Rubichi, la deuda pendiente con el cante honrado

Más de 50 artistas homenajean esta noche en el teatro Villamarta a Diego de los Santos en un evento cuya recaudación servirá para la realización de un busto

Rubichi, la deuda pendiente con el cante honrado
Rubichi, la deuda pendiente con el cante honrado
Fran Pereira Jerez

06 de junio 2015 - 05:00

El Teatro Villamarta recordará esta noche a partir de las 20.30 a Diego de los Santos Bermúdez 'Rubichi' en un homenaje del mundo del flamenco al cantaor jerezano cuyo principal fin será recaudar fondos para colocar un busto en su honor en la calle Empedrada, justo a la altura de la Peña La Bulería.

A punto de cumplirse ocho años de su fallecimiento, amigos y familiares han querido que uno de los ecos más puros del cante de Jerez de las últimas décadas tuviera su sitio en el barrio que le vio nacer y del que nunca quiso apartarse. Porque como cuenta Ángel Álvarez Caballero en una de sus alusiones, ni tan siquiera la llamada de Caracol (buen amigo de su padre) tras escucharlo en Madrid, le sirvió para plantearse la posibilidad de abandonar su tierra natal, a la que siempre estuvo muy unido.

Reservado, humilde e introvertido, llegó a confesar más de una vez que su cante "no es para venderse". De hecho, Juan de la Plata resumía su jondura como "una queja que le nacía de dentro a fuera", un cante "amasado por antiguas rebeldías que hablaban de fatigas ancestrales y sufrimientos".

De su cante y su persona se han dicho muchas cosas, desde que era "rancio, un cantaor a golpe de quejumbre y corazón, evocador de los añejos cantes", escribió una vez Manuel Ríos Ruiz; hasta que su voz "enlaza necesariamente con esas zonas oscuras de la historia del flamenco que no fueron escritas ni descritas", alude José María Velázquez-Gaztelu en el libro al que José Luis Gálvez le dedicó a su gran amigo Diego, 'Aljibe Jondo'.

"Pocos cantaores han sido capaces de conmovernos tanto por soleá o seguiriya, peleando contra las limitaciones de su voz ronca, flamenquísima pero justita para darle a cada terciolo suyo, sin aliviarse ni falsear", contó de él Alfredo Grimaldos tras conocer su fallecimiento.

Heredero de una dinastía de tremenda pureza, Rubichi difícilmente se salía del guión, alimentando el perfil del cantaor jerezano de toda la vida, ese del sota caballo y rey encima del escenario pero que disfraza en muchos casos una interminable lista de estilos y cantes, que sólo podían escuchar los más íntimos en alguna que otra reunión privilegiada. Y si no que se lo pregunten a sus amigos de la peña La Bulería y Los Cernícalos.

Su deambular por una adolescencia plagada de dificultades, como otros muchos de su misma generación tales como Rancapino, con el que batalló por aquellas ventas de Dios, le sirvieron para desarrollar ese sentido de la pureza y el sufrimiento en el cante del que pocos, hoy día cada vez menos, pueden presumir.

Muchos de los que le conocieron destacan por encima de todo su manera de proceder, "su forma de sentarse en la silla", como apunta José de la Tomasa, que esta noche será uno de los invitados al homenaje. José lo define como "un cantaor de los antiguos, de una familia tradicional y de esos que no buscaban nunca el efectismo".

Su personalidad y su carácter le ha servido para que en cuanto sus hijos anunciaron la posibilidad de organizar este homenaje, las llamadas para participar en él por parte de numerosos artistas fueron constantes, hasta el punto de haber tenido que rechazar algunas "porque si no esto sería interminable", reconocen desde la familia, gratamente sorprendidos porque hoy día, casi ocho años después de su adiós, Diego Rubichi sigue siendo una persona admirada y querida por el mundo flamenco.

Aún así, reunir en un mismo cartel a artistas como su primo Manuel Agujetas, que confirmó esta semana su presencia a pesar de no ser demasiado amigo de este tipo de actos, Luis El Zambo, José de la Tomasa, Juana la del Pipa, Juan Villar, Fernando de la Morena, Rancapino, Luis Moneo, Capullo de Jerez o el Nano no es sencillo. Tanto es así que muchos aficionados, sobre todo los que hoy llegarán a Jerez tras desplazarse desde distintos puntos de España, llámese Madrid, Valladolid, Barcelona o Zamora, se preguntaban estos días, cuánto costaría este cartel si en alguna ocasión se quisiese programar. Porque ya no sólo hablamos de artistas consagrados, sino también nuevas voces que pegan con fuerza, caso de Antonio Reyes, reclamado en infinidad de festivales en todo el año, Jesús Méndez, Alonso Rancapino, José Valencia o el algecireño José El Pañero. Eso sin incluir a un cuerpo de guitarras extraordinario, abanderado por estandartes como Niño Jero, Manuel Parrilla, Antonio Higuero, Manuel Valencia o Miguel Salado, entre otros.

La recaudación servirá para costear el busto que la familia ha encargado a la escultora jerezana Nuria Guerra, con amplia experiencia en esta faceta, pues fue la autora de otros bustos que lucen en diversos puntos de Jerez, tales como el de Manuel Torre, Tío José de Paula o el de Don Antonio Chacón, recuperado recientemente tras años en el ostracismo.

De momento, la escultora trabaja en un boceto que espera ser una realidad en los próximos meses, concluyendo así una deuda con una persona distinta. Para ello, durante los últimos meses, sus hijos Domingo, José y Diego, su nuera Eva y su mujer Carmen, con el apoyo de Miguel Fernández, la gente de la Peña La Bulería y sobre todo la Federación Local de Peñas Flamencas, han trabajado a destajo para poner en pie un homenaje en el por encima de todo se quiere recordar a la figura de un jerezano cabal.

A pesar de la lamentable coincidencia con la final de la Champions League, numeroso público ha reservado ya su localidad para disfrutar de una velada que dará comienzo a las ochoy media de la tarde y que a buen seguro dejará momentos para la historia del flamenco en Jerez. Se esperan aficionados procedentes desde distintos puntos del país y Andalucía, e incluso alguno que otro aficionado francés de los que, como ayer mismo reconocían tras encontrárnoslo paseando por la ciudad, "yo con Diego muero, todo por él". Sea como fuere: 'Va por ti Diego' allá donde estés.

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