El Parlamento de Andalucía ya sirve aceite andaluz
La presidenta de la Cámara sustituye al plástico por vidrio y compra oliva de Córdoba
Hay quien se pillaba unos cabreos bíblicos en la barra del bar del Parlamento andaluz. No es que el aceite de oliva no fuese ecológico, sino que ni siquiera era andaluz. Valenciano embotellado en un polígono industrial situado en una carretera nacional de números romanos. Si hay algo eminentemente andaluz es el aceite de oliva, hay comarcas olivareras en todas las provincias, nueve denominaciones protegidas y sólo Jaén sería uno de los principales países productores si fuese independiente. Pero en el bar de la Cámara autonómica se servía líquido valenciano.
Hasta ahora.
La presidenta del Parlamento, la almeriense Marta Bosquet, ha introducido algunos cambios en las cocinas de la Cámara. Las tostadas ya se riegan con Capricho Andaluz, que es un aceite cordobés de una de las esquinas de las Subéticas. Y las botellas de plásticos han desaparecido. Ahora sirven unas botellas de vidrio turquesa, que hay que devolver. No obstante, los trabajadores de la limpieza tienen la orden de recoger las botellas que sus señorías y periodistas dejen en las salas y despachos del antiguo hospital de las Cinco Llagas.
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