Podemos, la derrota en seis actos
Anáklisis de un resultado sorprendente
La politología de laboratorio, una impostada espontaneidad y los excesos de confianza han hecho desaparecer de las urnas 230.000 votos de izquierda
Junto a la playa de La Caleta de Cádiz, en una peña flamenca, el lugar neutral escogido por los dos líderes regionales coaligados de izquierdas de Podemos e Izquierda Unida, Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo, se escribía un poemario en las caras de los asistentes que sólo alegraba de vez en cuando los gritos en los bares cercanos celebrando el ascenso a Segunda de un submarino que llevaba años en las profundidades. La misma profundidad a la que caían los pocos militantes que se acercaron a celebrar nada. Unidos Podemos no habían podido. Contra todas las encuestas observaron estupefactos que el millón de votos que habían alcanzado hacía sólo seis meses en Andalucía se había volatilizado por ensalmo. 230.000 votantes andaluces de izquierdas habían desaparecido. No debían haberse ido al PSOE, que también perdió votos. Quizá habría que buscarlos en las 190.000 abstenciones de diferencia con respecto a diciembre. El caso es que no estaban. Como diría el alcalde de IU de Medina, Fernando Macías, apodado El Jarras, un hombre que siempre mantiene el buen humor, incluso en las derrotas: "Se me han perdido 230.000 votantes y no sé dónde están". Los de IU, "acostumbrados a perder", mantenían la sonrisa y quizá con algún tirito hacia sus eventuales socios, "que se creían que era chasquear los dedos y los votantes te caían de los árboles. Esto es un poco más complejo", afirma un dirigente de IU. ¿Por qué no cayeron rendidos los votantes a la seducción de Unidos Podemos? Estas son las claves que se manejan en las dos formaciones sobre lo sucedido.
1 Cañamero y los pueblos
"Andalucía es una cultura política totalmente distinta. Y que hay muchas Andalucías, mucho más allá de la división occidental y oriental, y que cada una de ellas necesita de sus propias fórmulas", me explicó en una ocasión Íñigo Errejón mientras hablábamos de parte de ese mundo rural subsidiado en el que tan difícil les era entrar mientras en las zonas urbanas lo hacían como el cuchillo en la mantequilla. Pues, de hecho, un año después de esa reflexión, siguen sin entrar.
La estrategia de Teresa Rodríguez de hacerlo a través de los líderes jornaleros de un sindicato tan radicalizado como el SAT de Gordillo, una opción que no le gustó nunca nada a Errejón, habrá podido hacer que el histórico Diego Cañamero llegue al Congreso por Jaén, lo que no consiguió el anterior candidato, Andrés Bódalo, actualmente en la cárcel por tener la mano muy larga. Pero está claro que para muchos seguidores algo más moderados de Podemos eran compañeros de viaje incómodos. Que fuera en este tiempo cuando Bódalo entrara en la cárcel, con los excesos de la líder regional comparando la situación con la del poeta Miguel Hernández, supuso un discurso victimista orquestado alrededor del hecho que no cuajó. Más bien, dio a conocer el caso con más detalles para quienes no lo conocieran. Además, el movimiento jornalero andaluz ya no es lo que fue y sólo es una parte, ni siquiera demasiado grande, del mundo rural.
2 Un poco de gazpacho ideológico
Podría pensarse que la coalición de Podemos con Izquierda Unida, gestada en tiempo récord en las cúpulas, casi en exclusiva por los dos líderes, en el pacto de los botellines, podría haber supuesto cierto recelo por el ala socialdemócrata de Podemos, coletilla sacada del laboratorio de Errejón con sacacorchos. Pero entre las fuentes consultadas no se tiene ninguna duda de que el pacto molestó más al votante tradicional de Izquierda Unida que a los entusiastas de los círculos. Izquierda Unida no entraba a la izquierda de Podemos, debido a que una de las tres grandes corrientes de la formación morada, y muy principal en Andalucía, es Izquierda Anticapitalista, que fue una escisión de Izquierda Unida por su izquierda y con influencias históricas trotskistas.
Los votantes inasequibles de Izquierda Unida, aquellos de los que se llegó a reír Pablo iglesias llamándoles perdedores y nostálgicos, lo seguían siendo por lealtad y porque veían en Podemos una fuerza oportunista y populista donde el programa programa programa de Julio Anguita podía cambiarse por sillones. Es seguro que muchos votantes de IU se quedaron en casa. Por otro lado, la imagen del propio Julio Anguita haciendo campaña por la coalición en un papel de papá Pitufo y lanzando piropos al espíritu revolucionario con un discurso algo anticuado se ha observado en algunos círculos de Podemos como la del venerable al que se utilizaba más como aval electoral que como referente ideológico. Algo parecido al sorprendente giro de reivindicar el legado de Rodríguez Zapatero. Tanto exhibir episodios pasados de la casta ha sonado chocante. Estrategias tan evidentes para obtener votos no parecen haber resultado muy eficaces.
3 Algo de política internacional
Dos asuntos internacionales han cogido a traspié a Unidos Podemos en la campaña, aunque bien es cierto que el primero se lo podían suponer: Venezuela. El segundo, no: el Brexit. Con la economía venezolana colapsada y un líder opositor encarcelado, el resto de los partidos se han lanzado en picado a por la presa, mientras que los dirigentes de Podemos no podían deshacerse de su pasado y de sus elogios al chavismo. El principal asesor de Maduro sigue siendo un gaditano, Alfredo Serrano, que compartió trabajo con Monedero en el centro de estudios que servía de asesoramiento político al movimiento bolivariano. Y eso iba más allá del dinero cobrado del régimen venezolano, que también se les sacó en campaña aunque no se le pudiera vincular a la financiación del partido. Además, en Izquierda Unida siempre se ha alabado la tarea de Hugo Chávez por haber sacado a millones de venezolanos de la miseria en la que ahora han vuelto a caer. Para una sociedad como la española, los arrebatos y las formas de Maduro no son buena carta de presentación.
Tampoco ha habido suerte con el resultado del referéndum británico sobre Europa. Aunque ni mucho menos se defendía en campaña la salida de Europa, en su programa de La Tuerka Pablo Iglesias había dicho hacía no demasiado tiempo que lo razonable era salirse del euro, algo que se sigue defendiendo desde sectores muy amplios de Izquierda Unida. No tardó ni una hora el PP en lanzar un vídeo sobre el Brexit y Pablo Iglesias. Es lo que los analistas de Podemos han llamado voto del miedo como única explicación a su fracaso. Pero en política eso también juega. No pudieron evitar que se les asociara con el Brexit y el terremoto de aquel viernes justo antes de la jornada de reflexión de las elecciones españolas. Cameron no sólo acabó consigo mismo y con el líder de la oposición, sino que también, al escoger esa fecha para la consulta, con algún buen puñado de esos 230.000 votantes que buscan Unidos Podemos.
4 Las gestiones municipales
La Sexta fue la cadena que aupó a Podemos y la que más daño le pudo hacer cuando emitió en horario de máxima audiencia una demoledora entrevista de Ana Pastor con el alcalde de Cádiz, José María González Kichi. Aquel programa empezaba con la responsable del Banco de Alimentos afirmando que el Ayuntamiento de Cádiz había cortado de raíz todas las ayudas a esta organización benéfica. Y lo vio toda España. A continuación, el alcalde de Cádiz, que se ha hecho muy popular por sus habituales apariciones en televisiones nacionales, contestaba a las agresivas preguntas de la periodista envarándose y con un lenguaje burocrático y difícil de entender. Fue incapaz de vender sus logros, si es que los hubiera habido, ya que Cádiz, como Ayuntamiento del cambio, ha decidido que el mejor activo que puede poner sobre la mesa es que ha reducido la deuda, que es un argumento de gestión que más bien podría corresponder a la derecha. Así fue tradicionalmente al menos,.
Y si es posible que un Ayuntamiento señero de Podemos pueda ser menos derrochador que el gobierno municipal precedente, también lo es que se han traído asesores de fuera cuya función del día a día no se percibe por la población como nada realmente útil, pese a que cuentan con sueldos no desorbitados, pero sí de los más altos en la región para este tipo de puestos de confianza que parecen más comisariados políticos que otra cosa. Añadamos por último la colocación de personas cercanas a las bases del partido en algunos otros puestos satélite, algunas innecesarias polémicas y tendremos que una parte de la población haya sacado la conclusión -han perdido más de 4.000 votos- de que los ayuntamientos del cambio no son muy diferentes a los demás.
5 Las 'confluencias' con el socialismo
En la noche electoral hubo una reunión larga en el reservado de la peña flamenca, bajo la presidencia de una foto de Lola Flores, en la que se improvisó el argumentario tras las inesperados resultados. En el análisis de urgencia en un estrado de Maíllo y Rodríguez, seguidos a esas horas de la noche por unas pocas decenas de personas, el líder de IU adoptó un papel reflexivo intentando valorar lo que se había conseguido, que tampoco había que desdeñarlo. Pero Teresa Rodríguez, más en papel mitin, lanzó una arenga en contra de Susana Díaz en la que parecía incluso culparla de los resultados propios.
La campaña de Podemos de mano tendida al PSOE se ha visto contestada por los socialistas con un mensaje muy focalizado contra ellos. Se trataba de evitar lo que se conoció como sorpasso a toda costa. A los socialistas no les ha servido para crecer, pero en algo ha influido para que tampoco lo hiciera Unidos Podemos.
La pretensión de la formación morada de poder construir algo con los socialistas venía lastrada por la famosa cal viva mencionada por Iglesias en el Congreso de los Diputados y el humillante ofrecimiento, por las formas, de un Gobierno conjunto tras el primer encuentro del líder de Podemos con el Rey. En Andalucía, Teresa Rodríguez ha sido una portavoz sumamente agresiva con las políticas de Susana Díaz, llegando a sacarla de sus casillas. Pensar que ese Gobierno de mano tendida podía ser algo estable es algo que el electorado no ha debido ver muy claro.
6 Las purgas y la sonrisa publicitaria
Los carteles que más se vieron durante la campaña, en unas elecciones en las que daba algo de sonrojo observar una campaña de carteles seis meses después de la última, iban de sonrisas. Todo el star system de Podemos aparecía en una actitud abiertamente publicitaria. Por Andalucía aparecía un ex general, José Julio Rodríguez, que se presentaba de cunero por Almería, algo que nadie entendió muy bien incluso dentro de Podemos. En las anteriores había ido por Zaragoza. No salió. Debe ser que no todo vale para los electores. Es cierto que en el cartel sí había un andaluz, Alberto Garzón, malagueño, pero se presentaba por Madrid. De número cinco. Otra ofensa más a la vieja guardia de Izquierda Unida y más en concreto a la vieja guardia del PCE. La cuestión es que Andalucía, propiamente, el granero clave para ganar elecciones generales, no aparecía en las sonrisas.
Las sonrisas tenían un segundo problema: que nadie se las creía mucho. En el periodo interelectoral, Podemos mostró una imagen muy poco guay. Las batallas internas en Euskadi, Galicia y Madrid acabaron con una sonora patada a Errejón en el culo de Sergio Pascual, quien había creado la estructura del partido en Andalucía para generar equilibrio con Izquierda Anticapitalista. Pascual es un hombre de diálogo, de posturas moderadas. En las andaluzas de hace más de un año, donde Podemos se estrenó electoralmente con 590.000 votos, Pascual había trabajado codo con codo con Errejón en el diseño de ese experimento. No es que saliera bien, pero tampoco es que estuviera mal, con 15 parlamentarios. Sus servicios se agradecieron casi a medianoche en una demoledora carta firmada por Pablo Iglesias en la que se hablaba mucho de amor, pero la bofetada a Pascual era estruendosa. Después de aquello nadie podía decir que en Podemos había buen rollo y el nuevo partido no sólo se comportaba como un partido a la vieja usanza, sino de rompe y rasga, con purgas al anochecer. Ningún círculo tomó esa decisión, ninguna asamblea, nadie votó a mano alzada. Lo decidió una sola persona: Pablo Iglesias. Y muchos en Podemos en Andalucía del ala de Íñigo Errejón y de Anticapitalistas, almas distintas que existen en Podemos, le señalan a él directamente como el que causó muchos de esos 230.000 votos desaparecidos.
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