Manuel Ríos Ruiz

Honores a Antonio Ruiz Soler

Acotaciones al programa

13 de marzo 2009 - 01:00

Un magistral bailaor, bailarín y coreógrafo, el sevillano Antonio Márquez, rinde hoy honores en el Teatro Villamarta, dentro de XIII Festival de Jerez, a una figura que es espejo de los intérpretes del género: Antonio Ruiz Soler, Antonio en los carteles y programas a través de todo el planeta. Antonio es considerado el maestro indiscutible, quien creó escuela y divulgó el baile de nuestra tierra para sombro de propios y extraños.

Antonio Ruiz Soler, Antonio el Bailarín (Sevilla, 1921-Madrid, 1998), se inició artista cuando era un niño, acudiendo a la academia del maestro Realito, que descubrió a un prodigio, presentándole en fiestas y espectáculos. Tenía siete años y bailó en el Teatro Duque de su ciudad natal, entre ovaciones del público. Seguidamente lo hizo en el Pasaje de Oriente, ante el infante don Carlos y sus invitados. Y un año después ya lo hacía en la Feria Internacional de Lieja, en Bruselas, así como en la Exposición Iberoamericana de Sevilla, en presencia de los Reyes de España. Continuó estudiando con grandes maestros y flamenco con Frasquillo. Y en medio de la guerra civil, con su pareja Rosario y con el espectáculos 'Los Chavalillos Sevillanos', viaja a América, recorriendo durante doce años el continente desde el sur al norte y viceversa.

Desde entonces, la trayectoria de Antonio ha sido una apoteosis a medida internacional, estrenando coreografías sobre obras de Sarasate, Albéniz, Granados, Falla, Halffter, Rimski-Kórsakov y poemas y canciones recogidas por Federico García Lorca, además de danzas incaicas y del distintos folklores hispanos. Nadie ha igualado su capacidad de creación. En el campo del flamenco más tradicional, es inolvidable su 'Taberna del toro', donde interpretaba toda una antología de estilos flamencos, acompañado de la guitarra jonda y jerezana de Manuel Morao y del cante de artífices como Sernita de Jerez, Antonio Mairena o Chano Lobato.

Dirigió el Ballet Nacional de España y reseñar sus premios y condecoraciones sería prolijo aquí y ahora, pero destaquemos los siguientes: Cruz de Isabel la Católica, Medalla de las Naciones Unidas, Medalla de la Scala de Milán, Premio Nacional de Flamenco de la Cátedra de Flamencología de Jerez, Llave de la Ciudad de San Francisco, Premio de la Academia de Danza de París y Medalla Extraordinaria de Oro del Círculo de Bellas Artes. Interpretó diversas películas y Edgar Neville dejó escrito: "Pocas veces se ha visto algo más bello, más emocionante, que el baile por martinetes de Antonio debajo del Arco del Tajo de Ronda. Mi película 'Duende y misterio de flamenco' recorrió el mundo entero, y gentes de las razas más alejadas de la nuestra, de la sensibilidad más remota y distinta, se levantaban del asiento en un momento dado, enloquecidas por el baile de Antonio, y gritaban, como lo hacía también el público de Jerez y Sevilla. Si no supiéramos que Antonio es un superdotado, un dios de la danza, su martinete hubiera bastado para atestiguarlo". Quien lo presenció da fe de tamaña grandeza artística.

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