El cambio real

ANDALUCÍA ha votado, y marca un hito: el cambio real no era Vox, sino eliminar a Vox de la ecuación del Gobierno del Cambio. En 2018 aquí se inició la irrupción de la extrema derecha en un tablero con fuerte presión de la extrema izquierda+nacionalistas, y tal vez aquí se haya iniciado el fin de la efervescencia. Narciso Michavila ha advertido que Andalucía suele anticipar los cambios. El resultado del 19-J, con todo, determina que 2018 no fue una carambola, sino el final de la hegemonía monocolor del PSOE. El presidente por accidente se ha convertido en presidente incontestable.

Hoy nos habrán despertado los medios de Madrid con el mensaje del desastre de Sánchez o el primer éxito de Feijóo, y la demostración empírica de que Vox tal pero que Yolanda Díaz cual.... Es la cuota de bullshit inevitable, siendo Andalucía una comunidad con entidad para algo más, por su peso siquiera cuantitativo. Ni siquiera una cortesía de 24 horas para que la voluntad de Andalucía se interprete en clave propia ante el futuro. Pero las lecturas nacionales serán inevitables: Feijoo sí puede exhibir la recuperación del gran espacio del centroderecha sin Vox; Sánchez confirma que para mucha España no es aceptable su Frankenstein pronacionalista; Vox pierde fuelle, Yolanda Díaz no lo gana... Pero tiempo habrá. Hoy toca Andalucía.

Juanma Moreno va a gobernar con mucha autonomía. De momento, eso sí, en un escenario económico adverso, mala financiación por corregir y seguramente con la hostilidad más o menos manifiesta de Moncloa. Pero con un fuerte refrendo social para desplegar su modelo de gestión: socialdemócrata en derechos y servicios; liberal en política fiscal; más bien conservadora en familia y tradiciones. Tiene crédito, frente a una oposición que optó por una campaña absurdamente irreal sobre la sanidad y la educación destrozadas para ser privatizadas. Lo que se espera de Juanma Moreno en adelante es ver Andalucía recortar distancia y converger. Es el reto, y será su examen final en 2026.