El testimonio kilométrico de la fe cofradiera de un barrio
El soberano poder
La Hermandad de La Granja recorre 9.922 metros durante su estación de penitencia
Jerez/SE lo juro. Palabrita del Niño Jesús. Desde que llegaron a La Granja, el barrio ya no es el mismo. Muchas, muchísimas promesas se hacen vida y realidad en una parroquia nacida hace casi 40 años en una zona de Jerez que no hace tanto tiempo que estaba casi en el "más allá". Una Hermandad grande, poderosa, "cosa de Dios" que diría el viejo Gamaliel ante aquel Sanedrín repleto de escépticos frente a los discípulos del Resucitado, nacida del impulso y la ilusión de un grupo de muchachos de Montealegre y que, por circunstancias de la vida, acabaron en el más lejano extrarradio, se hacen hoy a la calle, con muchas, muchísimas horas de recorrido por delante, las primeras bajo un sol de justicia, pero con una ilusión y unas ganas que no desmerecen a las de aquellos días en los que eran un "pasito" de Viernes de Dolores, un juego de niños que llenaba de incienso y sabor cofrade a unos barrios a los que la Semana Mayor no alcanzaba.
Dejada en el olvido la decepción de no salir el año pasado por la dichosa lluvia (sigamos tocando madera…), eran las dos y media de la tarde eran cuando se abrieron las puertas de la Parroquia de Madre de la Iglesia, en pleno corazón de la Granja, para que se echase a la calle un cortejo de más de doscientos nazarenos, con túnicas y capas de color crema y antifaces burdeos, dispuestos a demostrar a Jerez que los kilómetros y las horas se hacen cortas cuando es el corazón el que manda. Con 9.922 metros por delante, ni uno más ni uno menos, la Cofradía enfiló la Avenida de Europa a los sones siempre magistrales de la Agrupación La Sentencia, que vive en simbiosis, casi en un eterno noviazgo con esta corporación, compenetrados como los que más.
El Señor del Soberano Poder, escoltado por agentes de la Guardia Civil, todos ellos hermanos de la Cofradía, con cuarenta y cinco almas bajo las trabajaderas, a las órdenes del bueno de Raúl Rodríguez, que cada vez apunta más maneras de capataz grande. Este año se ha completado el dorado del paso, estrenando los candelabros ya dorados. Quizás, con el Misterio ya terminado, en el pensamiento de los cofrades de la Granja se encuentre ya el día que puedan sacar a su Señora de las Mercedes bajo palio. Con total seguridad, en el recuerdo de la buena gente de esta Hermandad granjera estaba Pepe Antonio González de la Peña, quien fuera primer fiscal de paso que tuvo la Cofradía y que seguro que hoy tiene que estar asomado a cualquier balcón del cielo vigilando los pasos de su Soberano.
Por lo demás, el resto del recorrido dio pie a seguir pensando que estamos ante una cofradía grande, cada vez más llena de ilusión, con unas ganas enormes de trabajar por su barrio y por todo Jerez. La entrada en carrera oficial a los sones de "Con tu andar Soberano", el tránsito por la cuesta de Limones, la Tornería, el saludo en San Juan de Letrán a la Hermandad del Nazareno y el paso por la Parroquia de Fátima, con la acogida de los hermanos de la Paz, daban paso a otro de los momentos de la noche: el paso por Chapín y su presencia entre sus hermanos honorarios del Xerez C. D.
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