La Rayuela
Lola Quero
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ACABA de celebrarse en Aracena LAS doceavas jornadas fotográficas con tres exposiciones de auténtico lujo: 'Escenarios' de Rosa Muñoz; 'Espacios abandonados' de Dalia Khamissy y 'Querido ladrillo' de la Asociación Fotográfica Tomás Martínez, organizadora del evento junto al Ayuntamiento de la ciudad. Desmenucemos un poco cada una de ellas.
En 'Escenarios' Rosa Muñoz, autora muy reconocida tanto dentro como fuera de España, reinventa la realidad en las treinta y dos imágenes que componen el trabajo, divididas en cuatro apartados: el bosque animado, nómadas, objetos encontrados y casas. Rosa Muñoz crea realidades personales a partir de fragmentos y objetos procedentes de otros escenarios reales, los cuales desubica y reubica en escenarios absolutamente divergentes, imaginados o incluso soñados. Llegando a crear diálogos tan disparatados que propician la construcción de una nueva realidad, una interpretación subjetiva de la realidad, que nace del subconsciente de la autora. El resultado son realidades enriquecidas y complementadas con los elementos que la fotógrafa aporta y que el lector puede a su vez reinterpretar aplicando sus propios códigos personales.
Dormitorios en estancias convertidas en bosques, salones que se inundan mientras en las paredes figuran las huellas de la huida, estancias que son mariposarios. Contenedores donde se alojan personajes del arte o de la historia, que van a ser depositados en medio del desierto. Puestos de turrón en donde nadie pasa. Y así un sin fin de 'escenarios' y escenas subyacentes, generalmente sin protagonistas humanos, constituyen esos mundos, esas nuevas-viejas realidades que Rosa Muñoz reinventa, o rescata de sus almacenes interiores, para conducir nuestra percepción a una realidad fresca y sin ataduras, más allá de la interpretación cotidiana que de una realidad cotidiana mecánicamente construimos. Es como un mundo de Alicia en el país de las no maravillas, cuyo tratamiento cromático y minuciosidad convierte en escenarios extravagantes y sorprendentes que despiertan y agitan las percepciones.
La exposición de Dalia Khamissy, 'Espacios abandonados', producida al igual que la anterior por el Centro Andaluz de la Fotografía, nos sitúa en escenarios absolutamente distintos y devastados. La escena se traslada ahora a Líbano, un año después de las cruentas ofensivas que el ejército israelí perpetró en el verano de 2006.
Cuando ya se habían retirado de la escena los medios informativos y el mundo había dejado de interesarse en el conflicto, Khamissy, que lo había vivido como editora gráfica desde Beirut, decide reconciliarse de nuevo con la fotografía y dejar testimonio gráfico de esos escenarios de soledad y devastación que quedan tras una guerra.
En un lenguaje sencillo y directo, que en momentos se torna poético, quizás macabramente poético, Dalia describe lugares, habitáculos, en los que las gentes normales hacían sus vidas en el momento de los bombardeos y en los que ahora sólo persiste una atmósfera de soledad y destrucción. La devastación y los sueños apisonados que prosiguen a la crueldad de una guerra, una cualquiera, una de tantas guerras.
En unas imágenes en las que el protagonismo del ser humano se lo otorga su ausencia, Khamissy construye esa atmósfera de dolor, nostalgia y tristeza con la barbarie a la que el propio ser humano es capaz de llegar. Son imágenes de espacios cotidianos, como el salón de una casa, que podría ser la nuestra, provocando esa cercanía del lector con la escena que la convierte en más honesta y creíble que las habituales escenas de guerra. Es como si el tiempo las hubiese congelado y estén ocurriendo detrás de la pared que tenemos enfrente.
La tercera de las exposiciones, 'Querido ladrillo', es una colectiva protagonizada por miembros de la Asociación Fotográfica Tomás Martínez de Aracena. En ella los diferentes puntos de vista de los autores participantes nos conducen a reflexionar sobre la reciente etapa de auge inmobiliario desmedido, una de las excusas en las que sustentamos la actual crisis económica.
Estas jornadas se han completado con charlas, talleres y proyecciones de distintos autores, entre los que se encontraban algunos tan familiares como Julián Ochoa y Manuel Jesús Pineda. Sin duda, todo un ejemplo de lo que pueden hacer por la fotografía, desde un lugar modesto, personas que sienten pasión por ella.
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