"He entregado toda mi vida a la Iglesia"
Este religioso, natural de Lebrija, cumple mañana sus bodas de oro sacerdotales y tras más de 30 años como responsable de la parroquia de Fátima, todos sus vecinos se han volcado en las celebraciones

La feligresía de la parroquia de Fátima se encuentra inmersa en los preparativos de la celebración de las bodas de oro sacerdotales de su párroco Don Buenaventura Sánchez Falcón. La cita, organizada por todas las asociaciones parroquiales y la asociación de vecinos de La Constancia, está prevista para mañana 19 de junio, día en el que este querido párroco celebrará sus 50 años de sacerdote.
-¿Cómo está viviendo la entrega con la que los vecinos y los amigos están preparando sus bodas de oro sacerdotales?
-Pues la verdad que me han ido informando a cuenta gotas, porque querían que todo fuera una sorpresa. Ya me han contado que celebraremos una eucaristíay que tras la misa se rotulará una calle que llevará mi nombre. Por último, se ha organizado un almuerzo en la Tonelería.
-¿Qué balance hace tras 50 años como sacerdote?
-He vivido muchas cosas, tanto buenas como malas, pero siempre he intentado estar al pie del cañón procurando hacer lo mejor posible mi trabajo y corrigiendo mis errores.
-Usted contaba que cuando entró con 12 años en el seminario lloraba porque quería volver a su casa, y ahora han pasado 50 años.
-¡Quién me lo iba a decir! Con lo que yo suplicaba para que llamaran a mi padre para que viniera a por mí... finalmente entiendes el significado de este tipo de vida; el recogimiento, la entrega a los demás, etc. Con 75 años recién cumplidos puedo decir que he entregado toda mi vida a la Iglesia.
-Ahora los jóvenes ni se plantean esta opción.
-Cuando yo estudiaba en el seminario éramos 64 estudiantes, ahora no hay ni uno por año. Han cambiado mucho las cosas. Se ha perdido el espíritu cristiano, los jóvenes sólo quieren divertirse, no serían capaces de asimilar el compromiso y el recogimiento que supone este estilo de vida. Yo pongo mi esperanza en los 'scout', que son uno de los grupos que se esfuerzan por formar a los más jóvenes y guiarlos espiritualmente.
-¿Sigue manteniendo el contacto con este movimiento?
-Cada vez menos porque la edad no perdona y ya me canso mucho más. Aunque tengo mucha fe en este grupo porque todo el que pasa por allí se lleva algo de nosotros y es con lo que me quedo.
-¿Cómo fueron sus comienzos en la barriada de La Constancia?
-Empecé en el año 79 como párroco, aunque años antes, en el 64, estuve de coadjutor en un local que se le conocía como 'El Santo Garaje', por las malas condiciones que tenía, era un almacén de enseres de obra, se compró la virgen y se habilitó la capilla. Años más tarde se construyó la actual parroquia de Fátima. Aquí me siento como en casa porque he casado, he bautizado y he dado la comunión a muchos vecinos de la barriada.
-¿Ha pasado por muchas parroquias?
-He estado en San Pedro, en Santa Ana, donde trabajé con el movimiento junior, y en San Mateo, hasta que hace 31 años me vine a Fátima de coadjutor con el que llamaban 'padre Penalti' porque era muy aficionado al fútbol.
-Hace unos años se apartó usted de la parroquia por motivos personales.
-Murió mi hermana, con la que vivía desde hace años, y fue un golpe muy duro que no supe encajar. Decidí ingresar en un geriátrico unos meses para recuperarme y fue muy difícil adaptarme. Como en casa no se está en ningún sitio. Es muy triste vivir sólo. Actualmente convivo con mi jilguero, que me hace mucha compañía.
-¿Se ha notado la crisis en el aumento de fieles?
-Claro que sí. Antes no había apenas necesidades, ahora casi todos los días vienen matrimonios jóvenes que no tienen ni para comer. Éste está siendo el problema de las parroquias; racionalizar las ayudas.
-¿Cree que se valora la labor que están realizando las pequeñas parroquias para ayudar a las familias afectadas por la crisis?
-Creo que hay algunos que sólo se dedican a criticar a la Iglesia, aunque en eso no me quiero meter. Yo sólo intento ofrecer mi ayuda a los más necesitados y la verdad que se debería apreciar más el trabajo y el esfuerzo en estos malos tiempos que se están viviendo.
-¿Cómo cree que será su vida cuando se retire?
-Creo que me instalaré en la casa sacerdotal que se ha inaugurado hace un mes frente al Zoológico. Aún no está ocupada, pero ya ha sido bendecida. Allí se irán los sacerdotes que estén solos y que ya hayan cesado su actividad en las parroquias.
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