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ATLÁNTIDA James Cameron busca las evidencias en Doñana

historia | la seducción de una leyenda

El director de cine produce un documental de National Geographic tras la mítica ciudad La desembocadura del Guadalquivir centra la investigación

ATLÁNTIDA James Cameron busca las evidencias en Doñana
Carlos López Doñana

10 de julio 2016 - 05:04

La historia mítica de la Atlántida retorna con fuerza a Doñana. Miles de años después de que el tiempo borrara sus huellas sobre la faz de la tierra, la isla Atlantis sigue suscitando el interés de científicos y académicos, seducidos por una leyenda que se mantiene inalterable desde que el padre de la filosofía griega, Platón, la describiera en los diálogos Timeo y Critias, 360 años antes de Cristo.

El santo grial de la arqueología sigue más vivo que nunca. Así lo evidencia el hecho de que el productor y director canadiense James Cameron acepte el reto de National Geographic de producir la segunda entrega del documental Search of Atlantis, que sigue las hipótesis del atlantólogo Georgeos Díaz-Montexano.

El responsable de películas como Terminator, Titanic o Avatar ya dio muestras de su espíritu aventurero cuando en 2012 descendió al punto más profundo de la tierra (10.908 metros) gracias al sumergible Deepsea Challenger. De aquella odisea emergió James Cameron, Viaje al fondo de la tierra, su primer trabajo para el canal de documentales de la sociedad científica.

"Mucha gente me conoce como director de cine, pero mi pasión es el océano y su exploración", citaba el canadiense para explicar la razón que le llevó a involucrarse en un reto tan ambicioso como arriesgado.

Para su nuevo trabajo, el cineasta se ha asociado con Yaron Niski, Simcha Jacobovici y Félix Golubev en su intento de desenterrar el mayor mito de la arqueología: "Nuestro equipo de exploración investigará varias teorías nuevas sobre la ubicación de la Atlántida real, quién era ese misterioso pueblo y qué desastre" acabó con ellos.

A lo largo de la historia, la ciudad ha sido buscada en más de una treintena de lugares. Siguiendo los apuntes de su ancestro Solón, Platón situó geográficamente la urbe en el océano Atlántico, cerca de Gadeira (Cádiz), delante de las Columnas de Hércules, en los límites del mundo conocido por los griegos, el Estrecho de Gibraltar. No es de extrañar, por tanto, que el Parque Nacional de Doñana, y más concretamente las marismas de Hinojos, fuese uno de esos emplazamientos en el que parecían converger todas y cada una de las escasas descripciones que dejó plasmadas el discípulo de Sócrates.

Díaz-Montexano, asesor de atlantología histórico-científica para los tres documentales que sobre la Atlántida grabará National Geographic, insiste en que parte de la isla, y muy probablemente la misma capital concéntrica, podría hallarse bajo el mar, en algún punto entre las costas de Huelva y Cádiz. Una teoría que el escritor hispano desarrolla en este segundo documental de la trilogía atlante.

Un acuerdo de confidencialidad le impide concretar algunos de los puntos en que se ha filmado, si bien avanza que les ha llevado a rastrear todo el Mediterráneo, visitando Santorini, Malta, Sicilia y Cerdeña. Durante las tres semanas que duró la fase de rodaje en España, un equipo de cuarenta personas recorrió Ciudad Real, Jaén, Sevilla, Cádiz, Huelva y Badajoz, peinando todos los emplazamientos en los que esta civilización pudo haber dejado su huella. Y extendió sus investigaciones también al corazón mismo del Atlántico, las portuguesas islas Azores.

Díaz-Montexano mantiene que, junto al filósofo, decenas de mapas egipcios de más de 4.000 años de antigüedad apuntan en esta dirección, dibujando "una isla que arranca desde las proximidades de Barbate hasta la desembocadura del Guadalquivir, o incluso hasta el mismo Cabo de San Vicente. Una extensión de terreno cuyo perímetro ocuparía, como mínimo, medio Golfo de Cádiz".

Platón da pábulo a los apuntes de su tío pentabuelo Solón de "que la isla desapareció tras varios seísmos de gran intensidad y una gran inundación o megatsunami". Los investigadores manejan la hipótesis de que la isla se encontraría sobre un área del Golfo de Cádiz donde chocan las placas tectónicas de Europa y África, "exactamente por encima de una zona de alta actividad sísmica", explica Díaz-Montexano a este periódico.

El epigrafista insiste en que "nadie había tenido en cuenta la representación de esa isla atlántica situada frente a Gibraltar, tal como se describe en mapas y documentos que se conservaban en varios archivos de Egipto y de la Cartago tardorromana. Tampoco repararon en que varios historiadores como Plutarco y Plinio El Viejo, entre otros, mencionan su existencia, acreditando cómo la historia fue trasmitida a Solón por dos sacerdotes egipcios, narrándole que la isla se hallaba consagrada al dios de las aguas (Poseidón), tal como sostiene el historiador etíope Markellos".

Otro dato esencial para el experto lo ofrece "un autor de gran autoridad como Crantor, que dio testimonio de cómo algunos sacerdotes egipcios le mostraron en Egipto estelas con inscripciones en las que se veía narrada la misma historia de Atlantis".

El mundo académico también ha buscado la Atlántida en Doñana. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) realizó una serie de catas arqueológicas en 2009 en las Marismas de Hinojos, siguiendo la hipótesis de Werner Wickboldt y Rainer Kühne, quienes a su vez se basaron en las investigaciones y hallazgos de Díaz-Montexano, que lanzó al mundo la hipótesis de que los griegos pudieron confundir el vocablo egipcio "costa", traduciéndolo como isla.

El filólogo Juan José Villaría, el arqueólogo Sebastián Celestino, el historiador Ángel León, y el doctor en Geología de la Universidad de Huelva, Antonio Rodríguez, se desplegaron en la zona del Pacil del mal tiempo y Cardales, a lo largo del ángulo sur que se forma por la confluencia del río Guadiamar con la denominada Madre.

Aprovechando la época estival se practicaron catas superficiales, sondeos de hasta 20 metros, pruebas de geotecnia para conocer las estructuras sumergidas, análisis de los sedimentos de polen, macro fauna, mineralógicos, geomorfológicos, arqueológicos y demás pruebas para discernir si existía alguna actividad antrópica que revelara la existencia de vestigios de un asentamiento humano.

Los resultados fueron descorazonadores: las pruebas certificaron que la forma de la marisma tiene un trasfondo geomorfológico, o, lo que es igual, la naturaleza construyó su fisonomía.

Las estructuras que desde satélite se observan en la superficie de la marisma, en unas imágenes que dieron la vuelta al mundo, corresponden a fenómenos muy recientes de la Edad Media. Así lo acreditarían las catas en las que aparecieron restos muy antiguos de la época que van desde el Neolítico a la Edad del Cobre, pasando por la época romana y, finalmente, la medieval. "Nada que podamos asociar a evidencias de una civilización anterior a la época del legislador ateniense Solón", cuenta Antonio Rodríguez.

En cualquier caso, las nuevas investigaciones podrían obligar a redefinir una leyenda que demostraría que Platón dijo la verdad, que sus fuentes eran fiables, que la Atlántida es algo más que el sueño de la arqueología moderna.

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