Plata para la Reina del barrio
La Candelaria
La lluvia interrumpió la hasta entonces impecable jornada de Lunes Santo cuando la cofradía llegaba a la Catedral
LA Plata está de fiesta y así lo demuestran sus vecinos, que media hora antes de que se abran la puerta de la casa de hermandad conectada a Santa Ana, ya se disputan los mejores sitios en la rotonda de enfrente del templo para ver la belleza juvenil de su Virgen. Nadie quiere perderse a La Candelaria, la Hermandad que llevó por bandera a Jerez y a su barrio hasta Madrid el año pasado en las Jornadas Mundiales de la Juventud, que reunieron a más de dos millones de fieles de todo el mundo.
Algunas cabezas de los costaleros del palio asoman ya tímidamente desde el balcón cuando las inmensas puertas se abren y la cruz de guía se planta en la calle desafiando una tarde donde el sol este año no ha sido el protagonista de la jornada. Mientras una marea de nazarenos morados y blancos pone su camino hacia la calle Pizarro, los cuellos de los vecinos de La Plata ya buscan a su Señor y están deseando pedir misericordia y secarle las lágrimas a la Virgen niña.
La alegría contenida de los hermanos mientras salen distraen a un público que su mirada anuncia que ahí llega, justo detrás de las bocinas, el incienso y los ciriales. Las plumas negras del imponente romano que señala el camino a seguir ya son movidas por el viento mientras la canastilla caoba da la cara a su pueblo. La Verónica este año tiene, si cabe, más brillo propio. Su mantolín de color seda violeta con brocados y pedrería en color plata ya recibe el tímido sol que dejan pasar las nubes. Su túnica, de un terciopelo morado intenso también es uno de los estrenos este año, que termina de componer el paño portador, donado por una hermana de la Hermandad. El moreno del Cristo este año contrasta aún más debido a las potencias, cíngulos y cantoneras color plata que ya estrenó el pasado mes de agosto en Madrid. Y mientras los ojos pasean por las otras tres figuras que componen el conjunto escultórico, la corneta de La Sentencia -una grande para uno de los grandes- sorprende con la Marcha Real, que anuncia a bombo y platillo que Las Misericordias y su Verónica ya van en busca del primer templo jerezano.
Una vez el misterio ya ha pasado la plaza Federico Mayo, al fondo de la casa de hermandad se vislumbra una tímida Candelaria con su candelería perfectamente encendida. Mientras el cortejo de palio sigue saliendo, el martillo de José Luis Erdozáin suena con ganas al fondo del edificio, alentando a sus hombres que la Reina de La Plata está a punto de plantar cara a su Jerez. Mientras va meciéndose camino de su barrio, la banda de música de Rota, Maestro Enrique Galán, comienza a formarse a su puerta, unida a la alegría de la plaza. Poco a poco las caídas del palio comienzan a brillar. Hermanos del cortejo que no se resisten y vuelven la cabeza a admirarla cuando suena la marcha que anuncia que la Madre de Dios ya está en la calle.
La jornada transcurrió con perfecta normalidad hasta que los temores se hicieron realidad y la lluvia hizo acto de presencia cuando la cofradía llegaba a Catedral. Tras una reunión de urgencia de la junta de gobierno de la Hermandad, ésta decidió al cierre de esta edición arriesgarse y salir a buscar su templo, acortando el recorrido por José Luis Diez y teniendo presente a Santo Domingo y a la iglesia de la Victoria como posibles refugios en el peor de los casos.
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