La otra orilla
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De casualidad llegó a oídos de este humilde corresponsal que el jueves 22 de diciembre se iba a celebrar una zambomba jerezana en la capital del Reino; y que además el motivo de esta celebración, más allá de la convivencia, el vino y los villancicos de nuestra tierra, era recaudar fondos para la restauración del Convento de Santo Domingo, una de las señas de identidad de nuestra ciudad.
Enseguida me convencí de que este acontecimiento debía ser cubierto por Km. 0; por lo que contacté con Fray José Gil, joven dominico afincado en Jerez, que efectivamente me confirmó que esta zambomba 100% jerezana iba a celebrarse en la sala madrileña Fortuny para colaborar con los gastos de restauración del templo. El inicio de esta necesaria restauración, motivada por el mero paso del tiempo, - en este caso siglos, el convento es del año 1430 -, coincide con el 750 aniversario de la llegada de la Orden de Frailes Predicadores, conocidos como dominicos, a nuestra ciudad.
Indudablemente se trata de una orden de valientes, pues llegaron a Jerez en el año 1263, justo un año después de la reconquista de la ciudad. Y con la misma valentía que sus predecesores medievales y aprovechando el empuje de tan señalada efemérides, Fray José Gil y el resto de la comunidad se han propuesto no sólo rejuvenecer la Orden en Jerez - han llegado tres frailes jóvenes en los últimos 3 años -, sino también rejuvenecer su templo y dejarlo a la altura de lo que se merecen tanto ellos como los jerezanos.
Pero para lograr este objetivo les hace falta la ayuda. Y con esta intención de colaborar en este ambicioso y valiente proyecto, tres jóvenes jerezanos: Alfonso Pousibet, Pablo Mateos y Joaquín Osborne, propusieron a la orden y organizaron una zambomba auténticamente jerezana en la capital.
A esa zambomba se desplazó este cronista, y he de reconocer que me quedé con muy buenas sensaciones.
Aunque indudablemente por cuestiones geográficas faltó la chispa que a una zambomba sólo le da el aire jerezano, los organizadores lo prepararon todo de tal manera que por un momento podías creer que estabas en plena Plaza Rivero llegándote el sonido de zambombas y villancicos por los cuatro signos cardinales.
A colaborar con Santo Domingo se acercaron decenas de jerezanos afincados en la capital; que a pesar de lo complicado de estas fechas, hicieron un esfuerzo y aportaron su granito de arena a este proyecto.
Los villancicos corrieron a cargo de un grupo de flamenquito llamado 'A mi manera', que no sé si eran de Jerez, pero lo parecían. No faltaron ninguna de estas canciones navideñas que a los que estamos en la diáspora siempre nos despiertan la nostalgia por nuestra tierra.
Además con este acto colaboraron diversas empresas jerezanas haciendo regalos para que fueran sorteados a través de una tómbola solidaria en beneficio por supuesto de Santo Domingo.
Pude ver, digo ver, porque el 22 de diciembre de 2016 no me tocó nada de nada -esperemos que la cosa cambie para 2017- una paletilla de jamón ibérico de Montesierra, caja de vino de jerez de bodegas Álvaro Domecq, vermú de Lustau y regalos de Hebe Servicios entre otros; todas ellas empresas 100% de nuestra tierra.
Los afortunados tuvieron doble alegría, ya que no sólo lograron la satisfacción de colaborar con una buena causa jerezana; sino que consiguieron inesperadamente ampliar su menú para estas Navidades.
Me cuentan que la recaudación ha sido bastante razonable, y que todos los jerezanos que se desplazaron, incluido este articulista, quedaron tan encantados, que se espera poder continuar organizando en los próximos meses más eventos jerezanos en la capital en pro de esta buena causa. A ver si a la próxima tengo algo más de suerte, y me traigo aunque sea una tableta de turrón.
En definitiva, una pincelada de jerezanía en la capital, por una causa más que justificada. Confiemos en que la restauración de Santo Domingo salga adelante, y que todos los jerezanos que podamos, estemos donde estemos, pongamos nuestro granito de arena para ayudar a este, sin duda, tan importante emblema de nuestra ciudad.
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