El salvador de Doñana
Adiós a uno de los grandes bodegueros
González-Gordon fue un pionero en la defensa del medio ambiente en España l Su mediación ante Franco evitó que el Parque Natural se convirtiera en un eucaliptal
“No se puede entender la historia de Doñana sin la familia González y no se puede entender la historia de la conservación en España y en el mundo sin Doñana, lo que provoca que lo que ha hecho esta familia repercuta en la conservación mundial”. Estas palabras de Miguel Delibes de Castro, hijo del gran escritor castellano y, sin duda, el más célebre conservacionista español, dan cuenta de la dimensión de Mauricio González-Gordon en su otra faceta, la de acérrimo defensor de la naturaleza que acuñó la frase de por encima de todo, está Doñana”.
Es un hecho que sin la intervención de Mauricio González-Gordon, mediando ante el mismísimo Franco en los años 50, lo que hoy es el Parque de Doñana sería un eucaliptal. Mauricio González-Gordon era hijo de uno de los propietarios de la parte oeste del Coto y desde esa posición se opuso a un proyecto de desarrollismo que pretendía trasplantar eucaliptos y sembrar de arrozales la marisma. Hubiera acabado con el ecosistema.
Él y dos castellanos, un salmantino y un vallisoletano, Francisco Bernis y José Antonio Valverde, que a la postre sería el primer director del Parque Nacional, dieron a conocer al mundo qué era Doñana; los tres hicieron comprender al mundo que el lince no era una alimaña; los tres estudiaron todas y cada una de las aves de un paraíso.
Así lo recordaba Mauricio González Gordon en una entrevistacon la revista de Parques Nacionales: “Franco vino a visitar nuestra finca en 1953 para comprobar cómo iba la plantación de eucaliptos. Preguntó a mi padre si los eucaliptos dañarían el Coto. Nosotros teníamos la certeza de que esa plantación acabaría con la fauna y la flora. Le pedimos a Paco Bernis que redactara un escrito y se lo enviamos a Franco, que leyó el memorando y aceptó poner fin a ese proyecto. Ahora todo el mundo entiende la conservación, pero en aquella época no importaba”.
Para Jorge Molina, autor del libro Doñana, todo era nuevo y salvaje, fue crucial que los tres padres de Doñana “congeniaran desde el primer instante gracias a la común pasión por la naturaleza entendida en su sentido más contemporáneo: conservarla, protegerla como ecosistema global, mantener intacta la red de la biodiversidad”.
No pararon ahí. Se aliaron con grandes naturalistas de la épocacomo Max Nicholson, que los visitaron en Doñana, y fue su intervención la que logró que WWF, por entonces la más importante asociación ecologista del mundo, presionara para conseguir que aquel lugar fuera una reserva protegida.
De aquella aventura, de aquel inicial ‘salvemos Doñana’, de aquel ‘por encima de todo, está Doñana’, nació, además, una segunda iniciativa, la Sociedad española de Ornitología, SEO/Birdlife, que ayer lamentaba la desaparición de uno de sus artífices.
“Aunque hoy nos parezca difícil la lucha por la conservación de la naturaleza y sigamos enfrentándonos a muchos obstáculos, mucho más lo fue entonces para pioneros como Mauricio González-Gordon, que con pasión y espíritu visionario abrieron el camino a todos los que vinimos después. Todos estamos en deuda con Mauricio”, afirmaba ayer la directora ejecutiva de SEO/Birdlife, Asunción Ruiz.
Según Ruiz, “González-Gordon es una figura histórica de la conservación ambiental en Europa y clave en la conservación de Doñana”. González-Gordon era el último fundador vivo de la más antigua asociación ecologista de España, que nació en 1954 precisamente en Doñana.”En realidad, sólo éramos cuatro amigos, pero crear la asociación le dio impulso”, decía González-Gordon.
Pero dentro de su carácter nunca existió la tendencia de ponerse galones. Él consideraba que el ‘culpable’ de todo había sido su padre, que desde muy pequeñito le describía cada pájaro. Luego, con once años, le regaló su primer libro de pájaros. Ese libro de pájaros le ha acompañado hasta su muerte.
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