Los Cernícalos en Sancho Vizcaíno, fin de una etapa gloriosa
La peña flamenca abandona hoy domingo su sede después de 45 años
El Bodegón de la calle Zarza será, de manera provisional, su nuevo hogar
Este domingo 31 de diciembre, la Peña Los Cernícalos pondrá fin al matrimonio que ha mantenido durante más de 45 años con la calle Sancho Vizcaíno. Sí, la entidad más veterana de toda la provincia y la tercera más antigua de Andalucía, se ha visto obligada a abandonar la que ha sido su sede desde hace más de cuatro décadas.
Durante las últimas semanas, sus socios, especialmente su junta directiva encabezada por Jesús Atienza, han ido desmantelando el local hasta dejarlo completamente vacío, ya que antes del 1 de enero debían abandonar el mismo.
Atrás quedan los recuerdos de una etapa gloriosa, una etapa en la que la peña brilló con luz propia, desarrollando eventos tan significativos como aquel mítico Concurso de Guitarra, que convirtió a Jerez en el epicentro de este instrumento durante años, o actos tan consolidados como el Pregón Flamenco de la Semana Santa, con medio siglo de vida, y sus Noches de la Plazuela, con más de treinta.
Por su escenario han pasado los mejores y los más brillantes artistas, tanto a nivel de cante, baile y guitarra, aunque muchos de los buenos aficionados no olvidarán aquellos encuentros cabales con voces como la de Manuel Moneo en petit comité.
Su sede ha acogido también una de las academias de baile más importantes de la ciudad, la de Ana María López, pero también ha tenido espacio para maestros de la guitarra como Parrilla de Jerez, Niño Jero y Manuel Lozano 'El Carbonero', el último en dar sus clases en Sancho Vizcaíno.
Fueron también famosas sus zambombas, con la presencia de grandes voces e incluso voces desconocidas, aquellas de buenos aficionados que sorprendían cuando abrían la boca.
En sus paredes permanecerán para siempre los quejíos más dolientes, entre los muchos, los de Rubichi, El Torta o Agujetas, aunque también los del Gasolina, El Gordo o Manuel Carabante con aquel recuerdo a los tablaos, y los bailes del desaparecido Juan Enri, Pepe El Zorri o los que se pega de vez en cuando el querido Antoñín, incombustible a sus casi 90 años.
Se acaba un ciclo pero desde la nueva junta directiva, que se ha renovado recientemente con nueva savia y gente con las inquietudes a flor de piel, ya miran al futuro con optimismo, entre otras cosas porque el número de socios de esta entidad sigue creciendo. De momento, su primera parada, a la espera de encontrar una sede definitiva, será el Bodegón de la calle Zarza, con el que han llegado a un acuerdo para albergar sus próximos actos y no dejar de funcionar.
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