En un lugar de Estella de cuyo nombre sí quiero acordarme...
Begoña García presenta en González Byass su nuevo libro, 'El charco dulce', una biografía de una mujer cervantina de hoy
El silencio habitual en el que envejecen los vinos de la bodega Los Apóstoles de González Byass, roto en ocasiones por el bullicio de las visitas guiadas, se tornó el jueves en feliz recibimiento y acogida a la muy concurrida presentación del nuevo libro de la escritora jerezana Begoña García González-Gordon, El charco dulce (Renacimiento). Una obra "cargada de humanidad y autenticidad", tal como calificó el presidente de la firma vinatera, Mauricio González-Gordon, que dio la bienvenida a los asistentes al acto. Un libro protagonizado por Carmen Gómez Cornejo, de Estella del Marqués, y sus historias, "tan interesantes, especiales y agridulces", que la autora jerezana creyó merecedoras de llevar a un libro.
Una cita que fue introducida de forma amena y clara por la abogada y amiga de la escritora, Carmen Oteo, quien se mostró "muy feliz de estar aquí y de hablar de este libro, que me ha fascinado desde el principio". Tras una disertación sobre el futuro de la literatura y del libro en papel, sobre los tristes y los agoreros, Oteo recurrió al "criterio" para apuntar que es el concepto "que nos hace distinguir a un buen escritor, un buen editor, un buen lector...", para justificar después que El charco dulce,"es un libro que merece la pena leerse. Hasta ahora, Begoña ha escrito siempre sobre su familia, pero ya era hora de que se saliera de este tema ya que su sensibilidad excede la de cronista familiar". Una obra que conquista al lector "por esa ternura con que la protagonista mira al mundo. Cuando empiezas a leerlo te entregas a la vida de esta mujer, de Carmen, y te olvidas de que estás leyendo un libro. Parece que la tienes sentada al lado, contándote todas estas historias de su vida". Un título que Oteo asegura que se divide en dos partes: una cervantina, "porque Carmen, a modo de Sancho, disfruta de la comida y rebosa ingenuidad, pero también es un Quijote por su heroicidad de cara a la vida. Y una segunda parte en la que aparece Antonio, el cura, un hombre 'disparatoso' pero con un gran fondo". Por esta cuestión, la presentadora apuntó la posibilidad de llevar este libro al cine, "de la mano de Almodóvar, porque tiene los ingredientes para ello. De hecho, ya me veo a Penélope Cruz paseando por Estella del Marqués", concluyó.
Begoña García conoce a Carmen desde hace más de una década y ha escuchado durante todo este tiempo su historia. "Episodios que yo terminaba contándole a mis amigos, que se quedaban embobados escuchándome por las cosas tan impresionantes que les relataba. Fue entonces cuando me dije que todo esto había que escribirlo y me decidí a publicar este libro". Una propuesta ante la que Carmen no mostró "ningún tipo de cobardía, si hubiera sido así, no hubiera publicado nada", comenta la escritora. Una afirmación apoyada por Carmen, presente también en el acto. Esa 'Carmen naranjero', que estuvo acompañada en la velada por familiares, amigos..., que rieron con ella en sus diversas intervenciones en la noche. Y Begoña García confesó que en algún momento "tuve la tentación de inventar, pero me pareció que la vida de Carmen tiene suficiente interés y, sobre todo, ingredientes de novela de sobra como para que no hiciera falta inventar". "Esta obra no es tan ajena a mi familia, porque siento a Carmen como de mi familia. Una mujer que canta mientras trabaja, siempre con buen humor, que alegra el corazón de todos los que están a su alrededor".
Y la historia se grabó un verano, junto a una piscina en la que Carmen sólo se bañaba vestida, a pesar de que la falda se le hacía un globo en la superficie. "He querido respetar aquí lo que Carmen dice y también cómo lo dice, para que el lector sienta que la está oyendo a ella", cuenta García, que asegura que la protagonista de su obra es el "prototipo del cristiano auténtico, con los valores más puros. Es un ejemplo de amar al prójimo mucho más que a ti mismo". Una mujer "que se pone el mundo por montera, una valentía fraguada en la adversidad, en la maledicencia, en los cotilleos de los vecinos y de su propia familia". Cómo era la vida entonces, el transcurso de los años, su noviazgo, la desvergüenza de la juventud, su ajetreada noche de bodas, su maternidad, la muerte de su esposo -al que sigue adorando-, su amistad con el cura, sus viajes a Ecuador, sus extraños aliños para las ensaladas. "Yo -dice Carmen- he hecho las cosas porque pensaba que eran normales. Y si iba a Torrecera a ver a Antonio (el cura), pues a mí no me parecía mal. Me llevaba mis lentejas y la tortilla y me traía de vuelta su ropa para lavarla. Lo hacía sin darme cuenta de que me criticaban". Y esos días en que su madre se acostaba para pasar el mal trago de no tener qué darle de comer a sus hijos, ese guiso de papas olvidadas en un corral, la sopa fresca, el primer beso, las muñequitas de cartón desmoronadas... Y ahora, este libro, el primero que escriben sobre ella. Porque Carmen da para segundas partes, que también pueden ser tan buenas.
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