Un debate sobre la edad adecuada para acercarse a ciertos autores
Francisco Antonio García Romero, Pablo Gutiérrez y José López analizan la lectura en el aula
El doctor en filología clásica, Francisco Antonio García Romero, el novelista y escritor Pablo Gutiérrez y el doctor en filología hispánica José López Romero debatieron ayer sobre la presencia de los clásicos en el aula.
José López defendió en su intervención que “el problema de la lectura no es un problema de clásicos, sino de sistema educativo, un sistema educativo que tiene una programación en ciertas asignaturas totalmente obsoleta e inútil, que no le atrae absolutamente nada al alumno, y eso le produce que no disfrute nada de ciertas lecturas”. En su opinión, “los clásicos no son una lectura indicada para unas ciertas edades y ya decía la escritora Rosa Montero que los clásicos no son un punto de partida, sino un punto de llegada”. Por este motivo, considera que “es mejor comenzar con lecturas más acordes con la edad del alumno, sus vivencias y experiencias antes que llegar a los clásicos y hacer lectores por imperativo legal”.
Pablo Gutiérrez incidió especialmente en la necesidad de que la lectura sea obligatoria en el aula como parte del currículum. “Hay quien piensa -dijo- que la lectura es una fuente de placer, pero no sólo es eso, sino que también es una fuente de conocimiento y enriquecimiento y, por lo tanto, igual que se enseñan las tablas de multiplicar o cualquier otra disciplina que requiera un esfuerzo para su aprendizaje, la lectura también debe ser obligatoria”.
Sí reconoció que “otra cosa es la manera que tengamos de acercar los chavales a la lectura también como una fuente de placer y en cualquier caso, los clásicos no pueden ofrecerse a los alumnos de un instituto tal y como fueron creados, sino que es necesaria la adaptación del clásico al nivel de competencia del alumno, es decir, los clásicos tienen la suerte de que contienen una gran cantidad de referentes culturales y los profesores lo que tenemos que hacer es que esos referentes sean inteligibles para el alumno, es decir, adaptar los clásicos para que los alumnos puedan disfrutarlos”.
García Romero defendió la lectura de los clásicos greco-latinos “en la medida en que benefician la apertura de mente y el conocimiento de otra cultura y otras realidades”. También recordó que “la literatura se basa en los clásicos, la literatura moderna se basa en la antigüedad clásica, fundamentalmente greco-latina y aunque la cultura moderna va muy en contra de todo esto y lo que pregona es la rapidez, el uso, el servir para algo, los clásicos lo que nos aportan es la tranquilidad, el valor que sirve para siempre, no de usar y tirar, y la serenidad”.
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