Un paseo primaveral por El Retiro
en torno a jerez
Breve reseña de sus principales árboles y arbustos
A nuestro amigo
J. Antonio Márquez Rosado, de quien tanto aprendimos.
C omo recordarán nuestros lectores, en las semanas anteriores nos ocupamos del origen y las pequeñas historias en torno al parque de El Retiro, uno de los más frecuentados de nuestra ciudad. Hoy, para terminar, vamos a darnos un paseo para conocer sus principales árboles y arbustos, ahora que la primavera les saca sus mejores colores.
Es conocido por todos que El Retiro se ubica en la zona Este de la ciudad, en el distrito de las Delicias, del que constituye un referente de primer orden, bautizando con su nombre un sector del mismo. Su superficie tiene la forma de un rectángulo de unos 300 x 70 m aproximadamente-, que se orienta en dirección Este-Oeste, ensanchándose en su extremo oriental y en la zona colindante con el CEIP El Retiro. El Paseo de las Delicias, lo limita por su lado mayor y la calle Parque de Bomberos (antiguo Camino de la Fuente de Pedro Díaz) lo hace por su otro costado (1).
Como no podía ser de otra manera, la arboleda de un parque centenario como El Retiro ha ido cambiando con el tiempo. De los primeros momentos quedan como testigos algunos viejos ejemplares de ciprés, un gran pino carrasco que se cuenta entre los más altos y longevos de la ciudad, y algunas de las palmeras que se plantaron hace algo más de un siglo, cuando la hacienda El Retiro era aún propiedad de Luis de Ysasi. Las fotografías de la época nos muestran algunas de las alineaciones de pinos con las que contaba el Retiro, así como la presencia de grandes ejemplares aislados de esta misma especie (2). Se tiene también constancia de la existencia cipreses y de alineaciones de palmeras, de las que aún se conservan algunos testigos, así como de los naranjos que orlaban los paseos del parque (3).
A finales de los 80 del siglo pasado, tras la primera remodelación, tres especies eran las más representadas en estos jardines. La palmera canaria (P. canariensis) y el naranjo (C. aurantium), que se alineaban a los lados de los paseos centrales y laterales, con casi un centenar de ejemplares por cada especie (reducidos hoy a 24 y 73 pies respectivamente), y el fresno (F. angustifolia) que orlaba el perímetro del parque y que en la actualidad cuenta con 55 ejemplares. En los últimos 20 años, como puede verse, las cosas han ido a peor.
En el censo que realizamos en 1990 tras la remodelación del parque por la Casa de Oficios de Jardinería "Ingeniero Fernández de la Rosa", El Retiro contaba, aproximadamente, con 370 ejemplares de árboles y arbustos pertenecientes a 53 especies, a ellas había que sumar otro centenar largo de pies que crecían en el vivero, incluidas en 22 especies, de las cuales 18 no estaban representadas en el parque. En las siguientes décadas El Retiro fue perdiendo ejemplares a la par que diversidad. Y ello pese a las plantaciones que se realizaron en 2002, con motivo del centenario, en el que se incluyeron árboles aislados de una decena de especies no presentes en el parque (Brachychiton, Dombeya, C. spinosa, F. pennsylvanica, K. bipinnata…); o a las llevadas a cabo este mismo año 2018, en el que se han sumado ejemplares de L. patersonii, O. europea var. Sylvestris o C. deodara, entre otras.
Lamentablemente, la plaga del picudo rojo se ha llevado por delante en los últimos años dos tercios de las palmeras del parque, 51 de las 75 que censamos hace tres décadas (4). Los naranjos han sufrido algunas bajas, aunque aún hay presentes en El Retiro 73 ejemplares. Peor suerte han corrido los árboles de Júpiter (L. indica), de los que apenas sobreviven algunos pies de la veintena que poblaban el parque hace apenas veinte años. En la actualidad, en el censo aproximado que hemos realizado estos días y comparándolo con la población de 1990, se han perdido unos 140 ejemplares de los 370 que tenía en aquellas fechas, habiéndose sumado 28 nuevos pies de árboles y arbustos. En la actualidad se cuenta con unos 260 ejemplares pertenecientes a 48 especies, a las que habría que añadir otras 16 presentes en el antiguo vivero. En síntesis, puede concluirse que la arboleda de estos jardines se ha visto reducida casi en una tercera parte en el último cuarto de siglo (5).
El Retiro se estructura en torno a un largo paseo central que desde 2007 está cortado en su zona central por un quiosco-bar. Este paseo está flanqueado por naranjos, constituyendo el eje principal del parque, uniendo sus dos extremos. A sus lados, otros dos paseos laterales de trazado sinuoso, discurren entre las distintas praderas. Por último, en paralelo a las calles que sirven de límite al parque, se encuentran sendos paseos exteriores. El que corre junto a la avenida de Las Delicias está escoltado por fresnos. El que linda con el parque infantil y con el CEIP El Retiro, lo estaba por palmeras canarias, de las que apenas quedan algunos ejemplares.
Estos cinco paseos, que organizan los jardines en sentido Este-Oeste, se unen entre sí por pequeñas sendas transversales de albero que cruzan el parque a lo ancho, delimitando así las praderas o zonas de césped, rodeadas de bordes de confinamiento. En la zona central, ocupada ahora por el quiosco-bar, hubo hasta hace unos años una plaza bancos rodeada de plátanos de sombra que aún se mantienen.
En su extremo oriental, los paseos confluyen en un parque infantil rodeado de fresnos, sóforas, palmeras... En el otro extremo, se forma también una explanada en la que se encuentra la fuente cibernética que desplazó al viejo estanque con patos y peces de colores, nenúfares y "paragüitas" que, a nuestro entender, daba más encanto a este rincón. Un pequeño montículo, situado en una de sus orillas y que en su día fuera una poblada rocalla, rompe la horizontalidad del parque, poniendo así una nota de contraste. En la zona colindante con la urbanización Parque del Retiro, se abre un espacio sombreado por macluras, gleditsias y fresnos. Colindante ya con el CEIP El Retiro se ubica una pista multiuso. Por último, el extremo occidental, cerrado al público, acoge las antiguas instalaciones del vivero municipal, hoy en mal estado de conservación, estando en proyecto, desde hace muchos años su futura incorporación al parque (6).
Del medio centenar de especies que albergan los jardines -excluyendo la zona del antiguo vivero-, el paseante advertirá enseguida que tres son las más abundantes estando presentes en muchos de sus paseos y rincones: palmera canaria, naranjo, y fresno. Junto a ellas, se encuentran otras que más escasas en los otros parques de la ciudad, como el hermoso ejemplar de ginkgo (G. biloba), los tilos (Tilia x europea), el limpiatubos llorón, de tronco retorcido que crece junto al estanque (C. viminalis), las macluras (M. pomífera), también conocidas como naranjos de Luisiana o los raros jaboneros, pertenecientes a la especie (K. bipinnata).
Junto a ellos, el visitante hallará otras más comunes, pero no por ello menos singulares. Así, en la zona central, destacan los frondosos plátanos de sombra (P x hispánica) o los fresnos (F. angustifolia) que en primavera y verano nos sorprenden con su llamativo follaje de un verde intenso. Entre los ejemplares más altos del parque se encuentran un gran pino carrasco (P. halepensis) -cerca del estanque, y un viejo ciprés (C. sempervirens), el ejemplar de mayor altura, que sobresale entre las copas de los demás árboles de El Retiro (7).
Hasta hace unos años el parque poseía una variada representación de palmeras, reducidas en la actualidad a la ya citada palmera canaria, a un ejemplar de washingtonia (W. filifera) y a otro de palmera de abanico china (L. chinensis). Atrás quedan los días en los que crecían aquí ejemplares de palmera datilera, palmito, palmera de la suerte, palmera del Senegal, palmera de Roebelen, kentia… todos ellos perdidos, lamentablemente, en estos años.
Junto a las citadas, otras especies llaman también la atención del paseante como el castaño de flor roja (Aesculus x carnea) de bonitas flores rosadas, la acacia amarilla (Caesalpinia espinosa), de llamativas inflorescencias amarillo anaranjadas, o los inconfundibles árboles del amor (C. siliquastrum), que en primavera se visten de flores de color rosado. Las acacias de tres espinas (G. triacanthos), que flanquean la calle del Parque de Bomberos, o las altísimas casuarinas (C. equisetifolia) que crecen junto al estanque, contrastan con las sóforas (S. japónica), los arces (A. negundo), los almeces (C. australis), los fresnos rojos (F. pennsylvanica), o el falso pimentero (S. molle) de copas todos ellos más redondeadas.
Otras especies presentes en el parque son el agracejo (P. latifolia), el espino majuelo (C. monogyma) de llamativas flores y frutos o el durillo (V. tinus), más modestos en altura, pero igualmente significativos en el conjunto de la flora de El Retiro, por ser autóctonas. Buena parte de las especies arbustivas presentes en estos jardines, poseen llamativas flores que ponen la nota de color como altea (H. syriacus), pacífico (H. rosa sinensis), árbol de las trompetas (Brugmansia sp.), saúco (S. nigra), dombeya (D. x cayeuxii), flor de pascua (E. pulcherrima) … entre otras de las que podremos observar en nuestro paseo. En el entorno del estanque y junto a la rocalla, crecen especies singulares como las llamativas yucas (Y. elephantipes), cuyos troncos nos recuerda a las patas de elefante, adelfas (N. oleander), bonetero (E. japonicus), aligustre (L. lucidum) o un bonito seto de pitósporo del Japón (P. tobira) que en primavera se cubre de minúsculas flores blancas.
En los últimos años se han ido incorporando otras especies a los jardines del parque como un singular taraje conocido como tarfa (T. aphylla) que ha crecido con su tronco muy deformado, así como otros pies de araucaria (junto al quiosco-bar), brachichito, ficus, granado… Más recientemente se han plantado ejemplares del árbol pica-pica (L. patersonii), de hermosas flores rosadas, de cedro del Atlas (C. deodara) o de acebuche (O. europea var. Sylvestris), entre otros que completan la larga lista de especies de las que podemos disfrutar en nuestros paseos por El Retiro (8).
Con independencia del mal estado de mantenimiento actual, con la remodelación de 1990 el parque ganó en espacios abiertos gracias a la supresión de muros, vallas y setos y a la siembra de praderas y zonas verdes que dieron al parque mayores horizontes, pudiendo ser contemplado en su totalidad desde cualquiera de sus puntos.
La vegetación del parque se dispone en tres "estratos" bien diferenciados. El más elevado lo forman los árboles de mayor altura ya antes descritas: fresnos, acacias, palmeras, plátanos, casuarinas.... En un segundo nivel se sitúan otras especies arbóreas de menor porte como naranjos, aligustres, fresnos rojos, almeces… Por último, y a la sombra de los anteriores, crecen los arbustos.
La variedad de especies y la alternancia de caducifolias y árboles y arbustos de hoja perenne hace que el parque, siendo el mismo, muestre distintas caras con el paso de las estaciones. La primavera se anuncia con las primeras sámaras y hojas de los fresnos, con los arces cargados de brotes, con los árboles del amor adelantando sus flores... De singular belleza son las flores rosadas del castaño rojo, las blancas florecillas del espino albar o las de los naranjos, que tapizan de azahar el paseo central y aroman el ambiente como ningunas otras.
En el verano, el parque se salpica de frescas sombras. Los plátanos, los almeces, las gleditsias, las sóforas, los tilos... se ofrecen al visitante con sus frondosas copas como auténticos oasis bajo el sol de agosto. El verano se viste también de flores en El Retiro: alteas, pacíficos, durillos, lantanas… se llenan ahora de colores. Las palmeras, cargadas de dátiles o las sóforas, que alfombran el suelo con sus pequeñas flores blanco-amarillentas dejan también su huella de color en el verano del parque.
Con el otoño El Retiro cambia de aspecto. De llamativa belleza son las tonalidades pardas de las hojas del plátano, las de los almeces, o las del castaño, que adquieren coloraciones ocres-amarillentas. El ginkgo, uno de las especies más singulares de estos jardines, nos ofrece la bella estampa de su copa, en la que sus hojas han cambiado el verde intenso que mostraban en verano por un llamativo color amarillo.
La abundancia de especies de hoja perenne hace que, en el invierno, el parque conserve también su encanto. Naranjos, palmeras, cipreses, el gran pino piñonero, casuarinas, yucas... mantienen su follaje, contrastando así con las acacias de tres espinas cargadas de las grandes legumbres que se muestran en su copa desprovista de hojas, con los tilos, los fresnos, los arces o los plátanos de sombra, que nos muestran ahora su desnudo ramaje en el que destacan sus característicos frutos esféricos. Los naranjos ponen entonces la nota de color con sus abundantes frutos, junto a los arbustos de flor de pascua, cuyas llamativas brácteas de color rojo brillante destacan ahora más que nunca.
Sin embargo, a pesar de sus muchos atractivos, El Retiro "nos duele" ya que muestra signos de cierto abandono y precisa mayores cuidados, así como una regeneración de su arbolado que sustituya los ejemplares dañados o muy deformados. Además de las necesarias mejoras en su mantenimiento hay que ampliar también su patrimonio arbóreo, retirar los tocones de las palmeras que se perdieron por el picudo rojo, reparar sus paseos de albero, resembrar sus praderas y plantar, plantar y plantar más y más variados ejemplares de árboles y arbustos para que vuelva a recobrar la diversidad perdida. Y ya puestos a pedir, estaría bien retomar el viejo proyecto de incorporar convenientemente restaurada, la zona del antiguo vivero -que hoy se encuentra en estado de semiabandono- al parque, para hacerlo también accesible desde la rotonda de las Delicias.
El Retiro debe volver a ser, más temprano que tarde, ese gran parque para todos los jerezanos que generosamente cedió a la ciudad D. Luis de Ysasi y Lacoste. Ojalá que lo veamos así en los próximos años.
José y Agustín García Lázaro
Consulta referencias bibliográficas y reportaje fotográfico en http://www.entornoajerez.com/
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