Aznar, el candidato y una ronda por Córdoba
Anécdotas de la Interparlamentaria
Una Interparlamentaria popular da para mucho, o no, parafraseando al mismísimo presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy. Lo que está claro es que concentrar en un mismo espacio a más de 450 cargos públicos de un partido político genera curiosas situaciones. Lo primero, los eternos saludos entre viejos y no tan viejos amigos y, lo segundo, las batallitas de unos y de otros.
Los hay muy interesados en las ponencias y mesas previstas, mientras que otros muestran más apego a las relaciones humanas de pasillo, que también tienen su jugo. La Interparlamentaria que se celebra en Córdoba no es una excepción y en su primera jornada estuvo entretenida, tanto en la sala de ponencias como en los pasillos y en la propia calle, espacio ocupado por los fumadores. Ya por la tarde, sus señorías populares pudieron disfrutar de música de viento -con algún insulto incluido- de algunas plataformas que se quejaban de la falta de empleo y criticaron la política económica del Gobierno. La Policía actuó rápida y, después de dejarlos gritar un poco, los mandó a la acera de enfrente para que, al menos, el ruido no llegara hasta los cargos populares.
Frente a los políticos estaban los informadores, a los que ayer era muy fácil identificar, puesto que mientras los que se desplazaron desde Madrid mostraron especial interés por saber qué ocurrió para que Aznar presentara más solo que la una el segundo tomo de sus memorias y por qué el expresidente ha dicho que "toma nota de los que faltaron", los periodistas de Despeñaperros hacia abajo indagaban a ver qué pasa con lo del candidato del PP a la autonómicas andaluzas, cuestión que se va alargando y que nadie desvela a la espera que Rajoy deshoje la margarita. Por contra, más de uno buscaba con la mirada a algún cordobés para que le aconsejara un buen lugar en el que disfrutar de una buena comida y constatar así la fama de buenas restauración que tiene la ciudad. También hubo incluso encuentros en los ascensores, donde se podía coincidir con el político a priori menos accesible, aunque sin sacar demasiado provecho (informativamente hablando) de los encuentros.
El premio a la simpatía se lo llevó de calle la vicepresidenta del Congreso de los Diputados, Celia Villalobos, mujer afable y cercana que, además, hizo más de un pase a la espera que se le preguntara por cualquier tema, preferentemente el asunto del libro de Aznar. También llamaron la atención dos destacados atletas que ocupan acta de senadores, como son la palenciana Marta Domínguez, que trató de pasar con la máxima discreción por el evento, y el soriano Abel Antón, quien incluso bromeó con su vestimenta al decir en uno de los corrillos de pasillo que era el único "vestido de sport" -llevaba un llamativa jersey verde- frente al "uniforme" de chaqueta oscura que exhibía la mayoría.
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