista al Doctor Pedro Caro, Director de Oftalmología del Hospital Recoletas Salud López Cano