La estética que cura
NUEVAS TECNOLOGÍAS AL SERVICIO DE LA SALUD
Una peluquería granadina desarrolla un sistema que reproduce el cuero cabelludo. Es una opción para pacientes con cáncer en tratamiento que evitan verse calvos
¿Pero se te va a caer el pelo? Fue lo primero que el hijo pequeño de Teresa le preguntó a su madre cuando ésta le contó a su familia que padecía cáncer de mama. A Teresa, nombre tras el que se oculta una granadina de 40 años, le diagnosticaron que padecía esta enfermedad a principios de verano pero nadie, salvo su círculo más íntimo, ha notado ningún cambio desde su primera sesión de quimioterapia.
Una amiga le habló de una peluquería en la que realizaban tratamientos capilares para enfermos de cáncer con terapias oncológicas. Se trataba de la red de centros Ángel M. Peluqueros, un negocio de tres hermanos que aprendieron el oficio de su padre. “Cuando en España nadie ponía pelo, él ya trabajaba las primeras pelucas de pelo natural”, precisa Angel Molina, primogénito de aquel estilista. Sus hijos han recogido el testigo investigando con nuevos sistemas en las que las nuevas tecnologías juegan un papel fundamental. “Hay un vacío y un desconocimiento muy grande a la hora de asesorar a estos pacientes porque la mayoría de las veces recurren a pelucas y postizos muy poco naturales. Son personas para las que encontrarse bien con su imagen es un arma más para luchar contra la enfermedad”, opina Ángel Molina.
Ángel, José y Víctor, propietarios de esta cadena de peluquerías, junto con la Asociación de Ayuda contra el cáncer, han desarrollado un sistema capilar fijo –no una peluca– que simula al detalle las características del cuero cabelludo a través de un estudio pormenorizado de la imagen del paciente. En concreto, se trata de una segunda piel que se ajusta al cráneo como una lentilla al ojo y es una réplica de la cabellera de cada paciente.
La Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa ha incentivado la iniciativa de estos peluqueros que buscan una mayor difusión de su sistema. Para ello, trabajan en la creación de una plataforma virtual, aún en construcción, asesorados por técnicos de Reta, una organización sin ánimo de lucro dependiente de la consejería de Francisco Vallejo que aconseja a las empresas en materia de I+D. Su objetivo es crear un portal web que recree virtualmente el cráneo de cada paciente esté donde esté. “Queremos estar conectados con las unidades de oncología de los principales hospitales para que, desde los mismos centros, les informen de que la pérdida de pelo tiene solución. Y que el cáncer que padecen no debe ir asociado a un cambio de imagen”, continúa Ángel. De hecho, el objetivo de los hermanos Molina es que estas prótesis capilares fijas, que se pueden realizar a partir de los 300 euros, se subvencionen a través de la sanidad pública.
La pérdida de pelo es una de las primeras consecuencias de los tratamientos contra el cáncer. En el caso de la quimioterapia la caída del cabello se trata de un proceso reversible. Es decir, el pelo volverá a crecer tras el tratamiento. Con la radioterapia dependerá de la dosis administrada, pero es habitual que el vello no vuelva a crecer en la zona radiada. Numerosos estudios oncológicos confirman que las terapias son mucho más efectivas si el paciente tiene la seguridad de que no van a verse calvo. Menchu Pérez, enfermera de la unidad oncológica del hospital Clínico de Granada, confirma esta tesis: “A muchos pacientes les molesta mucho la sensación de dar pena cuando están calvos. Se ven más fuertes ante la enfermedad y no caen en la depresión”.
Teresa lo tenía claro. Tenía que adelantarse a las consecuencias físicas de su cáncer de mama y lucir su mejor cara desde el primer día. “La idea de colocarme un pañuelo en la cabeza no me gustaba nada, porque soy muy coqueta y siempre he tenido una melena larga”, comenta apenas 24 horas antes de su cuarta sesión de quimio. “Me veo igual. Me acuesto, me ducho y hago mi vida diaria tal cual. Mi hijo pequeño dice incluso que me ve ahora más guapa. Y para mi familia es menos duro verme así.
Psicológicamente, hay gente que no está preparada para verse sin pelo y si no estás preparado mentalmente para eso, mucho menos para ser fuerte ante una enfermedad como el cáncer”. Teresa hace gala de un humor envidiable: “Además, ahora estoy ahorrando en peluquería porque no me tengo que retocar las mechas”.
Toda una lección. Teresa ha preferido mantener su anonimato porque “aparte de los míos, nadie se ha enterado de mi enfermedad”. Una actitud y una imagen positiva ante el cáncer de mama que, sólo el año pasado, fue detectado en más de 2.500 mujeres en Andalucía y 16.000 en toda España.
> Más información: www.angelmpeluquerias.com y 958 251 324; www.reta.es
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