Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Messi-Cristiano, o una competición antológica

Tiene mucho mérito el luso, pues a fuerza de sudor mantiene el pulso con su prodigioso rival

Impresionante. No voy a abjurar de mi devoción por Messi, pero no por ello voy a dejar de reconocer la impresionante reacción de Cristiano al ver cómo su eterno rival le enseñaba la matrícula en la lista de goleadores. Tras aquella sequía liguera del primer tramo de competición y con el argentino a su bola haciendo goles a granel, el cíclope portugués dijo aquí estoy yo y ya se encuentra echándole a su rival el aliento en el cogote.

Afortunados los que estamos viviendo esta carrera única entre dos portentos futbolísticos. Parece que están en una carrera de relevos; mejor aún, en una carrera en la que se alternan los cometidos de liebre y de galgo. Siempre el otro como espejo donde mirarse y eso es una suerte para LaLiga y una bendición para los que asistimos absortos a tan titánica lucha. Porque es que es de titanes lo que ambos hacen, sobre todo el luso, una fuerza de la naturaleza y un prodigio de ambición.

Tiene más mérito Cristiano que Lionel, seguro que sí, ya que el argentino vino tocado de cuna por la varita mágica que lo hizo genio innato y el portugués ha ido labrando su poderío sin un minuto de desmayo en la cancha y en el gimnasio. He dicho a menudo que Messi parece que nació con un balón como apéndice de su pie izquierdo, pero también ha de agradecerle a Cristiano que le impulse a una rivalidad tan fuerte que el desmayo no cabe en la programación de cada curso.

Juegan siempre, no se escaquean jamás y nunca le dan chance al descanso. El fútbol español está viviendo una década imperial, pues a los éxitos de la selección nacional y de los clubes a nivel internacional hay que unir la carrera que protagonizan estos dos futbolistas. Somos unos privilegiados por vivir esta época de rivalidades y hazañas de dos futbolistas que ya forman parte de la mejor historia del fútbol mundial. Soy de Messi, pero no reconocer a Cristiano es anormal.

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