
Jerez íntimo
Marco Antonio Velo
Jerez, 1900: el marqués de Casa Bermeja, ‘Contrasordera Thompson’ y Dionisio García Pelayo
Ojo de pez
SENTADO el otro día delante del televisor me topé con unos tertulianos que daban por muerta y enterrada las siglas IU. Así, tal cual: se acabó lo que se daba, eso es todo amigos. Los tertulianos justificaban su vaticinio con lo que dicen las encuestas, aunque luego no dudaban en calificar a Podemos de mero producto de encuestas. Pero las tertulias políticas en televisión nunca fueron muy divertidas, ni siquiera ahora que las emiten, también, en horario de máxima audiencia. Lo cierto es que la ruptura del pacto en Andalucía y la más que notable proyección de Alberto Garzón han favorecido que los argumentos de la coalición giren últimamente, en su mayor parte, en torno a una sola idea: nosotros somos de izquierdas, los otros no. Como si el hecho de ser de izquierdas constituyese suficiente garantía. Y no digo yo que no sea así, aunque dudo de que la gente que se levanta todos los días a partirse la cara para llegar a fin de mes dé el eslogan por bueno. Lo paradójico es que, decían aquellos analistas, la única opción para IU es dejar de ser tal e integrarse en Podemos, una fuerza política que ha prestado no pocos esfuerzos a pregonar eso de que no es ni de izquierdas ni de derechas. Y si esto es así, la izquierda española está fenecida.
Luego, en fin, existe la letra pequeña. IU y Podemos, junto a ERC, rechazaron hace poco, y tristemente, la posibilidad de condenar la persecución de los opositores en Venezuela, y a menudo son estos gestos los que hablan más de las adscripciones que los mismos eslóganes. Pero cabe advertir que la desfragmentación de la derecha se ha resuelto mejor que la de la izquierda con vistas al espectro ideológico de los votantes: quien se considere de derechas y ríase la gente siempre puede votar al PP, o a Vox; y, quien no llegue a tanto, siempre puede seguirle el rollo centrista y liberal a Ciudadanos y a UPyD. Pero, en la otra ala, nadie que se considere de izquierdas votaría a un partido que se dice de izquierdas pero que incurre a veces en prácticas políticas contrarias a este signo (PSOE) ni a un partido que afirma no ser ni de izquierdas ni de derechas (Podemos); entre otros motivos, porque la izquierda, y así lo está demostrando IU en sus presuntos últimos coletazos, se reivindica siempre como tal. Una izquierda sin chapita en la solapa no es izquierda. Es más bien un complejo.
Todo esto viene a cuento porque creo que España necesita una izquierda, igual que una derecha y un centro. Y que la absorción de IU por Podemos me parece una solución nefasta. Si de lo que se trata es de que el pájaro vuele, claro.
También te puede interesar
Jerez íntimo
Marco Antonio Velo
Jerez, 1900: el marqués de Casa Bermeja, ‘Contrasordera Thompson’ y Dionisio García Pelayo
La ciudad y los días
Carlos Colón
Lo que el PSOE llamaba “basura”
Confabulario
Manuel Gregorio González
El cónclave
La colmena
Magdalena Trillo
La España del caos
Lo último