Un coloso entre la espesura

La crítica

Jesús Méndez se lleva el reconocimiento de Villamarta en una noche completa de cante y en la que el público vibra con la mejor versión de Juan Moneo 'El Torta'

Un coloso entre la espesura
Un coloso entre la espesura
Fran Pereira

05 de noviembre 2012 - 05:00

Habían pasado las nueve y media de la noche cuando de pronto Villamarta enmudeció. La expectación sobrevolaba el patio de butacas y el anfiteatro y las miradas quedaron fijas en un punto del escenario. Allí apareció Juan Moneo 'El Torta, ataviado con traje de alpaca gris mientras las guitarras hacían compás. Le esperaba Jesús Méndez justo al otro lado de las tablas. Fue entonces cuando 'las manillas del reloj', como recoge la acertada letra de David Lagos en el disco Añoranza, se pararon y por espacio de cinco minutos la histeria se apoderó del coliseo.

El diálogo entre los dos cantaores fue comparable a eso que cuentan en los recitales de Terremoto, Mairena o Chacón. Una obra de arte, un milagro del flamenco, un ratito de duende... como le quieran llamar, pero difícilmente descriptible, porque El Torta y Jesús Méndez brindaron quites de primera calidad, una faena para la posteridad y que supuso el punto de inflexión mayor en toda la noche. La gente saltó como resortes de sus asientos, y el murmullo permaneció hasta varios minutos después, pues muchos no daban crédito a lo que habían visto.

Sin lugar a dudas fue el momento de una propuesta perfectamente estructurada, porque a pesar de contar con un repertorio exclusivamente cantaor, el joven jerezano y sus colaboradores evitaron siempre caer en la monotonía, rompiendo ésta con apariciones de los artistas invitados y ofertando un recital de casi dos horas de duración.

Jesús dio muestras de su madurez cantaora en muchos aspectos, demostrando que crece conforme pasan los días. Evidentemente, y pensando en los más exigentes, aún le queda camino por recorrer porque en ocasiones abusa excesivamente de su garganta en cantes donde lo que mejor sienta es lo cortito, pero son remiendos que deberá tejer con el tiempo, porque eso sólo lo dan las tablas.

"Soy el artista más feliz del mundo, porque estoy en el teatro más importante de mi tierra", dijo tras interpretar con las hechuras y la elegancia pertinentes, la zambra caracolera 'Cerca de tu pelo', el único tema que ejecutó y que no se incluye en el disco, y unas alegrías acompasadas en las que las palmas de Carlos Grilo, Diego Montoya y Manuel Salado estuvieron impecables, como en toda la noche.

Después de cantar por malagueñas (del Mellizo y Chacón), que remató por fandangos abandolaos de Frasquito Yerbabuena, se apoyó en la versatilidad de Miguel Poveda, al que el público recibió con un estruendo convertido en aplausos. Ambos intercambiaron letras de 'La luz de tus ojos grises', una composición de Antonio Gallardo a ritmo de bulerías, en la que pese a los problemas de Jesús con el micro conmovieron a Villamarta.

Consciente de que aquella no era su noche, todo un detallazo, sino la de su apuesta (pues ha sido él quien ha brindado su sello discográfico al joven cantaor), Poveda prefirió apartarse del camino, no sin antes rescatar del olvido a Fernandito Terremoto, al que dedicó su 'Luz en los balcones'. "Aunque no esté sigue siendo el futuro", dijo.

Crecido y cada vez más entonado, Jesús recuperó el protagonismo para hacer tarantos y la soleá de Charamusco, quizás más brillante en este segundo palo que en el primero.

De seguida recordó "a mi mare Dolores, mi tío el Mondi y del Morao" para enfilar con sentimiento la seguiriya, donde le arropó el toque excepcional de Miguel Salado, que levantó los aplausos al interpretar con maestría una falseta. Salado fue el tercero de los guitarristas que fueron apareciendo por el escenario demostrando una vez más la salud de roble que atesora la sonanta de Jerez con nombres como Manuel Parrilla y Manuel Valencia, cuyos toques son de lo mejor que se despacha en el mercado.

Por seguiriyas, Jesús destapó la esencia, acordándose del Marruro y sobre todo exponiendo y deleitando a los aficionados más exigentes con el cabal del Loco Mateo que popularizó el Serna. Perfecto.

Fandangos naturales y tangos de Jerez continuaron con su repertorio antes de dar paso al piano de Miguel Ángel López 'Lenon' para mecer, con sones de aquel 'Maldigo tus ojos verdes', a la voz de Manuela Méndez. La Chati es anárquica, indomable e imprevisible y las pautas con ella no van. Desfiló, se rebuscó y pese a su 'desguince', como ella misma calificó, caló entre el público.

Ya en el fin de fiesta, Jesús tiró de garganta y de los cantes de Mairena para cobijarse en el baile de Juan de Margara, en cuyos genes descansan el compás y los secretos de los bailaores antiguos. Es de esos de los que todo lo que hace le sale de dentro. Fue el colofón a una noche inolvidable y que sirvió para alumbrar definitivamente a un artista que va camino de entrar en la nómina de los grandes de Jerez.

Añoranza:

Cante: Jesús Méndez. Guitarras: Manuel Valencia, Manuel Parrilla y Miguel Salado. Palmas: Carlos Grilo, Diego Montoya y Manuel Salado. Percusión: Perico Navarro y Ángel Sánchez 'Cepillo'. Coros: Tomasa y María Santiago, y Estefanía Zarzana. Artistas Invitados: Manuela Méndez 'La Chati', Miguel Poveda y Juan Moneo 'El Torta'. Fecha: Sábado, 3 de noviembre. Lugar: Teatro Villamarta. Aforo: Lleno.

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