Rivera ordena a C's que se abstenga en Almería en favor del alcalde del PP
El dirigente de Ciudadanos anula el acuerdo al que había llegado su partido con el PSOE
Un bandazo de 180 grados de Ciudadanos a última hora hizo posible que el candidato del PP, Luis Rogelio Rodríguez Comendador, conserve la Alcaldía de Almería. Tan sólo unas horas después de sellar y proyectar un acuerdo con el PSOE para que su número uno, Juan Carlos Pérez Navas, pudiera gobernar en detrimento de la lista más votada del PP, el candidato de Ciudadanos, Miguel Cazorla, recibió una orden ya entrada la noche de la dirección nacional de su formación: debía propiciar la continuidad de Rodríguez Comendador en la Alcadía con la abstención de los tres concejales elegidos el 24-M.
Fue un brusco giro teledirigido por la disciplina de partido, cursado en el tiempo de descuento y que ha evidenciado la irrelevancia de un paripé cuyo documento final fue desautorizado desde Barcelona por el propio Albert Rivera.
Rodríguez Comendador dijo hace diez días que cada partido tiene que jugar sus bazas y cartas hasta última hora. El viernes, al conocer el acuerdo que lo enviaba a la oposición, buscó a la desesperada el auxilio de Génova. A través de los diputados nacionales por Almería Juan José Matarí y Rafael Hernando, portavoz del PP en el Congreso, con el amparo de Javier Arenas y el presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, consiguió la intervención del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que ha resultado decisiva.
El propio alcalde reconoció horas después de la toma de posesión que "se han producido gestiones a otros niveles". La conversación de la dirección nacional del PP con Rivera, acompañada por la documentación de las demandas en curso que tiene su candidato en Almería de una anterior aventura empresarial, echaron por tierra la aspiración de Cazorla de acabar con doce años de gobierno del PP con pactos y mayorías absolutas. Cazorla, lejos de desobecer el nuevo mandamiento a pesar de considerarlo un error, recogió su acta de concejal y se hizo el harakiri absteniéndose en las votaciones, obviando lo que había pactado, ante un plenario de correligionarios socialistas que se habían movilizado para disfrutar de la investidura de Pérez Navas y acabaron presenciando la cuarta entrega y alzamiento del bastón de mando por parte del candidato del PP.
Hubo abucheos e insultos de quienes entendieron que era una indecencia. Cazorla se atrevió incluso a censurar los reproches aludiendo a una falta de respeto hacia la democracia y a su partido en una ciudad en la que ha crecido auspiciado por una fuerte pulsión de cambio sensato y prudente que todo apunta ya a que ha quedado en nada.
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