Las sierras andaluzas, en peligro de extinción
La Voz Invitada
La autora reflexiona sobre los cambios de la nueva PAC desde la Sierra Norte de Sevilla
El debate sobre la nueva reforma de la PACPAC sigue sobre la mesa y las distintas posturas que han creado tanta confusión e incertidumbre van tomando otro color más apacible y positivo para todos, aunque aún hay reticencia al cambio por parte de algunas OPAS.
Sabemos que se han lanzado mensajes muy apocalípticos sobre el tema, pero también sabemos que no son ciertos. No sabemos si la apocalipsis llegará o no, pero por suerte lo que sí sabemos es que no llegará a manos de esta nueva reforma.
La Andalucía rural profunda, los ganadero/as extensivos/as y los agricultores/as de montaña seguimos con preocupación todas estas cuestiones que tanto nos atañen, puesto que serán decisivas para el futuro de la serranía andaluza y de sus pueblos.
En la medida de nuestras posibilidades, puesto que somos minoría, nos vamos uniendo y vamos dando voz al problema, porque se mire por donde se mire, si desaparecemos se perderá lo que verdaderamente importa (agua, oxígeno, paisaje, biodiversidad, bienestar social y animal, alimentos extraordinarios, tradición, cultura…). España es un país maravilloso y rico y debemos de sentir orgullo de ello y debemos cuidar con celo todo aquello que nos hace ser únicos y grandes.
Argumentos interesados
Llevamos meses escuchando argumentos interesados que carecen de una base firme, pero generan en nosotros cierta impotencia, ya que no logramos entender la necesidad de desprestigiar a otros para alcanzar un fin. Creo que las personas son capaces de argumentar y justificar objetivos sin descalificar a nada y a nadie, aunque hoy cueste creerlo, ya que poco ejemplo se está dando desde ciertos colectivos y en este caso no solo me refiero a este vaivén de la nueva PAC. Pero no entraré en detalles, ni alimentaré esta guerra absurda que determinada organizaciones han comenzado, ya que ese no es el camino que se persigue y Europa es lo que nos intenta decir desde hace años.
Podemos entender algunas posturas que se han tomado con respecto a este tema, puesto que los cambios suelen causar miedo y el redistribuir el dinero aun más, pero son posturas inmediatas que deben abrirse al diálogo ante la inminente realidad y ante las exigencias y necesidades de la sociedad actual.
Ya se ha demostrado que Andalucía percibirá el mismo dinero que siempre, que primar la productividad es cosa del pasado y debería haberse llevado a cabo desde que se desacoplaron las ayudas en la pasada reforma, también hay constancia de que el decreto europeo de 2013 ya exigía esta convergencia, por lo tanto no es nada nuevo, simplemente no interesaba y se silenció para retrasar lo inevitable y lo único que se ha conseguido es ponernos en el punto de mira Europeo y ser los últimos de la clase en este sentido.
Los objetivos Europeos a groso modo son bastante claros, sostenibilidad, equilibrio y sobre todo, romper con el pasado para poder avanzar hacia el futuro, hacia una Europa y una España fuerte, autosuficiente y sana, ya que al ritmo que vamos, si no cambiamos, a las nuevas generaciones les augura un futuro incierto , vacio e insalubre.
Cambio progresivo
Ya no hay excusas que retrasen este cambio tan necesario, un cambio progresivo, adaptativo, coherente y sobre todo justo.
La PAC no puede seguir alimentando esta desigualdad territorial tan feroz que propicia el abandono de los pueblos y del campo, abriendo así las puertas a los incendios y a la desertificación.
La PAC no debe favorecer los cobros desorbitados y los cobros míseros que existen en una misma región, esto es una injusticia consentida en toda regla que afecta de lleno a la ganadería extensiva y a la agricultura de montaña.
Tampoco podemos seguir teniendo cincuenta regiones en nuestro país, puesto que somos el único país que aún funciona así, ya que el resto de países posee una u dos regiones; esto es algo inaudito. Y por supuesto no podemos permitirnos el lujo de dejar que las sierras andaluzas de nuevo sean las perdedoras y las castigadas, ¡ya no!, no podemos permitirlo, puesto que son bienes comunes que aportan tanta riqueza que merecen ser tratadas con el máximo respeto y dedicación.
Como dicen en mi pueblo… hay que “dejar de marear la perdiz” y empezar a ser constructivos y tener una visión colectiva que nos ayude a avanzar. Es hora de dialogar, de aportar y de demostrar que nuestra comunidad autónoma está a la altura de las circunstancias.
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