Juan Salido / Freyre / Jsalidof@Yahoo.es

De nuevo la inestabilidad financiera

El ZOCO

22 de enero 2009 - 01:00

DESGRACIADAMENTE, las previsiones se hacían realidad y el sector bancario volvía a despertar la inquietud entre los inversores y ahorradores en los últimos días.

Así, un banco emblemático americano, Bank of America, recibía la semana pasada una nueva inyección de capital público por valor de 20.000 millones de dólares, al tiempo que el Tesoro americano otorgaba 118.000 millones en garantías sobre los activos de la entidad. Por si esto fuera poco, el banco publicaba unas pérdidas de 1.790 millones en el cuarto trimestre del 2.008, las cuales resaltaban la delicada situación que atraviesa en pleno proceso de integración con otro gran banco de inversión americano, Merrill Lynch, desaparecido en esta convulsa crisis bancaria que padecemos desde el verano de 2.007.

Pero no sólo BOA recordaba que el camino para el saneamiento de los balances bancarios es largo, Citigroup publicaba unas pérdidas de 8.290 millones de dólares en el cuarto trimestre del pasado año y anunciaba su escisión en dos unidades para garantizar su supervivencia.

En Europa, el gobierno irlandés nacionalizaba el tercer banco del país, Anglo Irish Bank y en Alemania se especulaba con una nacionalización parcial del Hypo Real Estate al tiempo que la Agencia de Calificación Moody's estimaba que los banco italianos necesitarán reforzar su capital en los próximos meses para mantener sus ratings.

La verdad es que uno, con más de cuarenta años en la profesión, asiste atónito como se tambalean aquellas entidades que han sido durante décadas, las que han marcado el camino al resto del mundo financiero y bancario y, sin duda, las que han mantenido los mejores equipos de ejecutivos y cuadros de la profesión.

No es normal que tanto banco de primer nivel mundial: suizos, alemanes, ingleses, americanos, franceses, la flor y nata en definitiva, hayan necesitado, en muchos casos, aparte de una capitalización importante con el sacrificio económico de sus accionistas, ayudas públicas para compensar pérdidas en cifras ciertamente escandalosas.

Algo no ha funcionado bien. Reguladores, auditores, calificadoras de ratings, órganos de gobierno de las entidades, ejecutivos, etc, deben examinar con detenimiento y profundidad qué ha fallado para llegar a los extremos que estamos observando.

Cierto es que la crisis, por su grado de universalidad, radicalidad y volumen, afecta a la mayoría, pero si no contemplamos otros aspectos humanos claramente rechazables: codicia, éxito a cualquier precio, connivencia en intereses inconfesables, relajamiento en los procedimientos, fallos inexplicables en los controles de los bancos centrales, etc., no encontramos explicación a una inestabilidad bancaria en los países mas poderosos del mundo que, se quiera o no, afectará a la economía real y, por consiguiente, a sus ciudadanos.

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