Javier Delgado García / Educa@Cop.es

Absentismo escolar

Consejos de orientación educativa

18 de noviembre 2008 - 01:00

Uno de los grandes problemas en la educación actual es la falta de asistencia a clase por parte de alumnos que aún tienen edad de estar obligatoriamente escolarizados.

Esto ha provocado que aumenten las dificultades que estos jóvenes presentan en su rendimiento escolar.

Sin duda, no es una cuestión que únicamente incumbe al propio menor, sino que intervienen muchos factores a la hora de establecer este absentismo como un verdadero problema a tener en cuenta.

Factores como la presencia de conflictos estresantes dentro de la dinámica familiar o pautas que reflejan la falta de atención y seguimiento por parte de los padres en la evolución de su aprendizaje, pueden ser factores muy influyentes cuando se analiza esta problemática.

Incluso puede ser que el niño tenga problemas para relacionarse con sus compañeros, pudiendo llegar éstos a intimidarlo, por lo que dichas situaciones también pueden llevar a que se repitan las faltas a clase.

Este hecho no se presenta de la misma forma en todas las circunstancias, sino que puede ir desde meras ausencias aisladas, hasta situaciones más graves donde el chico no atiende en clase, falta habitualmente a las mismas, siendo impuntual y abandonando el centro educativo sin motivo alguno.

Como es de suponer, las frecuentes ausencias a las clases repercuten en su rendimiento, puesto que el niño no estará presente cuando se desarrollen aspectos curriculares y contenidos académicos que serán importantes para avanzar en su desarrollo educativo.

Y el mal rendimiento escolar que dará lugar a las tan conocidas "malas notas" puede desembocar en un aumento de la desmotivación del niño, teniendo como consecuencia el que el chico deje de asistir paulatinamente al colegio.

Por tanto, es necesario aumentar la motivación de los jóvenes, haciéndoles ver la importancia que estos años educativos tienen para su futuro inmediato.

Hay que tratar de que se perciban como capaces para afrontar las exigencias educativas, haciéndoles conscientes de sus destrezas, ya que si no es así, es probable que cuando sufran algún contratiempo en la escuela o el instituto se vea dañada su autoestima. Y esto a su vez le hará sentirse inferior al resto de sus compañeros, disminuyendo su interés por la escuela y desarrollando conductas encaminadas a evitar las clases. Si todo esto no se detecta a tiempo, podríamos estar favoreciendo que estos intentos de evitar asistir a las clases se incrementen y se sustituyan por otras actividades más placenteras para ellos.

Y, por supuesto, para prevenir que esta problemática siga imponiéndose hoy en día, es necesario que los profesionales orienten y ayuden a las familias, desarrollando actividades tanto académicas como extraescolares que hagan hincapié en la importancia de los valores pedagógicos y didácticos de la enseñanza, y de esa forma, estimular el interés de los alumnos por el colegio.

En definitiva, nunca hay que dar por perdido a un niño que fracasa en la escuela, ya que detrás de ese fracaso pueden esconderse situaciones distintas en la que tanto los padres como los profesionales de la educación tendrán mucho que decir a la hora de incrementar la motivación escolar de estos alumnos.

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