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El ex director general de Trabajo, Francisco Javier Guerrero, es de nuevo un hombre libre. La juez Mercedes Alaya, que investiga el escándalo de los ERE fraudulentos, decidió ayer por sorpresa ponerle en libertad sin fianza, tras haber pasado dos meses y medio en la prisión de Sevilla-I, la misma en la que ya estuvo otros siete meses encarcelado el pasado año. "No le guardo rencor a la juez Alaya, entiendo que es su trabajo", fueron las primeras declaraciones que Guerrero realizó a este periódico nada más abandonar el centro penitenciario, a las ocho en punto de la tarde.
Su abogado, Fernando de Pablo, llegó unos minutos después de su salida, acompañado de la mujer de Guerrero y de su hija. El letrado explicó que la juez Alaya ha decidido dejar en libertad sin fianza a su cliente antes de que la Audiencia de Sevilla se pronunciara sobre el recurso de apelación que presentó y después de que tan sólo unas semanas antes la instructora confirmara su decisión de mantener a Guerrero en prisión, al rechazar el recurso de reforma presentado.
De Pablo señaló que el auto de Alaya "es raro", breve, de unos tres folios, y en el que la magistrada argumenta su decisión de dejar en libertad al ex alto cargo en que mantenerle en prisión no tiene sentido una vez levantado el secreto de sumario que pesaba sobre la causa. "Si es así debía de haberlo puesto en libertad el pasado viernes", comentó De Pablo, que añadió que ahora tendrá que dejarse sin efecto el recurso de apelación ante la Audiencia de Sevilla.
La instructora también argumenta en el auto de libertad en que ya no hay riesgo de que Javier Guerrero pueda entorpecer las investigaciones, una vez levantado el secreto, y en que pueda influir de alguna forma en las otras personas imputadas. Fernando de Pablo consideró "chocante" que con esos argumentos se mantuviera a Guerrero en prisión, cuando es precisamente en prisión donde ha compartido módulo con otros implicados, como el caso del conseguidor Juan Lanzas, con quien coincidía a diario en el patio y con el que, apuntó el letrado, a lo mejor ha pasado más tiempo que si no hubiera estado encarcelado.
En el recurso de apelación que la Audiencia de Sevilla ya no tendrá que resolver después de la decisión de Alaya, la defensa del ex director general de Trabajo reprochó a la magistrada que en esta instrucción había "mucho más humo que fuego" y criticaba que la juez, con los razonamientos que introducía en sus autos, se adentraba en una "especie de fábula, sin apoyo sólido, donde una supuesta trama organizada alrededor de Guerrero malversa y se enriquece".
Alaya envió a prisión a Guerrero el pasado 20 de marzo, en el marco de la operación Heracles, al estimar que el ex alto cargo recibió en sus cuentas 168 transferencias realizadas por la mediadora Vitalia, lo que le generó unos ingresos de 249.000 euros. Estas afirmaciones, según la defensa de Guerrero, constituyen "una falsedad", por cuanto no existe "ninguna transferencia realizada por el Holding Vitalia ni tampoco por el ex director de la consultora, Antonio José Albarracín, todo ello después de haber investigado los movimientos realizados en los últimos diez años en las dos cuentas que manejaba Javier Guerrero.
El que está considerado como uno de los principales imputados en la causa de los ERE abandonó ayer la cárcel de Sevilla-I haciendo gala de su buen talante. Visiblemente más delgado y con la piel más morena, debido a los paseos por el patio, según comenta, Guerrero confiesa que sale "con muchas ganas" de estar con sus familiares. "Sabía que tendría que salir algún día, no sabéis la satisfacción que tengo", asegura mientras espera la llegada de su abogado. Ante el retraso, le telefonea y bromea sobre su salida: "Parece que esta vez había mucha prisa por sacarme de aquí dentro".
En prisión, Guerrero dice que ha estado al margen del caso de los ERE, porque no tenía ni televisión. Estos más de dos meses ha estado "tranquilito", junto a sus compañeros del módulo 3, a los que incluso manda un saludo, porque "hay muy buena gente aquí". Además, ha dedicado todo el tiempo libre a la lectura. Dice que ha leído 41 libros en dos meses, sobre todo novelas de la Edad Media y libros de la Primera Guerra Mundial. El pasado viernes, en un solo día, leyó La Metamorfosis de Kafka, La sombra del Águila, de Pérez Reverte, y Europa de Santo Tomás de Aquino. Guerrero no sólo ha dedicado tiempo a los libros, también ha intervenido en talleres de teatro, en cinefórum, en tertulias literarias o sobre temas diversos como los caballos, los carruajes y los ovnis. Pero sólo ha podido disfrutar de la cerveza sin alcohol, nada de los gin tónicsa los que públicamente ha confesado en más de una ocasión ser aficionado.
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