San Benito se vuelve a zafar de las espadas

Los vecinos de la localidad cordobesa de Obejo homenajean un año más al patrón de Europa e inventor de la siesta con la Danza de las Espadas

Los danzantes bailan la 'bachimachía'.
Los danzantes bailan la 'bachimachía'.
Estrella Serna (Efe)

10 de julio 2016 - 05:04

Obejo homenajeó, un año más, a San Benito, patrón de Europa y a quien se le atribuye la invención de la siesta, con la Danza de las Espadas, baile de origen bárbaro con el que simulan ahorcar a un danzante, un espectáculo que congrega a miles de visitantes. Este municipio, de unos 700 habitantes, realizó ayer un peculiar pasacalles que puede tener su origen en las batallas que los pueblos bárbaros realizaron en esas tierras siglos atrás, un baile que protagonizaron una treintena de danzantes con pasos al compás de laudes, panderetas y guitarras que acaban entrecruzando sus espadas de hierro alrededor del "maestro del grupo".

"Los pueblos bárbaros realizaban rituales de este tipo cuando llegaron a la Península Ibérica", relató el hermano mayor de San Benito de Obejo, Antonio Ruiz, antes del espectáculo con las espadas que se realiza el sábado más próximo a la onomástica, el 11 de julio, del que fuera proclamado por el papa Pablo IV, patrón de Europa en 1964. El vicesecretario de la hermandad, Antonio Alcaide, añadió que la danza ahora es una forma de veneración al santo patrón del pueblo, a quien también "se cubre con billetes por los exvotos que le hacen los feligreses" oriundos de Obejo y que viven repartidos por toda la geografía española pero que ayer se concentraron en la ermita de la localidad, que vive sus días grandes de fiestas estivales.

Lo más llamativo del baile, tal y como señaló Alcaide, es cuando la treintena de danzantes en filas se cruzan y comienzan a saltar moviendo las espadas alrededor de la cruz donde se dice que se apareció San Benito, cerca de la zona de la ermita, y por supuesto, durante el patatús o momento final, en el que las espadas rodean la cabeza del más veterano simulando ahorcarlo, lo que simboliza "una especie de resurrección", ya que al final logra zafarse de la madeja de hierros afilados.

Tras la danza, también llamada bachimachía por ser un baile a caballo entre los movimientos de lucha y pasos más festivos, se reparten buñuelos que, en Obejo, son una especie de pestiños de gran tamaño cubiertos con azúcar. "Es el momento más importante del año", valoró la concejal de Turismo y Juventud de Obejo, Azahara Ruiz (PSOE), quien indicó que en la romería que se celebra después de la Danza de las Espadas los 700 habitantes llegan a ser casi 2.000 debido a los visitantes que son atraídos por lo pintoresca que resulta la tradición.

Cabe destacar que el baile de los danzantes de fajines rojos coincide con las fiestas patronales en una jornada de romería por el día y de casetas por la noche. La Danza de las Espadas se repite los sábados más cercanos al 17 de enero, día de San Antón; el 21 de marzo es el elegido para recordar la muerte de San Benito, y ayer con motivo de la onomástica fijada por la Iglesia como día para venerar a quien se le atribuye la invención de una "marca España" tan conocida, internacionalmente, como la siesta vespertina.

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