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las cosas que pasan
ENTENDER fuera lo que está pasando con el PSOE de Jerez resulta complejo porque lo sencillo habría sido que a Pilar Sánchez le hubiese ido de lujo tras tumbar a Pacheco en 2007. Cualquiera podría pensar que los dirigentes socialistas que dicen que con el exalcalde "se puede pactar perfectamente" o que proponen a González Fustegueras que lidere la lista socialista el 22-M se han vuelto locos. Un poco, tal vez. Y también parece demencial que la dirección regional primero apoye a la alcaldesa y a la vez sondee la posibilidad de pactar con el propio Pacheco a sus espaldas. Cuando sobre el papel toca hablar de la victoria del PSOE en Jerez, es el propio José Antonio Griñán quien baja el balón al suelo al no descartar posibles pactos con Pacheco. ¿Han perdido todos la razón en el PSOE para entregar la victoria al PP? No, los sondeos mandan. Y ahora recoge la alcaldesa lo que sembró, por ejemplo, el día que dijo ante quien no debía que Chaves -que aún presidía la Junta- estaba mayor, y que Cabaña y Pizarro eran unos machistas que le hacían la vida imposible. "Están muertos", decía a los suyos, tras ganar el poder local orgánico. En lugar de aglutinar y reconciliar, eligió el 'conmigo o contra mí' buscando enemigos incluso donde no los había. Y sólo quienes la utilizan con fines orgánicos para controlar el partido le han reído la gracia. Hasta hoy. Ante las malas encuestas, ni estos últimos la apoyan, y los 'muertos' ni olvidan ni perdonan. Hasta los ediles que le sostenían el móvil la abandonaron. Pero lo peor es que por último tanto la dirección regional como la federal han dejado patente que su ciclo terminó. Ella, a la que sólo le quedaban Griñán y Susana Díaz, la 'número 2' del PSOE-A, que comió con Pacheco, niega la mayor como quien niega que amanece a diario. Pero esta vez Griñán, que pasó por Jerez el jueves, ya no se detiene a consolarla. Una cosa es que él mantenga las distancias con Chaves y otra que esté ciego. Sánchez, eso sí, tiene el mérito de lograr que la batalla entre el nuevo PSOE-A y la vieja guardia chavista estalle en Jerez. Destaca por su resistencia -cualquiera se habría ido en su lugar- y por llevar todo al límite. La plantilla no protesta porque no cobra, son todos enchufados, desliza. El interventor no discrepa, no tiene ni idea, comenta. La prensa no cuenta las cosas que pasan, manipula y conspira, afirma. Las concesionarias no reclaman los pagos, son irresponsables y se pueden largar ya, recalca. No es que el partido la deje a su suerte y mime y proteja a otras candidatas como Irene García en Sanlúcar, son todos traidores, lamenta. Sus concejales no están hartos, son inútiles... Sólo ella cree que Chaves comió pollo con Fustegueras; que Díaz y Pacheco se vieron por casualidad y que Griñán no se refiere a ella cuando la desautoriza. Negar la realidad no significa cambiarla.
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