Una de presupuestos

HABLAR de presupuestos es siempre aburrido. Pero es necesario dejar constancia de algo que todos deben saber. Estos presupuestos del Estado para 2014 son los de los impuestos más altos de la democracia, no sólo los directos como el IRPF, que son progresivos, sino también los indirectos, como el IVA que afecta a todos independientemente de la renta que se tenga, parados incluidos. Será el de las cotizaciones más altas, pues subirá a pymes y autónomos los costes laborales, impidiendo la bajada del paro a corto plazo. El gasto público es aún mayor que el que teníamos a comienzo de la crisis, y no se debe a gastos esenciales como sanidad y educación; muy al contrario, estas siguen recortadas. Es la estructura administrativa del Estado, la estructura política, la causante del aumento del gasto corriente. El empleo público supone más del 20% del empleo total en más de 10 regiones, y más del 35% en Extremadura. ¿Quién soporta el coste de esta distribución de gastos? Familias y Empresas españolas a las que se les traslada el 100% del esfuerzo. De cada 100 euros que paga el empresario español, al bolsillo del trabajador medio le llegan únicamente 58,6 euros. El resto -contribuciones a la Seguridad Social del trabajador y del empleador e IRPF- acaban en la Administración. Ese esfuerzo fiscal, cifrado en niveles medios del 42%, contrasta con el 21% suizo, el 29% estadounidense, el 30% canadiense, el 31% japonés o el 32% británico. De media, los gobiernos de la OCDE deducen del coste laboral un 35% en impuestos, nivel marcadamente inferior al 42% español. Aquí, en vez de replantear la insostenible estructura territorial, subimos impuestos y gasto público. Pues muy bien, así no bajará el paro. Esto lo hace el partido del gobierno, que una vez soñó que era liberal. Ya lo decía Hayek, socialistas los hay en todos los partidos.