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David Fernández
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tribuna libre
EN un acto de magnifica justicia que le venía siendo pedido insistentemente por el episcopado y el clero españoles y por muchísimos fieles de España, Su Santidad el Papa Benedicto XVI ha determinado nombrar doctor de la Iglesia al Santo Maestro Juan de Ávila . El Papa Pablo VI tuvo la fineza con España de canonizarlo sin que precediera la aprobación de un milagro obrado por su intercesión, y así el 31 de Mayo de 1970 más de quinientos sacerdotes españoles y la mitad de la conferencia episcopal pudimos asistir emocionados en la Basílica de San Pedro a la canonización del Maestro Ávila. Al día siguiente nos recibió el Santo Padre en audiencia especial y tuvo el detalle de fotografiarse con todos nosotros, fotografía que conservo con todo cariño.
Juan de Ávila, hijo de padre de ascendencia judía, pero conversa ya de varias generaciones, nació en Almodóvar del Campo (Ciudad Real) el 6 de Enero de 1499. Educado religiosamente por sus padres, hizo los estudios elementales en su pueblo seguramente hasta que, siendo ya un espigado adolescente de catorce años, lo envió su padre a estudiar leyes a Salamanca, y al cabo de tres o cuatro años decidió volver a su casa y vivir retirado en una estancia dedicado a la penitencia y la oración, viviendo con mucho recogimiento, frecuentando los sacramentos y pasando largas horas ante el Sagrario.
Pero un religioso insistió al joven que debía proseguir los estudios hasta el sacerdocio y dedicarse al apostolado. Así lo hizo Juan estudiando en Alcalá de Henares, donde obtuvo el título de bachiller. En 1526 se ordenó sacerdote y dijo su primera misa junto al sepulcro de sus padres y aquel mismo día repartió entre los pobres el sustancioso capital que sus padres le habían dejado. Marchó luego a Sevilla con intención de pasar a las Indias, pero acertó a llevarlo ante el Arzobispo el famoso sacerdote Venerable Hernando de Contreras y tras oírle predicar el Arzobispo le dijo que Andalucía serían sus Indias.
Juan se dedicó entonces a predicar por los pueblos andaluces y fue la primera vez que vino a Jerez pues, como cuenta su biógrafo Fray Luis de Granada, nuestra ciudad fue una de las agraciadas con la predicación del fervoroso sacerdote. Pero una denuncia puesta contra él en la Inquisición trajo que fuera preso, tiempo el de su prisión que aprovechó para meditar profundamente en el misterio de Cristo. Finalmente fue absuelto y pudo continuar su labor apostólica.
Se le juntaron compañeros y tuvo muy claro que una de la más apremiantes necesidades de la Iglesia era la formación de los sacerdotes. Y por ello decidió ir fundando colegios en donde los jóvenes se prepararan para el sagrado ministerio.
Luego de entablar la fundación del colegio de Córdoba en la segunda mitad de 1540, a finales de ese año se viene a Jerez pasando por Sevilla. Ya en Jerez San Juan de Ávila hizo en enero y febrero de 1541 las primeras gestiones para la fundación del colegio que pretendía, y logró que el 28 de Febrero lo recibiera el Cabildo Municipal, según consta en el Libro de Actas de aquel año. El citado día San Juan de Ávila propone al cabildo jerezano dos sitios como posibles para la fundación del colegio: o bien la Puerta de Sevilla o bien a espaldas de San Cristóbal, arrimado a los muros de la ciudad. Luego de visitar estos sitios con Juan de Ávila, los munícipes diputados para el tema, el 24 de Marzo dan cuenta de que se ha elegido las espaldas de San Cristóbal, donde se decide comprar unas casas y un molino. No todos los munícipes estuvieron de acuerdo, pero por fin el colegio se hace junto a San Cristóbal y se denominaría. Colegio de la Santa Cruz. No tengo que decirle al lector que aquel sitio está en la feligresía de San Dionisio.
El día 7 de Abril el Cabildo jerezano acordó contribuir con veinte mil maravedises y dos cahíces de trigo por tiempo de cinco años, tiempo que pensaría el Maestro Ávila era suficiente para que se consolidara el Colegio y tuviera un alumnado que pudiera sostenerlo. Aquel primer curso, como parece deducirse de las actas municipales, el Colegio de Santa Cruz tuvo como uno de sus profesores al mismo San Juan de Ávila, y deducimos de ello que el Santo pasó unos meses en nuestra ciudad.
Al irse de Jerez el Santo Maestro encomendó la dirección del Colegio al prestante discípulo suyo Mtro. Gaspar López, que lo regentaría brillantemente hasta que años más tarde decida ingresar - como tantos discípulos del Maestro Ávila - en la Compañía de Jesús. Gaspar López tuvo enorme crédito y prestigio en Jerez y su marcha fue sinceramente sentida. San Juan de Ávila también apoyó en Jerez el colegio de los Niños de la Doctrina, iniciado por su discípulo Juan de Lequeitio.
San Juan de Ávila prosiguió su apostolado fundando otros colegios, y predicando sin descanso por Andalucía y Extremadura al tiempo al tiempo que dirigía innumerables almas por carta o personalmente. Publicó por fin su excelsa obra titulada "Audi Filia" y sus discípulos tuvieron el buen acuerdo de recoger por escrito sus sermones, sometiendo los escrito a la corrección del Maestro. Cansado y enfermo, se recogió en Montilla, en cuyo convento de clarisas había profesado una insigne dirigida suya.
Allí recibía a sacerdotes, religiosos y seglares y ejercía sobre todos una influencia maravillosa: los encaminaba derechamente por el sendero de la santidad. Viviendo en pobreza y mortificación, Juan fue llamado a la Patria celestial el 10 de Mayo de 1569. Según su deseo recibió sepultura en la iglesia montillana de los jesuitas. Fue beatificado por León XIII el 15 de Abril de 1894 y canonizado por Pablo el 31 de Mayo de 1970. Pío XII lo había nombrado en 1946 patrono del Clero Secular Español.
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