IU formula nuevos retos al PSOE más allá de su acuerdo político
Medidas contra los desahucios o un banco público de tierras están en su lista · Valderas anuncia su oposición a aplicar la reforma laboral a los empleados públicos de la Junta.
El acuerdo político de 250 medidas y 28 leyes de PSOE e IU para los próximos cuatro años ya está sellado, pero queda aún mucho por negociar más allá de la estructura de la Junta y de los nombres que la capitanearán. La coalición de izquierdas tiene ganas de demostrar su capacidad de gobernar, y ya tiene en la recámara nuevas propuestas con las que arrastrar a los socialistas hacia posiciones más de izquierda. Un banco público de tierras, mecanismos contra los desahucios y para impedir que las subidas de impuestos pongan en jaque la economía doméstica de muchas familias en alimentos básicos, agua o energía, forman parte de su lista de prioridades, en la que está, una vez más, la renta básica.
Con esta nueva batería de propuestas, IU apunta que compartir espacio político con el PSOE no será darle un "cheque en blanco" y hace gala de la rebeldía que llevaba como eslogan en la campaña electoral. Sin embargo, sus pretensiones pueden toparse con la falta de recursos y con sus socios, a los que ayer, en su intervención durante el discurso de investidura, el coordinador regional de IU, Diego Valderas, recordó la deriva neoliberal que habían adoptado, y a los que ahora tendrán que reconducir. Un primer paso sería modificar las leyes que son injustas y crear otras nuevas, como la Ley Integral de Agricultura, en la que bien podría incluirse ese banco de tierra que pondría en uso fincas sin explotar y que podría convertirse en un nuevo yacimiento de empleo agrícola y para jóvenes. Esta iniciativa, junto con políticas antidesahucio -podrían ser viables si, finalmente, tal y como se espera, IU se queda con la Consejería de Fomento y Vivienda-, entroncan directamente con la dimensión social que Valderas quiere que tenga este cogobierno, que pretende que traspase la barrera de la alianza de siglas para que sea un "cogobierno con el pueblo".
La rebeldía de IU, no obstante, no se quedaría sólo en la esfera andaluza, sino que pretende que se contagie al PSOE para juntos desde el Ejecutivo autonómico plantar cara a las políticas de Mariano Rajoy. "Sólo acataremos los recortes por imperativo legal y la consolidación fiscal", proclamó Valderas, en términos de resistencia ante cualquier intento de ataques a derechos recogidos en el Estatuto andaluz o de amenazas de intervención de las cuentas por parte del Gobierno central. Ahí lo tendrá fácil, porque el discurso del recién investido presidente andaluz, José Antonio Griñán, no dejó lugar a dudas de ese camino de confrontación . Otra cosa es cómo luego se canalice, porque el coordinador regional de IU ponía en esta parte de su intervención otro reto al PSOE: la oposición frontal a aplicar la reforma laboral en los empleados públicos de la Junta, con lo que ya estaba reconociendo la más que probable reducción de su plantilla.
De las responsabilidades en la Administración autonómica y quiénes las ocuparán, IU seguía ayer cerrada en banda a dar una sola pista. La decisión última está ahora en exclusiva en manos de Valderas y de su equipo de colaboradores más directos, y su secretismo está despertando cierto resquemor entre otros miembros del círculo de confianza o de la cúpula de la coalición. Pero se superará hoy mismo, ya que está previsto que cierre este capítulo en la reunión que mantendrá a mediodía con Griñán en el Palacio de San Telmo. Del encuentro habrá testimonio gráfico y será la escenificación oficial de este Gobierno de coalición que hasta ahora se había reducido a meros saludos en el Parlamento andaluz de los dos líderes.
Valderas, al que se da por hecho como vicepresidente y consejero de Gobernación, y el resto de sus consejeros no se sabe si contarán con apoyo de la dirección federal de IU el día que tomen posesión, como sí lo tuvo ayer Griñán, que tuvo bien cerca a la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, y como lo tendrá mañana en su toma de posesión con la presencia del secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba.
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