Tartesos y Turdetania

As. Amigos Del Museo

09 de mayo 2017 - 02:01

JEREZ/ Tartesos en castellano, o Tartessos en griego, y su prolongación en la cultura turdetana han despertado desde siempre un gran interés a partir de las narraciones histórico-míticas como Habis, Gerión o Argantonio.

No obstante, hasta bien entrado el siglo XX no hemos comenzado a conocer su cultura material, sus ciudades y sus necrópolis, algunos de cuyos aspectos tienen una buena representación en la Sala IV de nuestro Museo, ya que formamos parte del área nuclear de estas culturas, que se desarrollan a lo largo del primer milenio antes de Cristo en torno al Bajo Guadalquivir.

La intensificación, a principios del siglo VIII antes de Cristo, de las relaciones comerciales, sobre todo, con el Mediterráneo Oriental y el establecimiento de los primeros núcleos costeros fenicios, como Cádiz o Castillo de Doña Blanca, traen consigo un proceso de transformaciones y cambios hacia una sociedad más jerarquizada y compleja con base en núcleos urbanos, que irán sustituyendo a los antiguos poblados de cabañas. Se introducen, a su vez, importantes innovaciones como el torno de alfarero, frente a las anteriores cerámicas modeladas a mano, la escritura, ritos y costumbres de origen oriental, etc.

Mesas de Asta, conocida en las fuentes clásicas como Asta Regia, contó con puerto al Guadalquivir y se encuentra entre los principales núcleos urbanos tartésicos y turdetanos.

En la vitrina de Mesas de Asta tartésica (siglos XII-VI a. C.) se exponen las características cerámicas a mano bruñidas, decoradas con motivos geométricos bruñidos, grabados o pintados en rojo, y las primeras cerámicas a torno.

En la vitrina de Asta Regia turdetana (siglos V-III a. C.) se muestran, entre otros objetos de la vida cotidiana, la generalización de los recipientes realizados a torno con las características bandas de pintura roja y negra, y fragmentos de cerámica griega.

Los núcleos urbanos se complementan, además, en el ámbito rural con explotaciones agrícolas especializadas, a modo de cortijos, como el yacimiento de los Garciagos documentado junto al circuito de velocidad y también expuesto en esta sala.

Pero sin duda, la pieza más destacada es el casco griego del río Guadalete, fechado a principios del siglo VII a. C., el más antiguo de los pocos conocidos en el extremo occidente. Dada su singularidad viajará a Madrid, entre el 2 de octubre de 2017 y el 1 de abril de 2018, formando parte de la exposición temporal 'El Poder del pasado. 150 años de arqueología en España', exposición que se encuentra entre las actividades programadas por el Museo Arqueológico Nacional con motivo de la celebración del 150 aniversario de su creación y el inicio del Cuerpo Facultativo de Conservadores de Museos. En ella se va exponer una selección de las piezas más significativas de la red de museos arqueológicos españoles.

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