Ciudadanos ejemplares (I)

La ciudad de la historia por Eugenio J. Vega Geán y Fco. Antonio García Romero

Francisco Sánchez Martínez

16 de octubre 2012 - 05:02

No es posible escribir sobre el ferrocarril de Jerez a Almargen, sin dedicar unas líneas a dos insignes ciudadanos, Amalio Saiz de Bustamante y Antonio Gallegos Sánchez, que destacaron sobremanera, entre todos aquellos que consagraron gran parte de sus vidas y esfuerzos a hacer una realidad el ferrocarril de la Sierra.

Amalio Saiz de Bustamante García nació el 19-12-1864 en Santillana (Santander), casado con una jerezana a finales del siglo XIX, falleció en Jerez, el 8 de junio de 1936, en la calle Niceto Alcalá Zamora nº 12 (Consistorio). En el Ayuntamiento presidido por el alcalde Julio González Hontoria, ostentó el cargo de regidor (concejal), afecto a la Comisión de Asuntos Jurídicos como vocal, y unos meses más tarde (marzo de 1907) con el alcalde Velarde Beigbeder, formó parte de la Comisión de Cárcel y Gobierno interior. Desde los distintos cargos que ocupó, tanto en el Ateneo como en la Cámara de Comercio, defendió y apoyó el proyecto del ferrocarril, destacando por sus trabajos y artículos relacionados con el tren, es autor del libro Memoria J.V.S. (1901-1927), y cuando se constituyó la Sociedad de Estudios del ferrocarril de Jerez a Villamartin y Setenil, fue elegido secretario de la misma, también su actuación estuvo muy ligada a la construcción del pantano de Guadalcacín.

En su libro se mostró muy crítico con el proyecto del Gobierno de hacer terminar el ferrocarril de la Sierra, en una estación de empalme situada en el kilómetro 103 de la línea de Sevilla a Cádiz, y dice al respecto: “el ferrocarril de Jerez a Almargen, no nace ni muere en Jerez, nuestra estación (¿nuestra?) está allá en medio de los campos solitarios de las dehesas de Angulo y el hipódromo, a 6 kilómetros de la ciudad”; denominándola como el “san jerónimo jerezano”, posiblemente en alusión a la estación de San Jerónimo en Sevilla.

Amalio defendía el anteproyecto del ingeniero Castellón Ortega, de unificar en una nueva estación las líneas férreas que afluían a Jerez, y que había sido entregado por el Ayuntamiento en julio de 1927 al Ministro de Fomento. Así, cuando la Dirección General de Ferrocarriles por R.O. de 16-1-1928 determina que los servicios de estación y empalme se establecerían en la estación de Jerez, según el anteproyecto de Castellón, Amalio Saiz de Bustamante publica en el Diario de Jerez de 25-1-1928, un artículo en el que al final del mismo, dice: “Jerez ha ganado su batalla una vez más, sin sufrir las fatigas y sinsabores de la lucha. No habrá san jerónimo en Caulina”.

En octubre de 1931, el Ateneo Jerezano, del que eran presidentes honorarios Amalio Saiz y Antonio Gallegos, se sumó a la campaña que dirigida por el primero había emprendido el diario local Democracia a favor del ferrocarril de Jerez a Almargen. Al mismo tiempo, el Ateneo estudia rendirle un homenaje a Saiz de Bustamante, al que se adhiere la prensa local, la Cámara de Comercio y la Cámara Oficial de la Propiedad Urbana, homenaje que asume la Corporación municipal. En diciembre de 1931, el interesado envió una carta de agradecimiento, pero rechazando el homenaje, ya que no se consideraba merecedor del mismo. En vista de ello, cuando el Ayuntamiento aprueba reconocer públicamente las virtudes ciudadanas de Saiz, también le ruega que haga un nuevo sacrificio y acepte el citado homenaje.

En marcha el homenaje y de conformidad con la ponencia, el Cabildo jerezano en sesión celebrada el 23 de enero de 1932 tomó el acuerdo de denominar a la calle Diego Fernández de Herrera y a su proyectada prolongación hasta la nueva estación de ferrocarril, con el nombre de Amalio Saiz de Bustamante, y emitir una cartilla educadora para que los niños de las escuelas jerezanas aprendan a conocer los ideales de la ciudad y se eduquen en las virtudes de sus conciudadanos ejemplares. Se nombró también una Comisión para hacer efectivo el homenaje presidida por el teniente de alcalde Vicente Zuasti del Pino, creándose el Premio ‘Amalio Saiz de Bustamante’, con una suma anual de 4.000 pesetas, para cursar estudios superiores en centros oficiales, pudiendo participar los alumnos sin recursos, vecinos de Jerez, que hubiesen cursados todos sus estudios en centros oficiales de la localidad.

El Cabildo celebrado el 16 de julio de 1932 aprueba a propuesta de la Comisión, que la placa que dé a la calle Diego Fernández de Herrera el nombre de Amalio Saiz de Bustamante deberá ser de mármol blanco con un medallón de bronce con el busto del homenajeado. Del medallón se harían seis reproducciones en escayola, entregándose una al interesado y las otras a las personas que con él colaboraron para hacer una realidad el pantano de Guadalcacín y el ferrocarril a Almargen, y editar 300 libros de unas 350 páginas, que recoja los principales trabajos de Saiz de Bustamante.

El 12 de octubre del citado año se le dio a Amalio Saiz de Bustamante el merecido homenaje consistente en el solemne descubrimiento de una placa colocada en el edificio en construcción de la nueva estación de viajeros. La explanada de la estación estaba completamente llena de jerezanos, en primer lugar figuraban representaciones de alumnos de todas las escuelas nacionales, con los respectivos directores de cada centro, también se hallaban los niños del Hospicio Provincial. En una tribuna se situaron las autoridades y diversas personalidades, como el subdelegado de Hacienda, el comandante militar, los directores del Instituto de Segunda Enseñanza, Escuela de Comercio y Escuela de Artes y Oficios, el presidente del Ateneo jerezano, y los diputados a Cortes, Fermín Aranda y Manuel Moreno Mendoza. El Ayuntamiento estaba presidido por el alcalde Francisco Germá Alsina, acompañado por los ediles Romero Palomo, Zuasti del Pino, Piñero, Gómez Serrano, Bernal Vargas, Chacón, Blázquez, González González, Taboada, Fernández Ruiz, Fernández López, Almagro y Narváez Ortega. El acto fue amenizado por la Banda Municipal dirigida por su director, Germán Alvárez Beigbeder.

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