"Le dije que no se quejara, que allí nos íbamos a morir todos"

Un guarda de un coto de caza relata cómo rescató al mecánico del avión mientras el encargado de una finca salvaba a uno de los ingenieros

Fernando Pérez Ávila

10 de mayo 2015 - 06:30

"No vi caer el avión porque me lo taparon unos pinos, pero sí escuché el estruendo que hizo. Me pasó por encima y vi que iba a una altura muy baja, 15 ó 20 metros a lo sumo". Francisco Miranda Escudero es un guarda de un coto de caza de La Rinconada que ayer rescató a uno de los supervivientes del accidente del Airbus A400M. Estaba en su coche con su hija de once años, que ayer le acompañaba porque había ido a darle de comer a un perro que tiene en el coto. "Mi hermano trabaja en Airbus y la niña, al ver el avión, me dijo 'mira, papá, uno de los aviones del tito'. Yo me di cuenta de que no era normal que volara tan bajo".

A continuación se produjo el accidente. "Lo escuché, un ruido tremendo. Yo me estaba dando la vuelta y corrí hacia donde había caído. Hacia allí iba también el encargado de una finca. Vimos que dos personas se tiraban del avión, salían por la parte de arriba y saltaban. Podía haber cuatro o cinco metros de altura. Corrimos hacia el avión y nos fuimos cada uno a uno. Los sacamos de allí arrastrándolos por el campo hasta llevarlos a un sitio más alejado del avión". Mientras los arrastraban, el guarda del coto y el encargado de la finca oían las explosiones del aparato, que acababa de despegar e iba cargado de queroseno.

Luego se unieron dos personas más, los dueños de la finca. Entre los cuatro mantuvieron a los heridos conscientes a la espera de que llegaran los servicios sanitarios. "Yo saqué a Joaquín, el mecánico. Se quejaba mucho de la pierna cuando lo arrastraba, y no podía cogerlo en peso porque pesaba demasiado. Yo le daba ánimo y un poco de charla. Llegué a decirle que no se quejara, que allí nos íbamos a morir todos".

Su hija, desde el coche, presenciaba la escena. "Lo ha pasado mal. Me oyeron los del 112 hablando con otro vecino y contándole que la niña lo había visto y me recomendaron que la viera un psicólogo. La vio uno de los que estaba allí para atender a los familiares de las víctimas. Y le ha venido bien". El guarda estaba con su hija y el psicólogo cuando llegó Mariano Rajoy. "No he podido saludarlo porque estaba pendiente de la niña". A quien sí saludó fue a Manuel, el encargado de la finca. Rajoy colgó en su cuenta de Twitter una foto con él.

Las cuatro personas que rescataron a los heridos tenían todavía los restos de su acción heroica en la ropa. Francisco llevaba una mano vendada y todos restos de sangre y hollín. Por ello recibieron alabanzas no sólo de Rajoy, sino también de la presidenta de la Junta, Susana Díaz, y de los alcaldes de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, y La Rinconada, Javier Fernández.

"Sorpresa y admiración" son los calificativos que empleó Zoido para los trabajadores, que "al ver cómo dos tripulantes saltaban de las ventanas acudieron inmediatamente, a pesar del incendio, para sacarlos y apartarlos. Hoy esas dos personas se encuentran afortunadamente en dos hospitales para que puedan superar las quemaduras y las lesiones que presentan". Zoido reconoció que la sociedad en general tiene que "agradecerles su actuación a esos trabajadores", que estaban con sus labores y acudieron inmediatamente al lugar. "Quiero tener un recuerdo con ellos, además de mi reconocimiento y agradecimiento".

El regidor también dijo que espera que un hecho de esta magnitud "no empañe una trayectoria de muchos años ni a la cantidad de unidades que vuelan por el mundo". "A veces sucede un accidente, que por regla general es una circunstancia que ha sobrevenido y no era previsible", añadió, a lo que espera que "se quede ahí y no tenga mayor incidencia en un proyecto que es de gran envergadura para Sevilla, Andalucía y España".

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