Partido grande, grandísimo, ese España-Portugal que va a jugarse esta noche en Gdynia. A orillas del Báltico, plato de muy buen gusto tras haber visto a los nuestros el sábado con Macedonia. Todos los elogios, la inmensa mayoría de los elogios, han recaído en Marco Asensio, que es un fenómeno y por eso está en el club que siempre es portada. Con una zurda que ya comparan con la de Puskas, el mallorquín formó un lío de no te menees.

Sin duda alguna, estamos ante un futbolista de una vez, no un proyecto, sino una realidad. Cuenta, además, con la ventaja de rodearse de excelentes futbolistas. Muchos de esos futbolistas, como le pasa a él mismo, también dejaron de ser proyectos. La chilena de Saúl fue la llave que abrió la lata macedonia y ese fue el dato clave para lo que vino luego. ¿Y qué vino luego? Pues un chaparrón de fútbol que desarboló a un equipo que es mejor de lo que pareció.

Es un suculento plato el que se sirve hoy junto al Báltico, pues Portugal también mostró sus cualidades ante Serbia para refrendar que ellos y España son los dos favoritos del grupo. Seduce la idea de que esta noche vamos a ver un buen partido de fútbol. Creo que, aunque siempre es arriesgado dicho aserto, tenemos plenas garantías de acierto. Y pienso que a ese partido llega un favorito llamado España y no sólo por el extraordinario Marco Asensio, desde luego que no.

Asensio, Saúl, Denis Suárez, Marcos Llorente, Vallejo, Mayoral, Deulofeu, Bellerín, Gayá, Sandro... Una constelación de estrellas que sigue brillando cuando entran a suplir Dani Ceballos y Williams, otro proyecto que se hizo realidad al calor del ánimo que San Mamés le insufla a sus cachorros. Ardo en deseos de que llegue la hora de este plato fuerte que siempre es un España-Portugal y que hasta se hace más suculento cuando los futbolistas propios son tan buenos.