Tres empresas que son algo más que amigas
El 82% de la facturación de la matriz Carbures procede del 'clúster' que ha puesto en jaque sus cuentas.
Otro de los aspectos que Carbures tiene aún que aclarar es su vinculación con las tres sociedades que ha provocado el cuestionamiento de sus cuentas. El detonante ha sido una discrepancia entre auditor y auditado por si las firmas Ansal Procons, New Life y Sinatec deben o no incluirse dentro del grupo empresarial, con la correspondiente repercusión en su volumen de negocio. La diferencia es clara: sin ellas, 2013 arrojaría beneficios; con ellas, en cambio, el ejercicio tendría números rojos.
El día que se produjo la suspensión de la cotización, la firma se apresuró a señalar que éstas forman parte de su llamado "clúster tecnológico" y mantiene con ellas "alianzas estratégicas" al participar " en la cadena de valor de los mismos productos y servicios". Sin embargo, días después se ha corroborado que esa relación vendida como una colaboración de desarrollo conjunto es más íntima de lo declarado.
Para empezar, el ahora presidente de la compañía, Rafael Contreras, tuvo que reconocer que él las constituyó a través de una sociedad de capital riesgo, de la que asegura que ya está desvinculado. Además, hay directivos y personal de Carbures que tienen responsabilidades en esta sociedades y la propia compañía aún tiene acciones de una de ellas. Y a todo esto se le ha unido que ha tenido que explicar mediante un hecho relevante remitido al MAB que el 82% de la facturación en 2013 de su matriz, Carbures Europe (de la que dependen las plantas de Jerez, El Puerto y El Burgo de Osma), se hizo con las tres sociedades. De este modo, de los 12,2 millones de su cifra de negocio del pasado año, solo 2,1 millones quedaron fuera de esta vinculación con su clúster.
El principal 'cliente' de Carbures es Ansal Procons al tener una facturación de 5,4 millones de euros el pasado año. Esta firma, domiciliada en El Puerto -en el mismo lugar que otras oficinas del grupo- y con un objeto social tan genérico como "otras actividades de apoyo a las empresas", tiene como administrador único al edil del PP portuense José Amorós. Esta fue la empresa que construyó la planta de Jerez. Pero la vinculación no ha quedado ahí, ya que actualmente comercializa productos domésticos de fibra de carbono elaborados por Carbures como joyas, fundas para el Ipad o las conocidas espinilleras de la selección, aunque asegure que en este año no se han producido ventas.
Según las cuentas publicadas de 2013 y que ahora están siendo corregidas, el grupo alcanzó una cifra de negocio de 25,3 millones de euros, de la que un 48% aproximadamente corresponde a su matriz. Esta, de facturar 4,9 millones en 2012, pasaba a 12,2 millones por la incorporación de una nueva actividad que es la "transferencia de tecnología", aunque en las cuentas apenas se dan más detalles al respecto. En relación a la producción actual, ya que la firma no da información al respecto, lo único conocido es el acuerdo con Alestis para fabricar piezas para el gigante aeronáutico Airbus y la ya culminada colaboración con Acciona para unos diques flotantes en Canarias.
Sin embargo, el salto cuantitativo de la compañía no se ha producido por un incremento exponencial de la facturación en las plantas que tiene en la provincia sino por su ambicioso plan expansionista, que propició que su facturación consolidada alcanzara los 25,3 millones. La incorporación de la sevillana MDU (con una facturación declarada de más 13,8 millones el año pasado), Mapro (que aportará a Carbures este año un volumen que superará los 27,1 millones) y la toledana Composystem (9 millones) han propiciado este ascenso meteórico.
En cambio estas cifras contrastan con el escaso negocio de las filiales surgidas de la propia Carbures. La de Estados Unidos facturó 3,3 millones, pero se da la circunstancia de que más de un tercio fue, precisamente, con dos de las compañías del cuestionado clúster. Mientras, la de Asia, la responsable del mayor contrato hasta ahora suscrito por la compañía, tuvo un resultado de explotación negativo (unos 9.000 euros) y una inexistente facturación.
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