Fallece Manuel Carpio 'El Garbanzo', otro histórico del cante de Jerez

El cantaor de La Plazuela muere a los 69 años tras una larga enfermedad Su único disco en solitario lo grabó en 1977 rescatando para la historia las bulerías de su abuelo El Chalao

A la izquierda, El Garbanzo en 2002, y a la derecha, en varias actuaciones en peñas junto a Juan Carmona y Pepe Moreno.
A la izquierda, El Garbanzo en 2002, y a la derecha, en varias actuaciones en peñas junto a Juan Carmona y Pepe Moreno.
Fran Pereira Jerez

10 de julio 2014 - 05:00

Jerez amanecía ayer con otra luctuosa noticia para el mundo del flamenco, el fallecimiento de otro de los nombres propios del cante de esta ciudad, Manuel Carpio Gallardo 'El Garbanzo' (1945-2014). El cantaor de La Plazuela moría a los 69 años de edad tras sufrir una larga enfermedad. Las exequias por su eterno descanso tendrán lugar a las diez de la mañana de hoy en el Tanatorio.

El Garbanzo pertenecía a una de las sagas cantaoras más personales, la de los Carpio, y formaba parte de una de las generaciones más prolíficas del cante jerezano de las últimas décadas. De hecho, pasó a la historia gracias a aquel disco grabado en 1974 por RCA, La Nueva Frontera del Cante, donde coincidieron artistas como El Borrico, Manuel Moneo, Diego Rubichi, Luis de la Chicharrona, El Nano, Mateo Soleá, El Torta, Paco 'El Gasolina', y Manuel Malena.

Fue sin duda aquella grabación una de las más importantes de su dilatada carrera, iniciada con apenas 17 años, y curtida a través de peñas y festivales de Jerez, Andalucía, España y el extranjero.

Su apodo se lo puso su "tío Antonio cuando tenía dos añitos. Me vio quitándole los pellejos a los garbanzos y me llamó 'Garbancito'. Se me quedó porque además, la gente por ahí me conoce como el Garbanzo de Jerez, no me conoce como Manuel Carpio. A veces incluso cuando me llaman por mi nombre me resulta raro", contaba en una entrevista realizada en 2010.

Dentro de su discografía prevalece su única grabación en solitario, 'Cante en la Plazuela', editado por Clave en 1977, un disco de once temas en el que exhibe su enorme talento por fandangos, malagueñas, tangos del Piyayo, martinetes, seguiriyas, soleá y como no, por bulerías, donde rescata los aires de su abuelo El Chalao que llevaba a gala. En la única entrevista que le hice recordaba que "mi abuelo trabajaba en la Calle Acebuche y mi padre a veces me mandaba, con siete u ocho años, por carboncillo. Era una persona rara porque unas veces se echaba a reír conmigo y otras cogía un pelote y me lo tiraba, pero en el fondo era bueno. Como yo siempre estaba en casa de mi abuela Pilar escuchaba cantar a mi abuelo. Luego con el tiempo se me olvidaron algunas cosas pero cuando empecé a cantar mi padre me corregía y me decía las letras, aunque yo el sonido lo tenía. Así lo he ido extendiendo por todos lados".

Detrás de esta única grabación individual estuvo Antonio Núñez, periodista y presidente de la Federación Provincial de Peñas Flamencas. Núñez mostraba ayer su tristeza "porque se ha ido un gran cantaor y una buena persona". Sobre sus dotes artísticas recuerda "su exquisito compás", además de "su gran profesionalidad". También relata que tras aquel disco "pensábamos grabar otro, pero al final no se hizo por temas de royalties".

No hubo más discos, algo que asumía "como una espinita que tengo clavada". Es más, de su único disco decía que había "cosas muy buenas", pero también que "lo hice a la carrera, de un día para otro, y fue una pena". Sus siguientes aportaciones en este apartado son temas de ese primer disco incluidos en diversas recopilaciones o antologías y una de sus participaciones en el concurso de saetas de la peña Buena Gente (la saeta 'Un cristo jerezano') plasmada en una edición especial editada en 2003 por Bujío Producciones y que conmemoraba los 25 años de esta cita junto a otros cantaores como María Soleá, Ana Peña, Juan de la Bárbara, Locajo...

Su manera de interpretar este palo, la saeta, le sirvió para ganarse el respeto en cada Semana Santa, en especial, cuando cantaba a su Cristo de la Expiración y a la Esperanza de la Yedra. No obstante, dominaba el cante por soleá, por seguiriyas, por malagueñas o por fandangos, siempre aportándole su forma caracolera, algo que no escondía. "Soy caracolero hasta los huesos".

Tras una vida artística muy consolidada, El Garbanzo fue perdiendo protagonismo en los distintos eventos de su tierra, algo que siempre recriminó con dureza. Tras ser operado de corazón en 1997, Manuel reapareció con fuerza en 1999, y un año después, en el 2000, regresó a la Fiesta de la Bulería, donde no cantaba desde 1988.

Su arte lo pudimos ver a cuentagotas en los últimos años. Lo hicimos en 2002 en aquel inolvidable ciclo de la Plaza de la Asunción de 'Familias Cantaoras' junto al resto de Carpios, incluido su padre Alfonso 'El Berengeno', un espectáculo que se repitió en la Fiesta de la Bulería de 2003, de nuevo con gran éxito y donde Manuel dejó para la historia una malagueña del Mellizo.

Su última actuación en una gran cita fue en 2008 en la tradicional zambomba que la Federación Local de Peñas celebra anualmente en Villamarta. Entonces, con la peña que lleva su nombre desde hace más de treinta años, entonó los compases de 'Los campanilleros' de Manuel Torre, aunque ya bastante mermado físicamente. Fue su última gran noche. Descanse en paz, El Garbanzo.

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