Tiene toda la pinta de ser una misión imposible, pero fútbol es fútbol (Boskov dixit) y hasta el rabo todo es toro. No estará solo el Sevilla en el gran coliseo de la capital bávara, ese Allianz Arena que se ha convertido en territorio comanche para todo el que osa hollarlo. Bien acompañado y bajo el 'dicen que nunca se rinde', la tropa de Montella puede repetir su gran disertación de Old Trafford; difícil, pero nada es imposible en este juego.

Va el Sevilla con heridas muy recientes. Desde aquel vuelco en dos minutos de la visita del Barça y la epidemia de autogoles, las heridas son muy dolorosas. Ese 4-0 de Balaídos junto al relevo en la portería han promovido un caldo de cultivo que no es el más adecuado para lo de esta noche en el corazón de Baviera. Y allí aguarda una fiera llamada Bayern con el sexto entorchado consecutivo de la Bundesliga ya confirmado este pasado fin de semana con el Augsburgo.

¿Cómo responderá la tropa de Montella? ¿Qué versión del Sevilla será la de esta noche? Que no sea la que ofrece en Liga es lo deseable, pues entonces no estaríamos hablando de una misión difícil, sino de una rotundamente imposible. La joven historia del Allianz Arena, va a cumplir trece años, deja bien claro que es un reducto prácticamente inexpugnable aun con la salvedad del Real Madrid, que ya sabe bien a qué sabe ganar en el suntuoso recinto muniqués.

Estamos en ese espacio de elucubraciones que es toda crónica avant match y resulta innegable que empezar perdiendo en lugar tan a contraestilo no invita al optimismo. Ni siquiera el 0-1 sirve, pero de lo que se trata es de, simple y llanamente, un partido de fútbol y en fútbol casi nada está escrito de antemano. Pase lo que pase, jugar Champions en cuartos de final bien vale revestirse de optimismo, recordar lo de que nunca se rinde y esperar a que no aparezca el infortunio de la ida.