La ganadería extensiva reclama su sitio en los planes estratégicos

A finales de mes, el Gobierno español presentarán a Bruselas el Plan Estratégico de 219 páginas (1.300 páginas de impacto medioambiental) y ante el escaso margen para presentar alegaciones, la Fundación Savia ha elaborado un manifiesto en el que piden medidas muy concretas para el sector ganadero extensivo y el sector olivarero de montaña. Reclaman la unificación de los pastos en una sola región, la división inmediata de la ganadería extensiva e intensiva, la devolución de los derechos quitados por el CAP a las hectáreas recuperadas mediante las alegaciones al Sigpac, el aumento de las ayudas acopladas al ovino y caprino y la división inmediata del olivar de montaña y el olivar tradicional.

La Fundación Savia explica que España, elabora un Plan Estratégico Nacional para la Nueva PAC que permite que desaparezcan de la Dehesa arbolada unos 3 millones de árboles al año, colocándola en la más pobre y vulnerable situación económica de toda la nueva PAC donde, además de quitarle “de forma semifraudulenta casi un millón de hectáreas admisibles, también le penaliza la existencia de árboles mediante el CAP (cuantos más árboles haya, menos se le paga al ganadero)”.

El manifiesto está refrendado por la Cátedra de Ganadería Ecológica Ecovalia-Clemente Mata de la Universidad de Córdoba, la Federación Española de la Dehesa Fedehesa, Ovipor Sociedad Cooperativa Andaluza S.C.A., CorSevilla Sociedad Cooperativa Andaluza S.C.A., Somos Sierra Norte, la Asociación Raza Ovina Lojeña, la Sociedad Cooperativa Andaluza San Sebastián,LIFE MontadoAdapt, el Ayuntamiento de Guadalcanal, las Ganaderas en Red GER, las Mujeres Ganaderas de Vacuno Extensivo Amugavaexa y la Cooperativa Virgen De Las Huertas.

Reclaman a la Administración europea que potencie una ganadería extensiva tradicional proveedora (gratuita) de Bienes Públicos para la sociedad (paisaje, biodiversidad, equilibrio sanitario ecológico, protección contra el fuego, …) basada en razas autóctonas, con gran capacidad de resiliencia modeladas genéticamente a lo largo de siglos, que aprovechan racionalmente los pastos y otros recursos del campo no consumibles por los humanos, fertilizando el suelo con sus excrementos y cerrando el ciclo biológico suelo-planta-animal, que entienden básico para el mantenimiento y conservación de numerosos ecosistemas.

Por todo ello, Savia, tras mantener una serie de reuniones con la Asociación Aibada para tratar conjuntamente el preocupante tema del calentamiento global y el cambio climático, concluyeron que para abordar este problema, existía la necesidad urgente de comenzar a separar legislativamente la ganadería industrial de la ganadería extensiva.

Los planes estratégicos en el Parlamento Europeo

Para ello, contactaron con el parlamentario europeo Ernest Urtasun (Verts/ALE) que, interesado por el problema, ha presentado a la Comisión Europea una pregunta, con solicitud de respuesta escrita, sobre la adopción de posibles medidas para distinguir regulatoriamente la ganadería intensiva de la ganadería extensiva, al tratarse de dos subsectores totalmente distintos y diferenciados con respecto a su efecto contaminante y a su manejo alimenticio.

“Ya es hora -dicen los responsables de Savia- de separar y diferenciar la ganadería intensiva industrial de la ganadería extensiva, con el fin de aclarar administrativamente qué tipo de ganadería es la que contamina, y cual de ellas, no solo no contamina, sino que descontamina”.

Apoyo del Comité Económico y Social Europeo

Justo la pasada semana el Comité Económico y Social Europeo (CESE) ha aprobado el informe Beneficios de la ganadería extensiva y de los fertilizantes orgánicos en el contexto del Pacto Verde Europeo, impulsado por la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), que forma parte de este órgano europeo.

El informe reconoce a la ganadería extensiva por su papel clave en el suministro de alimentos “sostenibles, sanos, seguros y de excelente calidad” y califica de “imprescindible” salvaguardar y proteger la ganadería extensiva, asegurando precios justos para los productores y una ayuda adecuada y suficiente en la PAC, reconociendo la importancia del pastoreo y todo el patrimonio cultural inmaterial que lleva consigo, y dando un trato diferenciado y favorable en las políticas públicas a este modelo.