"Cuando uno habla de música antigua tiene el deber de crear"
FAHMI ALQHAI. VIOLAGAMBISTA
El músico sevillano ofrece el próximo día 20, en los Claustros, el primer concierto de la gira de su nuevo disco, 'Apiacere', dentro del II Ciclo de Música Antigua
Considerado el mejor violagambista del mundo, Fahmi Alqhai presenta en directo, por primera vez, su nuevo disco, 'Al piacere', el próximo viernes, día 20, en los Claustros, a las 21,30 horas. Además de su fructífera carrera discográfica y realizar recitales por todo el mundo ("menos Japón", asegura, chascando la lengua), el sevillano es el director del Festival de Música Antigua de Sevilla. Más que merecida está su participación en el II Ciclo de Música Antigua de Jerez.
-¿Qué tiene 'A piacere' de especial con respecto a sus otros trabajos?
-Es probablemente el disco más personal que he grabado, ¡y es el séptimo! Se trata de la música que como instrumentista, uno toca en sus horas tristes, felices, en sus momentos más para dentro y brillantes. Toda la vida, con todo lo que te va pasando, con los cambios que uno tiene, con la madurez y los años... Es como mi mochila, las piezas que voy tocando siempre.
-Suena a un disco autobiográfico.
-Sí, bueno. A los 37 años es complicado decir que uno está haciendo un disco biográfico, pero es verdad que después de tantos años en los escenarios y en la profesión tenía la necesidad de hacer una cosa que diera una imagen de lo que yo soy en la viola da gamba. Por eso el disco tiene de estos temas que salen un poco fuera de los bordes de la música antigua, no se ha pretendido trabajar sobre un repertorio o un autor en particular, sino que es Fahmi Alqhai tocando la música que le llega al corazón recreándola.
-Suena casi irónico eso de innovar y hacer moderna la música clásica.
-La música antigua permite tanto hacer eso... No es que lo permita, es que es obligación del intérprete crear. El concepto de la creación parece que se ha perdido en la música antigua, parece que nunca nadie creó. Cuando uno habla de música antigua tiene el deber de crear porque sabemos que el material que nos ha llegado muchas veces es solo un esquema, una base.
-Su relación con el flamenco es especialmente intensa, incluso ha trabajado con Arcángel.
-Aparte del rock y el heavy que es lo que escuchaba cuando era más jovencito, el flamenco siempre ha sido mi música, la que he escuchado y me ha movido siempre. Tenía ganas de meterme en este terreno y evidentemente, cuando uno escucha tantas veces que si el flamenco viene de la India, de Grecia... Uno dice, ¡hostias, sería interesante comprobar que el flamenco es español y que viene del Sur! Hay que rascar en la música antigua, que es lo que me toca a mí como intérprete, para descubrirlo.
-¿Disfrutarán los Claustros de una ración de esta mezcla?
-Habrá cositas. Voy a hacer un repertorio clásico de alguna manera pero el final, los últimos cuatro temas, estará entre Jimmy Hendrix y Joe Satriani. Muchas veces cuando oyes lo de 'vamos a fusionar tal', en realidad el que está fusionado es el artista. Es como el catalizador. A mí me dicen a veces que mi música suena un poco aflamencada, o con una carga de rock... ¡Joder, claro, si es la música que escucho todos los días!
-Siete discos y giras por todo el mundo. Tal como está la industria musical, será todo un orgullo seguir dedicándose a una parcela de la música tan específica.
-Hacer una música tan específica tiene su lado bueno y su lado malo. Evidentemente, el lado bueno es que hay poca competencia, no es como ser una estrella del pop. Lo malo es que los circuitos son más pequeños, pero nosotros no nos podemos quejar, nos va excelentemente bien, tenemos una agenda bastante completa y con mucho proyecto futuro y ganas de hacer nuevas cosas. Probablemente cuando una cosa es mayoritaria pasa por voluntades o caprichos de cosas que no te afectan directamente, como lo que quiera un productor de un sello o de lo que vende la tele...
-¿Cuando empezó se imaginaba coronándose como el mejor violagambista del mundo?
-Bueno, a ver, a ver... (risas). Eso es siempre algo muy complicado, hay buenos profesionales y gente que toca muy bien en todos los sitios. Hombre, reconozco que mi trabajo se reconoce fuera y que es algo que me enorgullece. Básicamente, es que yo de chico no sabía lo que era la viola de gamba. Yo empecé, mientras vivía en Siria, tocando piano con una monja y después tocaba alguna percusión, lo que me encontraba y lo que me gustaba a mí. Cuando llegué a Sevilla empecé con la guitarra eléctrica con el heavy metal puro y duro, te hablo de Iron Maiden, Metallica... Lo clásico de mi época. La viola me vino un poco de sopetón a los 17 años. Tenía un amigo que decía que yo tocaba muy bien la guitarra y que tenía que organizar ese material de la cabeza. Me fui al conservatorio y me acuerdo de haber encontrado ese letrero con clases de viola de gamba, el primer año que se impartía este tipo de clase en toda España. Así que pues nada, me metí ahí y fue un encuentro fortuito y un flechazo.
-Director de Femás, grupo musical, carrera en solitario, su propio sello discográfico... ¿Cómo lo consigue?
-¡Durmiendo poco! La verdad es que reconozco que durante una época estuve muy agobiado por tanto trabajo que tuve que dejar muchas cosas, entre ellas la que más me entristeció fue la de dejar Jordi Saball con el que he estado trabajando diez años y tuve que dejarle por salud mental, porque estaba cayendo en el abismo. A veces estoy muy cansado, apago todo y digo: hoy no quiero saber absolutamente nada de nadie. Me voy con mis amigos tomando cervezas y tapas y pasando totalmente del mundo, del trabajo y de la música.
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