Isofotón: Del orgullo de Málaga a la caída del imperio empresarial
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Isofotón era líder en Europa en 2006 en su sector y se liquidó en 2014 por la competencia mundial y una pésima gestión
Un juzgado de Sevilla investiga posibles ayudas públicas irregulares y la jueza pide la detención del ex presidente de la compañía Angel Luis Serrano
Málaga/El 28 de noviembre de 2006 Isofotón se convirtió en el motor económico del Parque Tecnológico de Andalucía y el entonces rey, Juan Carlos I, inauguraba su nueva planta en la tecnópolis ante una gran comitiva social y empresarial malagueña. El 7 de mayo de 2014, apenas ocho años después, la compañía presentó en el juzgado mercantil número 2 de Málaga su solicitud de liquidación. Pasó del cielo al infierno, de ser la envidia, sana o insana, de muchos empresarios a convertirse en una vergüenza.
Han pasado seis años, la empresa desapareció pero ahora vuelve a ser noticia y, como era de esperar, en tono negativo. Hay 38 investigados en una macrocausa abierta en un juzgado de Sevilla por las presuntas irregularidades en la concesión de ayudas a Isofotón por importe de más de 80 millones de euros y la jueza dio el viernes orden de detención del ex presidente de Isofotón Ángel Luis Serrano por no haber comparecido a declarar, aunque su defensa alega que está de viaje de negocios y que declarará a partir del 1 de noviembre.
En esos ocho años que transcurrieron hubo momentos álgidos -con aperturas de fábricas de paneles solares en Estados Unidos o incluso firmando un patrocinio en 2012 por tres años con Mercedes en la Fórmula 1 para que Michael Schumacher y Nico Rosberg llevaran el logo de Isofotón en sus cascos, hasta Expedientes de Regulación de Empleo y trabajadores desnudándose en la puerta de la fábrica en Málaga como señal de protesta. Pero su historia es mucho más antigua, ya que Isofotón nació en Málaga en 1981 como un proyecto de Spin Off en la Universidad de Málaga y, un año más tarde, en 1982 abrió su primera fábrica.
La empresa, dedicada a la fabricación de células para paneles solares, fue creciendo y en 1984 entraron socios de envergadura como Abengoa -que ahora también está en la cuerda floja-, Sevillana de Electricidad (la actual Endesa) y Sodean. Un año después se dio el primer salto internacional con un proyecto en Senegal y entraron en el capital Alcatel y Atersa.
Tras una serie de problemas la Junta pasó a hacerse cargo de la empresa en 1991 hasta que fue adquirida en 1997 por el Grupo Bergé. Llegaron unos años de estabilidad y crecimiento que desembocaron en una amplia presencia internacional y en grandes planes inversores. En noviembre de 2006, cuando Juan Carlos I encendió una célula fotovoltaica de muestra junto al entonces presidente de Isofotón Alvaro Ybarra y la entonces ministra de Fomento Magdalena Álvarez, Isofotón era la segunda mayor empresa de Europa y la undécima del mundo en su sector, con una producción de 58,2 megavatios. Facturaba 180 millones de euros, trabajaba en 60 países y tenía filiales en Estados Unidos, Ecuador, Italia, Marruecos, China y República Dominicana. Entre sus proyectos emblemáticos habían levantado, por ejemplo, la mayor planta fotovoltaica de Suiza.
Era una perita en dulce y tenía proyectos muy prometedores. Su consejero delegado en 2006, José Luis Manzano, desgranó un plan estratégico entre 2007 y 2011 que pretendía multiplicar por seis su producción hasta los 380 megavatios para mantener una cuota de mercado del 4,5% mundial y duplicar su plantilla hasta los 1.400 empleados en Málaga. Hablaban de invertir 250 millones de euros.
Pero todo se desplomó como un castillo de naipes. A la crisis económica iniciada en 2008 se le sumó la particular del silicio, la materia prima necesaria para hacer las células fotovoltaicas. Este compuesto tenía múltiples aplicaciones -chips de ordenadores, transistores, cristal...-, la demanda mundial se elevaba y el precio subía. Isofotón compraba el silicio en Estados Unidos, Japón y Alemania e incluso planteó la creación de una fábrica de silicio en Los Barrios (Cádiz) junto a Endesa y la Junta de Andalucía con una inversión estimada de 250 millones para no tener que depender de otros. Tampoco salió y en 2009 -cuando según el plan inicial se debía estar a la mitad del gran impulso mundial- Isofotón presentó un Expediente Temporal de Regulación de Empleo que afectó al 95% de la plantilla e incluso acusó a Manzano de falsear las cuentas.
Bergé quería salir y la Junta estuvo más de un año buscando a algún comprador interesado. La opción elegida fue finalmente un mix entre una empresa española llamada Affirma, que tendría el 80%, y una coreana denominada TopTec, que poseería el 20% restante. El 30 de junio de 2010 el entonces consejero de Economía Antonio Ávila se hacía la gran foto junto a Angel Luis Serrano, presidente de Affirma, y Lee Jae-Hwan, presidente de TopTec. Se pensaba que serían los salvadores de este buque insignia de la economía malagueña e incluso también anunciaron inversiones multimillonarias que, con el paso de los años, se demostró que era simple palabrería. Afirmaron que invertirían 50 millones en sanear la empresa y en nuevos proyectos o que su objetivo era devolver a Isofotón al top ten mundial. Firmaron un patrocinio en la Fórmula 1 o suscribieron un acuerdo con Samsung para invertir 50 millones de euros en una línea de producción para hacer las células solares más eficientes del mundo de la que nunca más se supo.
Mucho ruido, pero la única nuez fue que en 2012 presentaron un ERTE y en 2013 un nuevo ERE para 380 personas, más de la mitad de la plantilla. En 2013 los coreanos pusieron su 20% a la venta y todo se precipitó. En junio la firma entró en concurso de acreedores y a final del año despidió a lo que quedaba de plantilla, cesando su actividad.
A lo largo de esos años Isofotón recibió ayudas millonarias de la Junta de Andalucía para fomentar el empleo y la innovación que están siendo investigadas. El pufo fue mayúsculo: un pasivo de 200 millones de euros y una inmensa lista con 1.500 acreedores entre los que estaban la Junta, el Ayuntamiento de Málaga, entidades bancarias y hasta taxistas.
En 2006 Isofotón y Vitelcom -un fabricante de teléfonos móviles- competían por ser los líderes del PTA. Ambas empresas están hoy finiquitadas. Una pena porque podían haber sido puntas de lanza de la industria malagueña en dos sectores estratégicos, pero la mala gestión y la competencia internacional acabaron por engullirlas.
La historia de Isofotón en Málaga
1981
Nace en Málaga como Spin-Off de un proyecto universitario con el objetivo de desarrollar industrialmente una tecnología de fabricación de células fotovoltaicas bifaciales.
1982
Inagura su primera fábrica en Málaga con una capacidad de 330 kilowatios al año.
1984
Entran Abengoa, Sevillana y Sodean en el accionariado.
1985
Primer proyecto internacional en Senegal y entran como socios Alcatel y Atersa.
1991
La Junta de Andalucía se hace cargo de la empresa.
1997
El Grupo Bergé la compra.
2006
Juan Carlos I inaugura la gran sede de la empresa en el PTA.
2008
Grupo March vende el 25% que había adquirido un año antes.
2009
Presenta un ERTE al 95% de la plantilla.
2010
Affirma y TopTec compran la compañía.
2011
Isofotón y Samsung firman un acuerdo de 50 millonesde euros para potenciar la fábrica, aunque nunca se hizo.
2013
Despide a toda la plantilla en dos fases y entra en concurso.
2014
Solicita la liquidación en el Juzgado Mercantil de Málaga.
2015
El juzgado aprueba el plan de liquidación.
2020
Un juzgado investiga presuntas irregularidades en ayudas y piden la detención de Serrano.
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