El bailaor Rafael 'El Negro' fallece a los 74 años tras una larga enfermedad
Formó junto a su mujer, Matilde Coral, y Farruco el trío Los Bolecos
El bailaor Rafael García Rodríguez, Rafael El Negro para el arte, murió ayer en el Hospital Infanta Luisa de Sevilla como consecuencia de una grave enfermedad que lo mantenía postrado desde hace semanas. Nació en Triana el 22 de abril de 1935, en el seno de una familia de aficionados al flamenco: su madre, María de los Santos, cantaba en reuniones, y sus hermanos también bailaban de manera informal. Se inició en el baile flamenco de la mano de su compadre el Titi hijo. Según su hija Rocío Coral, su debut profesional, de la mano de El Titi, fue en la Parrilla del Cristina, aunque su primera gran oportunidad artística le llegó a principios de los 50 en el escenario del tablao sevillano El Guajiro. Pronto se enroló en la compañía de José Greco con la que recorrió los escenarios de todo el mundo, como el Teatro de las Naciones de París, el Royal Festival de Londres, El Liceo de Roma o la Feria Mundial de Nueva York. También militó en otra compañía de proyección internacional como la de Manuela Vargas.
Conoció a su mujer, Matilde Coral, en 1954 en El Guajiro y formó con ella, y el Farruco, el trío Los Bolecos que revolucionaría la danza flamenca en los primeros años 70. Fue sin duda el cuadro de baile más solicitado por los incipientes festivales andaluces del momento, recibiendo el reconocimiento de la Cátedra de Flamencología de Jerez en 1970. Una vez disuelto el grupo, acompañó a Matilde Coral en todos los espectáculos de la sevillana hasta que una lesión de rodilla lo obligó a retirarse de la escena flamenca. Con todo, participó en la III Bienal de Sevilla de 1984 y recibió el homenaje de la III Semana Cultural Flamenca de Palma del Río. También ejerció labores pedagógicas en la academia de Matilde Coral.
Fue la propia Coral la que mejor definió el arte de su esposo en unas declaraciones recogidas por Navarro García su Historia del baile flamenco: "No ha podido bailar un gitano ni moverse en la escena con más elegancia que lo hacía Rafael. Pulcritud, sobriedad y unos brazos únicos". Pudimos disfrutar hace unos años de la últimas pinceladas de este baile íntimo, reposado, elegante, que era capaz del máximo de expresión sin salirse del espacio de una baldosa, en la última actuación de Matilde Coral en el Centro Cultural Cajasol, en que Rafael el Negro nos dio ese regalo, esa joya diminuta y deslumbrante que era su baile trianero por bulerías. La capilla ardiente, que permaneció instalada ayer durante todo el día en el tanatorio de San Jerónimo, reunió a artistas como Ricardo Miño, Pepa Montes o Javier Barón y a representantes institucionales como Paco Perujo para darle el último adiós a Rafael.
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