El acusado de la muerte del bebé de Almería declara que no estafó en la venta de un coche de gama alta
Lo de ayer fue un trámite. Le quedan cuatro y el que puede llevarle a no volver a pisar la calle en mucho tiempo. Jonathan Moya, acusado del rapto y la muerte de Miriam, un bebé de 16 meses, en Almería, se enfrentó ayeral tribunal que lo juzga por un delito de estafa en compraventa de un coche que no era suyo. Moya declaró que no tuvo nada que ver con esa operación. El juicio quedó visto para sentencia. Y habría sido una vista más de las que se celebran en la Ciudad de la Justicia de la capital almeriense, si no fuera por su protagonista. Eso la hizo diferente.
Moya, en prisión desde diciembre acusado del secuestro y asesinato de la pequeña Miriam, se enfrentaba al primero de los cuatro juicios que tiene pendientes por apropiación indebida y estafa en la compraventa de vehículos, en el que ha negado haber cometido delito. Moya responsabilizó a su hermano Iván, que se encuentra en paradero desconocido, de haber negociado en mayo 2008 la compraventa por la que está acusado de estafa.
El fiscal pidió que se le imponga una condena de 18 meses de prisión por la venta de un BMW de segunda mano por 5.000 euros que había adquirido de forma fraudulenta, sin llegar a pagar el importe de 9.000 euros acordado con el vendedor. De la misma manera solicitó que se indemnice al comprador del vehículo con los 5.000 euros que hizo efectivos sin haber recibido después el coche.
Moya negó cualquier intento de cometer estafa y aseguró que fue su hermano el que pactó los términos del acuerdo. El hermano estaba citado a declarar como testigo, aunque no lo hizo por estar en paradero desconocido. También declararon los dos afectados por la presunta estafa, el vendedor del coche que no llegó a recibir los 9.000 euros acordados y el comprador, que abonó 5.000 euros sin recibir el vehículo, quienes han asegurado que fue Moya González quien hizo los tratos y les "engañó".
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