Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Ramón Castro Thomas
Las cosas que pasan
EL debate más largo de 2009, el de los Presupuestos Municipales, no sirvió para alcanzar un mínimo acuerdo entre los partidos que forman parte de la Corporación. Y no será porque no lo intentó el delegado de Presidencia, Casto Sánchez. Cuando se vio asediado por las críticas de la oposición al intentar justificar los ingresos y los gastos, incluso llegó a reconocer públicamente que no podía explicar mejor las cuentas porque, en realidad, no entiende un pimiento de números: "Yo es que soy de letras", se disculpó ante la todavía perpleja líder popular, María José García-Pelayo. Un escalofrío recorrió entonces la espina dorsal del Ayuntamiento. Por esta razón, porque para Casto dos y dos no siempre suman cuatro, le ha dado nones a la alcaldesa cada vez que le ha pedido que asuma la delegación de Economía. No porque entienda que sea un marrón, ni mucho menos. De hecho, ayudó a cuadrar los números del Presupuesto gracias a las dos tardes que pasó con el experto municipal, Cornelio Vela. Casto no será un matemático en su vida, pero le puede enseñar a la oposición lo que sería una ciudad educadora, con sus alcantarillas y sus colectores. Ahora bien, pedirle a estas alturas que realice una tesis sobre los números primos es demasiado. Y no crean que Casto es el único al que no le salen las cuentas así por las buenas. Joaquín Morales, inmerso en plena suspensión de pagos, anda igual o peor. Eso sí, también debe saber tela de letras, que se lo pregunten a los acreedores del Xerez. Y el Titanic no se hundió porque se cruzara en su travesía un enorme iceberg. Seguro que se fue a pique porque su capitán era de letras. Un eminente doctor lamentó recientemente que el Gobierno central redujera las partidas para investigar, y advirtió solemne: "La poesía y la literatura están muy bien, pero las letras no dan de comer, hay que invertir más en ciencia o nos hundiremos en la miseria". Como el Titanic de James Cameron, vaya, ¿pero y lo bien que tocaban los músicos según se hundía el personal a su alrededor? Aquí en Jerez pasa algo parecido. La situación económica y las cifras del paro están peor que nunca, pero la zambomba la tocamos como nadie, por eso hemos pensado en exportarla. Casto debió añadir esto último cuando esgrimió que era de letras: "¿Pero y lo bien que cantamos y bailamos, no se dan ustedes cuenta, señores de la oposición?"
También te puede interesar
Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Ramón Castro Thomas
El balcón
Ignacio Martínez
Negar el tributo y lucir el gasto
Por montera
Mariló Montero
Los tickets
En tránsito
Eduardo Jordá
Linternas de calabaza